El de anoche es el típico partido en el que se pueden sacar conclusiones dependiendo del lente con el que se lo mire. Quienes opten por ser positivos dirán que Nacional jugó un buen primer tiempo, con una media hora inicial con aspectos del juego muy interesantes, y quienes elijan ser más negativos, dirán, utilizando la jerga “de tribuna”, que “no se puede terminar sufriendo contra este equipo”. Y ambos hinchas tendrán parte de razón, aunque hay que profundizar sobre por qué pasó lo que ocurrió ayer en el Gran Parque Central, donde el tricolor cumplió con la premisa básica de cualquier partido de Copa Libertadores: ganar de local.
A los 86 minutos, Christian Ebere -que no conectó con lo que el partido le exigía- hizo un mal pase de izquierda al medio y, para peor, su retroceso fue lento, como esperando que un compañero lo salvara. El capitán Diego Polenta le gritó a la distancia y se enojó con el nigeriano, que acató el rezongo. Antes, Luis Mejía tapó un mano a mano cuando claramente Thiago Helguera se sintió, porque, en lugar de acelerar, fue disminuyendo su velocidad en carrera. Tiene todos los condimentos para ser un desgarro.
Esas dos imágenes describen al hincha, que se fue molesto del Gran Parque Central, enojado porque se veía que podía ser un partido pasible de goleada y se terminó pidiendo la hora y suspirando cuando el árbitro brasileño, de flojo desempeño, dio solo cuatro de adición.
Nacional empezó el segundo tiempo -ya con el 2 a 1 con el que había terminado el primer período- con la posesión de la pelota y sin pasar ningún tipo de sobresalto, más allá de lo exiguo del marcador. Si bien tuvo una buena apertura con los laterales, el Bolso no finalizó bien las jugadas y con el paso de los minutos se vio claramente cómo Jeremía Recoba, Antonio Galeano y Gonzalo Carneiro estaban cansados; falla del Chino Recoba, quien no se percató de esas situaciones, demoró en las variantes y dejó venir al Deportivo Táchira, que con orgullo fue en la búsqueda del empate. El DT tampoco puso más gente en el área, que por momentos solo contaba con Carneiro.
Anteriormente, Nacional había cumplido con un buen primer tiempo, donde Alexis Castro y Recoba hicieron los goles y donde ni el juez Abatti ni el VAR cobraron un penal por una mano clara de un jugador venezolano.
El equipo local encontró un buen circuito por derecha, ya habitual, pero también con mayor protagonismo de Gabriel Báez, que creció respecto a partidos anteriores. A su vez, Castro y Mauricio Pereyra centralizaban el juego y aportaban profundidad. Más allá de los goles, Carneiro desperdició un cabezazo solo que se fue afuera y Galeano también tuvo su chance para marcar.
El gol del uruguayo Haibrany Ruíz Díaz -importante desatención en la toma de la marca- trastocó los planes de Nacional, porque de cierta forma frenó la tranquilidad con la que se estaba desarrollando la tarde - noche en La Blanqueada.
El hincha positivo verá que Nacional ganó, que sumó 330.000 dólares y el negativo se quedará con que la diferencia debió ser mayor y que este partido le puede pasar factura para clasificar. El tiempo dirá cuál de los dos tenía la razón.
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