Redacción El País
Ricardo Caruso Lombardi, exdirector técnico de Miramar Misiones, fue citado a declarar este jueves, a las 16:00 horas, en Fiscalía en principio por el delito de incitación al odio. Ello a raíz de la denuncia que hizo el árbitro Javier Feres contra el argentino, quien le dijo "negro de mierda" y "jetón" en el partido que el Cebrita cayó 2-1 frente a Liverpool en Belvedere. El abogado Jorge Barrera asumió la defensa del entrenador y le explicó a Ovación que "no existe delito porque la norma penal no se aplica a este caso".
"Tiene que haber una incitación al odio y desprecio público en razón de la raza y en este caso la razón fue que se sintió perjudicado por un fallo arbitral y no teniendo en cuenta el color de piel", sostuvo Barrera. Además, añadió: "el árbitro es mucho más blanco que yo con lo cual es claro que no existe intención de vulnerar esa norma penal".
Barrera evidenció que este caso se "debe archivar inmediatamente porque se puede desvalorizar el verdadero sentido que tiene la norma penal. En Uruguay hay casos de discriminaciones directas o encubiertas. Y eso es una bandera y un valor que la sociedad uruguaya debe preservar y valorar."
"No podemos utilizarlo frente a casos en los cuales no se aplica la norma, porque lo único que se hace es frivolizar su existencia", indicó el letrado. "Acá no hay un insulto en razón de la raza, sino es porque etá en desacuerdo con una decisión arbitral. El motivo no es la raza", concluyó Barrera.
La salida de Caruso Lombardi
Este miércoles Ricardo Caruso Lombardi presentó la renuncia a su cargo como entrenador de Miramar Misiones ya que entendía que iba a recibir una dura sanción por este hecho y no quería perjudicar a la institución cebrita. "Le dije a los dirigentes que no me siento bien en esta situación", comentó el argentino en dialogo con 100% Deportes en la Sport890.
"Mi posición es irme de Miramar. Yo no puedo estar cinco partidos sin dirigir a mi equipo. Me van a dar cinco partidos de suspensión porque me van a usar a mí de ejemplo", expresó el argentino, agregando: "Los árbitros y los cuartos están muy celosos con el tema mío después del partido con Nacional. Yo no estoy cómodo, no me siento bien. Me ponen 70 micrófonos, la cámara enfocándome todo el tiempo, esperando algo mío".
"Siento que tengo una presión extra. No quiero perjudicar al club. Yo no soy de protestar de la forma que lo hice el lunes. Reaccioné mal y son cosas que no me suelen pasar a mi", concluyó el entrenador argentino de 62 años.
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