Julio Ribas: los desafíos con Gibraltar, las anécdotas, Peñarol y el mensaje que le mandó a Darío Rodríguez

“En el fútbol no existen las cosas cómodas, siempre estás dando exámenes, nunca te recibís”, afirma el DT que dirige a la selección europea desde 2018 y que tiene bien presente su pasaje por los aurinegros.

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Julio Ribas tiene 66 años y fue el conductor de 10 equipos y dos selecciones.
Julio Ribas tiene 66 años y fue el conductor de 10 equipos y dos selecciones.
Foto: Gibraltar.

"Este fue un desafío muy grande, muy peligroso y con nada de comodidad”, dice Julio Ribas con voz pausada desde Gibraltar, donde es el técnico de la selección desde 2018.

“Cuando asumo este desafío llevaban cuatro años sin ganar y sin siquiera empatar un partido. Era algo muy difícil de enfrentar. Pero me encantó porque en mi carrera siempre estuve vinculado a los desafíos. Fue un desafío haber conducido a aquel Sud América en el que estuvimos un año y medio sin cobrar. Fue un desafío dirigir Bella Vista con un montón de jugadores jóvenes. Fue un desafío dirigir Peñarol, porque yo llegué cuando el equipo había perdido todo en el 98, y estaba muy mal. Fue un desafío dirigir a Liverpool, que estaba en la B. Siempre me atrajo esa adrenalina de cosas que para los demás parecen imposibles. Vos querés desafiarte a vos mismo y decir ‘no, es posible’. En el fútbol no existen las cosas cómodas, en el fútbol estás dando siempre exámenes, es en la única carrera que no te recibís”, analiza con firmeza en el transcurso de una charla con Ovación que duró casi una hora.

En el fútbol no existen las cosas cómodas, en el fútbol estás dando siempre exámenes, es en la única carrera que no te recibís

“Ganar” es una de las palabras que más ha utilizado Ribas en cada una de las apariciones públicas que ha tenido a lo largo de su carrera. Pero, para una persona que lo motiva triunfar, ¿cómo hace para llegar a un lugar donde lo más lógico es perder? “Toda la vida estuve convencido que ganar no es lo más importante, es lo único. En el sistema competitivo es lo único, no en la valoración de los trabajos, porque no todos ganan. Cuando empecé en Gibraltar estudié todas las estadísticas, que decían que del 100% de los puntos se había ganado 0. De acuerdo a mi experiencia, donde fui campeón con el club Lincoln, vi que se podía crear un proceso cambiando la situación, pero, también, respetando esa estadística, en el mejor de los casos podría lograr un 10% de victorias. Quiere decir que me iba a tener que acostumbrar a perder mucho. A perder, perder y perder, para poder ganar. Lo hice convencido”.

Cuando Ribas llegó al pequeño país de Europa de casi 33.000 habitantes, solo había un jugador que se dedicaba exclusivamente al fútbol. Todo el resto trabajaba. “Después había que jugar contra Polonia, Alemania, Croacia o Francia. Yo sabía eso. Con un proceso había que mejorar esa situación e ir edificando la base con jugadores jóvenes y hacer la transición generacional, pero con resultados. Es imposible que vos puedas iniciar cualquier proceso si no hay resultados”, explica, aunque con una salvedad: “Los resultados para nosotros no son los mismos que para otras selecciones. Teníamos una urgencia declarada: había que ganar un partido. Y lo hicimos. Después, empezamos a soñar y se ganó otro partido. y pensábamos, ¿no ganaremos algún día un torneo de UEFA? Para una selección que hace solo 10 años es profesional. Y logramos ganar un torneo de la Liga de las Naciones. Sabemos que para poder ganar alguna vez, vamos a perder mucho”.

Julio Ribas dirigiendo a la selección de Gibraltar
Julio Ribas dirigiendo a la selección de Gibraltar.
Foto: Gibraltar.

En la actualidad Gibraltar tiene 23 jóvenes que solo se dedican al fútbol y hay un grupo de ocho jugadores históricos que siguen en la selección. Hubo jugadores que empezaron a ser profesionales cuando ya tenían 28 años.

“Yo veo todos los partidos de la liga local, pero mi rol implica todo un trabajo logístico que cuando sos entrenador de selección se multiplica y también es apasionante”, comenta.

Cuando cualquier persona se refiere a Julio Ribas, más allá de los logros que consiguió, seguramente lo primero que aflore sean sus anécdotas. Algunas de ellas contadas por protagonistas directos, otras que forman parte del imaginario colectivo y que ya son hasta mitos.

Desde la vez que armó un ring de arena en una concentración de Juventud de Las Piedras para que aquellos que tuvieran diferencias las saldaran con determinadas reglas, hasta cuando sus jugadores se tiraron al arroyo Miguelete como parte de un trabajo de preparación. “No me molesta, lo acepto como parte del folclore del fútbol. Las anécdotas vienen a raíz de todo lo otro que no se ve. Cuando te transformás en un técnico que gracias a sus jugadores logra muchos campeonatos, es lógico que se resalten ciertas aristas que a veces sobrepasan el estudio de lo que significa cómo fue que hiciste esa carrera ganando con tantos equipos. Forman parte de mi vida. Gracias a Dios son todas anécdotas recordables, que generan la satisfacción de momentos vividos”, resalta.

“¿Qué querés que te diga? Sí, cruzaron a nado el Miguelete. ¿Qué querés que te diga? Sí, hacían el coordinativo arriba de brazas ardientes”, empieza a contar sin pregunta de por medio y con ese acento tradicional de Julio, que te hace acordar al “segunda pelota” característico que gritaba durante los partidos.

¿Qué querés que te diga? Sí, cruzaron a nado el Miguelete. ¿Qué querés que te diga? Sí, hacían el coordinativo arriba de brazas ardientes.

“Los grupos te piden cosas. Hay que saberlas manejar. Siempre que no sean cosas malas o cosas que vayan contra la profesionalidad, siempre es bueno y sirven. ¿Vos te crees que si un entrenador hace locuras o cosas extravagantes te puede seguir, querer o admirar un grupo de jugadores y que puede darte las alegrías que te da? Vos lo das por sentado, yo te dije, son anécdotas que se dicen de mí, pero quedate tranquilo que cualquier cosa que pueda ser o que no pueda ser, hay un veredicto más grande que el que puede dar la gente o los periodistas: es el jugador. Ningún jugador te sigue a donde vos vayas, como líder, si no está convencido”, concluye.

Julio Ribas tiene contrato con la selección de Gibraltar hasta el 2025. ¿Se aproxima el final de la carrera?

-¿El final? je. El final no lo marca nadie. Cuando uno tiene pasión por lo que hace no hay final, hay solo principio. Los contratos se hacen, pero uno nunca sabe en fútbol si vas a terminarlo o no.

Darío Rodríguez, hoy técnico de Peñarol, junto a Julio Ribas en un partido entre los aurinegros y Bella Vista.
Darío Rodríguez, hoy técnico de Peñarol, junto a Julio Ribas en un partido entre los aurinegros y Bella Vista.
Foto: archivo El País.

“Darío es una realidad; ahora debe asumir el liderazgo total”

“Siempre se le manda un mensaje a un guerrero que ha luchado, y que hemos tenido la fortuna de ganar tantas cosas. Es para que sepa que hay gente que lo quiere. Paso con el Tornado, con Darío, con el Cacique y seguirá pasando, porque para mí el triunfo de cada uno de ellos es una satisfacción”, dice Ribas sobre el mensaje que le envió al DT de Peñarol, y profundiza sobre el contenido: “’Gorila carbonero’. Ahora preguntale a él qué me contestó a mí...”. El profesional dice que “Darío es una realidad. En el caso de Peñarol ha logrado títulos y ha hecho una carrera excelente y como DT salió campeón ya con Da Silva y con Larriera. La diferencia está en que debe asumir el liderazgo total y la visibilidad hacia los demás”. Por no conocer la realidad, no quiso profundizar en el momento del aurinegro, aunque afirma: “Yo pasé por todo esto en Peñarol, por un Apertura en el 99 con todo un estadio gritando que me vaya. Como viví eso, no soy quién para opinar de este momento de Peñarol. Tengo mucho respeto por todo el que esté en el club”.

Siempre se le manda un mensaje a un guerrero que ha luchado, y que hemos tenido la fortuna de ganar tantas cosas. Es para que sepa que hay gente que lo quiere.

Por último, Ribas habló de Marcelo Bielsa: “Estoy convencido que hay técnicos uruguayos excelentes. De la misma manera que Bielsa es excelente. No llega a cualquier selección, llega a una histórica. Si estoy de acuerdo o no, te lo respondo con un ejemplo: en el 99 llegó Passarella y en ese momento, por diferentes razones, él tuvo problemas con el otro equipo grande con la cesión de jugadores. Peñarol los cedió a todos. Ahí te darás cuenta del apoyo real y verdadero, no de palabra. Y era un DT argentino, de prestigio. Sería ilógico que yo, que soy el DT de otra selección, estuviera hablando que otro entrenador de otra nacionalidad no viniera a dirigir a Uruguay”.

Julio Ribas en su pasaje por Peñarol. Foto: Archivo.

No cree en los estilos, sí en buscar la gloria

En los últimos años son muchos los exjugadores que fueron dirigidos por Ribas que decidieron ser DT. Entre ellos se puede nombrar a Diego Alonso, Alexander Medina, Juan Verzeri, Walter Pandiani, Antonio Pacheco, Julio Fuentes, Martín García, Maxi Viera y más recientemente a Darío Rodríguez en Peñarol.

Sobre si su estilo de conducción influyó en estas personas, y si encuentra coincidencia en su forma de trabajo, Ribas dice no creer justamente en los “estilos”: “Respeto si alguien cree en eso, pero no me manejé nunca en base a ello”.

“A Darío Rodríguez lo hice debutar en Sud América con 18 años, lo subí de la Quinta al Primero. Salimos campeones invictos de la B y del Integración de la A. Fuimos quintos en la Conmebol. En el 97 lo traigo para Bella Vista y somos campeones invictos de la B, fuimos vicecampeones del Apertura y ganamos la Liguilla ganándole una final a Peñarol. En el 99 llego a Peñarol, lo llevo a Darío y fuimos campeones. Son muchos años juntos con él, como con Alonso, con Russomando, con Orta. No es una cuestión de estilos. Si quisiera buscar algo, es lo que yo buscaba como jugador, la inspiración para poder descubrir una pasión, que es el fútbol y a través de esa pasión todos los días elegir ganar. ¿Cómo se elige ganar todos los días? Siendo el mejor en los entrenamientos, en el invisible y en el visible, ser un gran profesional, tener esa pasión y buscar la gloria. Primero la gloria, después, con la gloria, viene el dinero. No al revés. Y para eso hay que tener principios y valores, soñar con ser campeón. Recién después viene la forma de jugar”, sentencia.

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