Redacción El País
A sus 30 años, José María Giménez tiene una carrera bastante particular. Aún recuerda y critica a aquel joven que debutó con la selección uruguaya en Eliminatorias Sudamericanas y le tocó a marcar, con gran rendimiento, a Radamel Falcao. Confesó que no era consciente de lo que estaba viviendo, pero hoy tiene los pies sobre la tierra, un cambio mental cortó una seguidilla de lesiones y tiene bien claro cómo quiere terminar su carrera: saldando la deuda que dice tener con Danubio.
Hace doce años que está en Atlético de Madrid y es uno de los capitanes de la Celeste. Su trayectoria es bastante particular porque solo jugó en el Colchonero luego de surgir en La Franja y, aunque de chico fue hincha de "todos" los equipos, se siente en deuda con el club del que es hincha y lo llevó al profesionalismo.
Josema parece tener su carrera planeada y, antes de volver a Danubio, tiene en claro cuándo será el momento de dar un paso al costado de la selección. "Realmente me planeo dar el máximo de mí mientras pueda y hasta que el físico me dé. No quiere decir que sea el año que viene, puede ser un poco más. Uno empieza a procesar el tema de los años y si bien me siento en plenitud, estoy tranquilo, pienso ayudar hasta que pueda. Se que en algún momento me voy a retirar de la selección y cada vez está más cerca", reconoció Giménez en diálogo con Convocados de El Espectador Deportes.
"Tengo el objetivo de seguir jugando y compitiendo a gran nivel para seguir ayudando a la selección, pero si el cuerpo no me deja no voy a ser egoísta conmigo y mucho menos con la selección. Si bien es un reto bonito, si se da, se da y si no estaré contento con lo que aporté y disfruté en la selección", dijo el defensor de la Celeste que sorprendió con una declaración pensando en el último tramo de su carrera.
"Mi sueño es retirarme en Uruguay. Uno cuando planea la carrera es perfecta, no sé cómo se dará, pero me encantaría retirarme en Uruguay, en Danubio. Quiero disfrutar mi último tiempo ahí, no quiero ir destrozado o mal y ser una carga para el equipo, quiero irme en condiciones de poder competir".
La carrera de Josema ha tenido algunas particularidades. Desde que llegó al Atlético de Madrid ha tenido al mismo entrenador, Diego Simeone, y en todo su periplo en la selección uruguaya solo han pasado Óscar Tabárez y Marcelo Buielsa. "He tenido la suerte de estar 12 años ya en un mismo club, le doy mucho valor a eso, soy muy agradecido y el hecho de tener un entrenador tanto tiempo hace que conozca su idea y lo que quiere para el equipo. Cuando cambias de entrenador, cambia todo. No he tenido eso en el club y es mucho más fácil", dijo Josema valora mucho al Atleti, es uno de los referentes, pero salió muy temprano de Danubio y se siente en deuda.
"Yo siento que quedé en deuda con el club porque estuve muy poco. No pude hacer un gol, me hubiese gustado gritar un gol aunque a lo mejor voy y no lo hago tampoco. Jugué muy pocos partidos, menos de 20, disfruté poco porque era joven. La gente sabe que me identifico con Danubio y soy hincha del club, me dio todo de chiquito y lo siento así. La realidad es esa, me encantaría disfrutar de mi último tironcito de carrera ahí", confesó Giménez que ha ido a ver a los equipos grandes en algunas ocasiones porque simplemente le gusta el fútbol.
Mucho más maduro que cuando le tocó irse a Europa con 18 años, el capitán de la selección uruguaya es crítico con respecto a sus épocas de juvenil y desmitifica aquella charla que tuvo con Falcao cuando debutó en la selección. "Era un niño, sobre todo de cabeza. No era consciente de lo que estaba viviendo, no lo disfrutaba de la manera que hoy por hoy disfruto de lo que hago, pero eso hizo que hoy pueda estar compitiendo con la cabeza libre. Obviamente pasa el tiempo, todo cambia y vamos cayendo en la realidad. Era un pibe que disfrutaba lo que hacía, pero sin ser consciente de lo que estaba viviendo", dijo Giménez que no recuerda aquella conversación con Falcao de la misma manera que muchos uruguayos.
"Fue un diálogo que cuando lo cuento es desde lo sorprendido que estaba de que un jugador como él reconociera a un pibe que había llegado recién a España. Era un orgullo tremendo para mí y lo conté con ese fin. Estábamos en la cancha, me reconoce y me pregunta si ya estaba viviendo en Madrid y demás. Un diálogo cortito, no fue tan extenso como se dijo", confesó el futbolista entre risas y dedicó una buena parte de la entrevista a hacer hincapié en el aspecto mental y psicológico que lo sacó hasta de una seguidilla de lesiones que lo tuvieron al maltraer.
"Como todo trabajo, cuando uno no lo puede hacer de la mejor manera posible se viene abajo, se siente mal. Lo que he tratado de conseguir es estar tranquilo y saber que toda la parte que depende de mí, lo estoy haciendo de la mejor manera posible. Después hay cosas secundarias que no podes controlar, pero todo lo que dependía de vos lo hiciste. Ahí vas encontrando la tranquilidad mental que hace que no pienses todo el tiempo en que te vas a lesionar. Esos fantasmas estaban, la parte psicológica es fundamental. Ni somos unos fenómenos cuando nos está yendo bien ni un desastre cuando no nos está saliendo bien las cosas. Hoy por hoy estamos en un fútbol que el 99% de los deportistas son atletas y la diferencia la hace la cabeza. Todos están preparados físicamente y la cabeza va a marcar tu camino".