Por primera vez, desde que comenzó el ciclo de Marcelo Bielsa, Uruguay terminó un partido oficial sin recibir goles. ¿Y quiénes fueron en gran parte responsables? Los dos zagueros.
Ronald Araujo por un lado, muchas veces cumpliendo también la función de lateral para relevar a Nahitan Nández; y Sebastián Cáceres por el otro, mostrando personalidad y templanza para ser agresivo y al mismo tiempo calmo (según lo requiriera el partido), le dieron buenas señales al entrenador que confió en ellos por encima de otras opciones.
De acuerdo a lo visto en el equipo que paró el argentino para el primer partido en el Centenario (contra Chile), las previsiones podían llevar a pensar que Matías Viña recuperaría el lugar perdido en la tercera presentación frente a Colombia, cuando se quedó afuera por una razón reglamentaria: acumulación de tarjetas amarillas.
Sin embargo, su floja actuación contra Ecuador le terminó costando caro, sumado a la vuelta de Araujo y a la buena respuesta de Cáceres en cancha. Ese paquete de factores confluyó para que estos dos ganaran en confianza.
La interrogante se abrirá próximamente con el regreso de José María Giménez, que ya cumplió con la sanción impuesta en el Mundial de Qatar y estará disponible para jugar contra Argentina, en caso de que se lo requiera.
Si bien Araujo (1.88) y Cáceres (1.80) cumplieron, la trayectoria y la jerarquía del zaguero de Atlético Madrid también lo lleva a meterse en la discusión. De ser elegido, Uruguay ganaría en altura, ya que mide 1.85 metros.
La otra opción sería con Araujo en el lateral derecho y Cáceres-Giménez en la zaga. El dilema allí recaería sobre la titularidad de Nández.
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