El clásico del fútbol uruguayo dejó material para hablar durante una semana. Hubo goles. Hinchas trepados al alambrado. Entraron bengalas. Tiraron bombas de humo. Jugadores -que al principio pidieron calma- que se dejaron llevar por la algarabía de las tribunas y terminaron colgados al tejido festejando. Y un presidente que intervino cual “padre de familia” -como le gusta decir a él- pegándole un tirón de orejas a futbolistas para que no replicaran lo mismo que un rato antes habían intentado frenar.
Pero de lo que pocos se percataron fue del trasfondo que tuvo todo el desenlace. En ese terreno entran las declaraciones del propio Alejandro Balbi: “Después tenemos que escuchar a algunos que alientan irresponsablemente a que se hagan este tipo de cosas, como si así se ganaran los partidos. Los partidos se ganan jugando al fútbol, poniendo lo que hay que poner y defendiendo la camiseta de Nacional. No como hicieron estos muchachos de atrás del arco, que casi lo suspenden”.
¿Por qué el abogado dijo lo que dijo una vez finalizado el partido (que le dio la victoria a su equipo por 2-1)? ¿Qué destinatario tenía su mensaje? ¿A quiénes respondían o qué intención tenían esos hinchas de Nacional que lanzaron las bombas de estruendo desde la Abdón Porte?
Las dos primeras interrogantes son sencillas de responder y tienen a un receptor designado, aunque no haya sido mencionado explícitamente. La declaración subyace una respuesta a las afirmaciones promovidas por el relator partidario Javier Moreira, quien está enfrentado políticamente al oficialismo.
En su audición de la semana pasada, el comunicador -que integra la agrupación opositora Unidos por Nacional y apoya a Javier Gomensoro y Eduardo Ache- apuntó duramente contra la directiva por desestimar el uso de pirotecnia en partidos de Libertadores para evitar multas económicas. Dijo que querían que el Gran Parque Central se pareciera al “Carrasco Lawn Tennis” y lanzó un mensaje claro a los hinchas: “Nacional ha perdido identidad. Mientras otros saben el partido que hay que jugar, contra São Paulo -que nos jugábamos el pasaje a cuartos de final y la posibilidad de pasar a Olimpia- ¡no prendimos una bengala! Eso es culpa de la dirigencia”.
Aunque no sea posible determinar si existe una correlación directa entre la tercera interrogante, sus dichos y el accionar de los hinchas (que actúan por voluntad propia), sí está claro que el oficialismo se para en la vereda opuesta.
Fuentes de una facción de la barra de Nacional reconocieron a Ovación que la tribuna sufrió una “fisura” en las últimas semanas producto de la caída de Alan Lorenzo, líder de la Banda del Parque, y atribuyeron el desorden a esa irregularidad o a la hipótesis de que podría haber sido en respuesta al recibimiento de Peñarol.
Hay otra versión que apunta a que se trató de una “movida política” preparada de antemano y en rechazo a la directiva, como en su momento ocurrió con una bandera que tildaba al gerente deportivo Sebastián Taramasco de “mercenario”.
De lo que no hay dudas es que entre Balbi y Moreira ya quedó sembrada una guerra bajo tinieblas.
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