Hace seis años que Juan Álvez (40) vive en Salinas, Canelones, en la casa que construyó él debido a que su familia se había agrandado y necesitaba “más espacio”. La razón por la que decidió irse a un lugar “tan lejano” fue por un tema económico. “Compramos un terreno acá porque era lo que podíamos pagar”, le confesó el futbolista a Ovación. Con esa entereza afrontó esa situación y logró darle un hogar a sus dos hijas y a su esposa. Pues con esa misma fuerza de voluntad lleva la bandera de los jugadores para que “sean mejor remunerados” y así pueda “volver a rodar la pelotita”.
Álvez es el capitán de Fénix. Siempre estuvo en las reuniones de la Mutual Uruguaya de Futbolistas Profesionales por las protestas que realizaba la gremial a los distintos clubes profesionales. “Era algo que estábamos peleando desde hace mucho tiempo en el convenio colectivo con los clubes y nunca nos dieron corte”, argumentó el experimentado defensor.
Todo esto llevó a una resolución que nadie pretendía: el paro de los jugadores, que se decretó el pasado jueves 7 de setiembre.
Sin embargo, Álvez evidenció que la extensión de la huelga se ha dado en gran parte porque muchos directivos lo tomaron para realizar sus “temas políticos”.
“El jugador es el que tendría que estar bien y no es así. Por ejemplo: cuando se hace una venta, el jugador es el que menos recibe, o cuando arregla el contrato es al que menos se le paga y, en cambio, los clubes reciben mucho más”, enfatizó.
Además, agregó: “Cuando hablan de que se venden los derechos de televisión de los partidos del fútbol uruguayo, ¿cuánta plata se reparte a las instituciones? Por su parte, ves que al jugador le dan el mínimo. Es por ello que tiene que salir a trabajar y si vas a apostar a esto tiene que ser de otra manera. No puede ser que en un mes no te paguen y tengas que salir a buscar dinero prestado”.
Al parecer habría una “luz al final del puente” y el fútbol uruguayo volvería este jueves 5 de octubre.
Los logros en su carrera
En 2005, la carrera de Álvez estuvo cerca de sufrir un duro golpe: quedar libre en Wanderers con tan solo seis partidos en Primera División en los últimos dos años y sin un representante. “Iba a ser muy complicado conseguir un equipo con ese panorama”, rememoró.
Sin embargo, se dio un hecho que lo ayudó a relanzar su carera como futbolista profesional: el arribo del director técnico Daniel Carreño al conjunto del Prado.
Un día Carreño lo llamó a Álvez y le dijo que pretendía que se quedara en el club. “Fue un punto de quiebre en mi carrera y con el tiempo pasé a ser el capitán del equipo”, contó con alegría.
En 2008, el zaguero dejó el club que lo vio nacer como futbolista profesional para pasar a Liverpool. Disputó la primera temporada en el Negro de la Cuchilla cedido a préstamo y luego compraron el 50% de su pase.
Álvez se definió como una persona que se sabe administrar “cada pesito” que le ingresó por el fútbol y siempre trató de invertirlo de la mejor manera junto a Shirley, su esposa, a quien conoció en noviembre de 1999.
Con la transferencia a Liverpool, Álvez cumplió una de sus primeras metas: comprarse un lugar donde vivir. Fue un apartamento en el barrio de La Unión.
También consiguió un logro deportivo con la camiseta del negriazul: clasificarlo por primera vez a la Copa Libertadores. Ello se gestó tras ocupar la tercera posición de la Tabla Anual en la temporada 2009-2010.
A su vez se afianzó en el primer equipo de Liverpool. Disputó más de 100 encuentros con esa casaca. Pero en 2012 le llegó la gran oportunidad de su carrera: poder pasar a Peñarol.
En ese momento el entrenador mirasol era Gregorio Pérez, quien lo llamó para decirle que “quería contar” con él. No fueron negociaciones sencillas ya que Álvez transitaba su último año de contrato con Liverpool, aunque al final todo se arregló y cumplió un sueño.
“Fue una alegría enorme porque cumplí un sueño ya que pude compartir plantel con varios jugadores como el Lolo Estoyanoff, el Tony Pacheco, entre otros, y decía: ‘pah, estoy con los jugadores que miraba en la televisión’. Además, son muy buenas personas porque me ayudaron a pasarla muy bien en el plantel”, relató con emoción.
Al concretarse su pase al carbonero, Álvez pudo comprar un terreno en Salinas a la altura del kilómetro 37, donde actualmente vive él con su esposa y sus dos hijas, Melina (13) y Luciana (7).
Tan solo estuvo un año en el mirasol. “Fue cuando echaron a Gregorio por teléfono”, recordó Juan. No obstante, puntualizó que tras esa situación “hubo un manoseo y fue más que nada por eso” que no se asentó en el primer equipo de Peñarol.
A pesar de ello, no fue todo malo su pasaje por el club: se coronó campeón del Torneo Apertura 2012-2013, que se llevó a cabo en el segundo semestre del 2012.
“Siempre había soñado con ser campeón y me tocó conseguirlo con Peñarol y ver a toda ese gente festejando ese título fue un momento muy loco”, explicó.
Su casa
Tras la obtención del Torneo Apertura, comenzó el receso de verano en el fútbol uruguayo y la etapa de Juan Álvez en Peñarol llegó a su fin. Aunque comenzó otra: la de Fénix.
El zaguero pasó al conjunto de Capurro donde juega actualmente. Ya lleva disputado más de 300 partidos con esa camiseta y actualmente es el capitán.
“Ser capitán para mí es algo muy importante”, enfatizó. “Han pasado grandes capitanes como Nacho Pallas, Martín Ligüera, Manuel Ugarte, entre otros. Jugadores que están muy identificados con el club y que me toque a mí usar el brazalete es una responsabilidad muy linda”, agregó.
Álvez evidenció que Fénix es “su casa” en términos futbolísticos y lo explicó por la gran relación con su familia.
“Me trataron muy bien en todos los equipos, pero ahora tengo mi familia formada y veo a mi señora y a mis hijas que quieren ir a la cancha con la camiseta de Fénix a verme jugar. Es un equipo que me abrió las puertas a mí y a mi familia, y eso no se paga con nada”, narró.
Álvez tiene el curso de entrenador aprobado, aunque aún no piensa en el retiro. Tiene como objetivo jugar “uno o capaz dos añitos más”. Una vez que “cuelgue los botines” quiere seguir ligado a este deporte. Mientras disfruta de poder jugarlo y de tener a su familia en las tribunas alentándolo.
“Vivo del fútbol gracias a la carrera que tuve. Si bien no m e tocó jugar en el exterior, fui muy ordenado. Esto muy contento que pude comprarle una casita a mis padres en La Unión y la mía en Salinas. Logré muchos objetivos en los equipos donde estuve”, aseveró.
Juan Álvez aprobó el curso como director técnico en 2012, la que espera sea su nueva carrera cuando termine su etapa como futbolista. “Me veo dirigiendo. Vamos a ver qué clase de técnico voy a ser. Me imagino una cosa, pero el fútbol te puede llevar a otra”, contó.
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