Los jugadores dejaron el campo del Campeón del Siglo silbados. Antes, los hinchas se ofuscaron con Diego Aguirre cuando se percataron de que salía Ignacio Sosa, que fue de lo mejorcito de Peñarol (no se entendió la variante). También salió abucheado Javier Cabrera y los fanáticos se molestaron con Jaime Báez cuando falló un pase en la mitad de la cancha. No le sale nada a Peñarol. Esa es la realidad. Este jueves por la noche Liverpool lo goleó en su casa 3-0 y pudo ser peor la diferencia de no ser por la mala puntería de los atacantes visitantes en el tramo final del partido.
Peñarol alcanzó las tres derrotas al hilo sin anotar goles en ninguna de ellas, y los seis encuentros sin ganar desde aquel lejano 3-1 contra Progreso en el estadio. Apenas seis puntos en siete partidos, lo que lo llevan a estar en la posición 12, con la posibilidad de quedar en el fondo de la tabla si se dan una serie de resultados.

Diego Aguirre hizo tres cambios esperables (entraron Camilo Mayada, Lucas Hernández y Diego García), y empezó bien el partido, empujando, con ganas y generando riesgo sobre el arco de Emiliano Márquez. Con el lateral derecho involucrado en el juego de ofensiva, y con varias apariciones del Cangrejo, que solo le faltó culminar mejor las jugadas, un karma que lo ha perseguido a lo largo de su carrera. Pero fue Liverpool el que se puso en ventaja en la primera jugada de riesgo, cuando Abel Hernández aprovechó un rebote de Martín Campaña para sentenciar el 1-0 que no se vio reflejado en su rostro, pues pidió disculpas.
De ahí en más el partido cambió. Peñarol volvió a sentir el impacto y el negriazul creció, los volantes parecía que se duplicaban ya que aparecían por toda la cancha, Vallejo y Forclaz agarraron la pelota y no la soltaron y Abel Hernández fue una fiera adentro del área, ganándole todos los duelos a los zagueros -principalmente a Coelho- y aprovechando cada pelota que llegó al área, como cuando marcó el 2-0 en el minuto 58 luego de un centro de Agustín Cayetano. La cortina se bajó cuando Quintana metió un golazo cinco minutos después.

Es cierto que Márquez sacó algunas pelotas importantes, pero Peñarol se desmoronó con cada revés que fue recibiendo. Aguirre no le encuentra la vuelta al equipo y hay varios jugadores que tienen un nivel muy bajo. El Carbonero está en crisis.
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