Con información de O'Globo/GDA
Con capacidad para 65.000 espectadores, el Estadio Centenario tendrá una gran cantidad de localidades vacías para el partido de este miércoles por la noche entre Peñarol y Botafogo, que se enfrentan en la semifinal de vuelta de la Copa Libertadores.

Pese a que el espectáculo cambió la locación original por motivos de seguridad para un escenario con aforo para 25.000 personas más, el club aurinegro no tendrá la posibilidad de convocar a más público del preestablecido.

Sucede que, luego de trasladar la sede del Campeón Del Siglo, la Conmebol directamente no lo autorizó que venda más entradas para el encuentro. El cambio se produjo porque el club, la Asociación Uruguaya de Fútbol y el Ministerio del Interior no garantizaron las condiciones de seguridad necesarias para recibir a los hinchas visitantes del Botafogo.

En total, se pusieron a la venta cerca de 36.000 localidades para el público de Peñarol y se agotaron en tres días. De las 4.000 entradas puestas a disposición de los brasileños, se vendieron 1.600. Por tanto, son aproximadamente esas 36.400 personas las que podrán ingresar este miércoles al Centenario, que, se estima, tendrá un 55% de ocupación.

La idea del club aurinegro era sumar 10.000 personas más, creando un ambiente de presión aún mayor para el partido, pero las gestiones no tuvieron éxito.

Foto: Estefanía Leal.

Luego del embrollo de unos días que involucró a Peñarol, Botafogo, Conmebol, la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y organismos gubernamentales de Brasil y Uruguay, el partido de vuelta de la semifinal de la Libertadores se disputará con público de las dos hinchadas, pero en el Estadio Centenario.

La principal entidad sudamericana del fútbol le sacó el partido al Campeón Del Siglo y lo trasladó hacia la zona del Parque Batlle. El gobierno confirmó, en conferencia de prensa, que está de acuerdo con la modificación.

El director de la Policía Nacional, José Manuel Azambuya, garantizó que brindará las garantías de seguridad necesarias. Esa fue la principal preocupación que motivó originalmente al ministro del Interior, Nicolás Martinelli, al solicitar a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) que el partido se realizara solo con hinchas locales en el Campeón Del Siglo. Dijo que temía represalias por parte de los fanáticos de Peñarol tras averiguaciones de Inteligencia a raíz de los incidentes que involucraron a hinchas y policías militares en Río de Janeiro.