AURINEGROS
El presidente aurinegro habló con los jugadores y avisó que "se viene una prueba de fuego para todos" y el equipo tiene "que empezar a ganar"; a Forlán le dijo todo lo que no le gusta del cuadro.
No anduvo con vueltas. Jorge Barrera fue directo. Y mandó un mensaje claro al plantel y el cuerpo técnico de Peñarol: llegó la hora de ganar.
Rentistas acababa de empatar el partido y a Peñarol se le iban dos puntos imposibles. El golpe se acusó. Es más, la transmisión de Tenfield lo dejó traslucir cuando mostró al presidente Barrera siguiendo las alternativas del encuentro de pie, gesticulando y moviendo la cabeza, y sufriendo los últimos minutos como un hincha más.
Era un cotejo especial, que tenía que haber cortado una racha negativa . Y, quizás por ello, la tranquilidad con la que el titular suele seguir los partidos, pudo sufrir un quiebre. Aunque la procesión suele siempre ir por dentro, el Barrera que mostró ayer la emisión televisiva llevó a Ovación a tratar de lograr la palabra del presidente aurinegro.
“No es momento para hablar”, se disculpó el titular aurinegro.
Pero su postura no impidió que se procurase reconstruir los pasos que dio el presidente una vez que el juez Gustavo Tejera hizo sonar el silbato por última vez en el Campeón del Siglo.
Para empezar, Barrera bajó rápidamente al vestuario. Allí reunió a los jugadores y con voz firme transmitió su “profunda tristeza” por el desempeño que tuvo el equipo en los dos últimos partidos.
Hizo saber que no da por perdido el torneo. Expresó que hay mucho camino por recorrer y que sobra tiempo para recuperar los puntos que se dejaron escapar por el camino. Pero también comunicó que llegó el tiempo de cambiar. Palabras más, palabras menos, dicen que Barrera dijo: “el equipo tiene que empezar a ganar. Y lo que viene va a ser una prueba de fuego para todos”.
Algunos integrantes del plantel reconocieron a Ovación que Barrera no buscó palabras especiales para transmitir lo que quería. “Nos dijo que se hizo un esfuerzo muy grande y que desde la dirigencia se trabajó para estar en una posición muy diferente a la que tenemos en la tabla. Sí, nos dijo que hay que empezar a ganar. Nos habló que hay por delante ocho partidos. Ocho finales. Y que hay que encararlas como eso, como finales”, comentó un protagonista del plantel carbonero.
Otro integrante del equipo que orienta Diego Forlán reconoció que el titular aurinegro les transmitió “confianza en que nosotros podemos revertir esta situación. Que el objetivo de ser campeón es posible, pero que solamente depende de nosotros”.
Después de la charla con los futbolistas, el presidente aurinegro tomó la determinación de hablar con el técnico.
Según contaron a Ovación fuentes de Peñarol, el principal dirigente también entregó su opinión sobre lo que había visto. En principio, hizo notar que es notorio que el equipo se ve superado anímicamente cada vez que le convierten.
Además, recurrió a la estadística fría y subrayó que en siete fechas apenas se hicieron nueve puntos y que el equipo exhibe una debilidad defensiva poco común en los minutos finales de los partidos.
Barrera no ocultó en ningún momento la preocupación que tiene porque tampoco el equipo pudo mostrar una producción futbolística importante que posibilite consolidar los partidos.
Para el presidente de Peñarol no fue necesario esperar el resultado de los otros compromisos de la séptima fecha, porque por encima de lo que no hagan otros, lo que le genera incertidumbre es lo que no es capaz de hacer su equipo.
De allí que haya tomado la determinación de bajar al vestuario para actuar como directivo y para mandar un fuerte mensaje. Casi con parentesco directo al cántico que los hinchas suelen entonar: “¡hay que ganar si la vuelta quieren dar!”.