Compartir campo de juego con un club como Boca Juniors, aunque sea como rival, es una de las aspiraciones que puede tener un futbolista sudamericano. Y para un uruguayo nacido en Paysandú, pero que desde chico vive en Argentina, esa ilusión crece, pero cumplirlo, como lo hizo Franco Fagúndez es para pocos.
Este delantero sanducero, que incluso defendió a Paysandú FC hace un par de años en la Primera División Amateur, vivió una jornada inolvidable cuando su equipo, Estudiantes de Caseros, se enfrentó al Xeneize en un amistoso de pretemporada.
"Teníamos programado otro amistoso contra otro equipo, pero justo Diego Martínez, que ahora es técnico de Boca, tuvo un paso por Estudiantes, tiene muy buena relación con el club y ahí surgió la chance. Cuando el técnico nos contó que lo había llamado Diego no lo podíamos creer y por suerte se dio, teníamos muchas ganas de jugarlo y estábamos muy contentos porque no se da todos los días un partido así", le contó Fagúndez a Ovación.
A nuestro compatriota le tocó disputar el primero de los dos amistosos de 60 minutos que se jugaron y en el que su equipo cayó 1-0, pero donde pudo enfrentar a Sergio Romero y ser marcado por Cristian Lema. "Tuve dos chances para hacer un gol. Una que por poco no llegué a empujarla y un cabezazo que se me fue por arriba", confesó el atacante de 25 años.
Pero más allá del partido en sí, para Fagúndez lo más increíble fue lo que ocurrió después al momento de compartir con los tres futbolistas uruguayos que hoy tiene Boca en su plantel: Edinson Cavani, Miguel Merentiel y Marcelo Saracchi.
"Yo tengo tatuado el escudo de Peñarol porque soy hincha y cuando termina el partido le digo a Merentiel: 'Vamo el Manya' y ahí nos pusimos a charlar. Él también es de Paysandú y nos dimos cuenta que se crió a unas cuadras de lo de mi abuela y conoce a mis tíos", agregó Fagúndez.
Fue en plena charla que Miguel Merentiel quiso tener un gesto con su colega y le quiso regalar un par de zapatos de fútbol, pero había un problema: a Fagúndez le quedaban chicos. El futbolista del Pincha, como también se conoce a este Estudiantes, no lo podía creer, pero tuvo revancha.
"Fue ahí que se sacó la remera y el short y me los dio", confió Fagúndez casi en modo de consuelo. Pero como Miguel Merentiel no es el único sanducero del plantel, la suerte le volvió a sonreír: se cruzó con Marcelo Saracchi.
Foto con el lateral y charla en la que fue tema de conversación que no le quedaban los zapatos de la Bestia y Saracchi no dudó: "Me preguntó mi talle, le dije y calzamos lo mismo y ahí me dice 'venite que yo te doy'. Cuando quise acordar salió con dos pares de botines nuevitos. Yo me quedé con unos y le di a un compañero los otros".
Y si algo le faltaba a una jornada de ensueño para Fagúndez, faltaba la frutilla de la torta: conocer a Edinson Cavani. El Matador no fue de la partida en los amistosos y estaba en el gimnasio y hasta ahí lo llevaron sus compatriotas para guardar el recuerdo por siempre: "Yo no quería molestarlo, pero él no tuvo ningún problema para sacarnos la foto, charlamos un poquito y me fui".
Eso sí, todavía quedaba una sorpresa más: "Miguel después me habló por Instagram, nos contactamos y me invitó a la cancha para cuando jueguen de local. Me dijo que me va a conseguir un par de entradas para que yo pueda ir y me dijo que me iba a regalar la camiseta".
Fagúndez, aceptó con gusto la invitación y la camiseta, pero igual aclaró algo: él es hincha de Independiente. Tras salir de Paysandú y vivir un tiempo en Montevideo, siendo chico, se fue con sus padres a Argentina y ahí nació su pasión por el Rojo, transmitida por su papá que vivió la etapa de Diego Forlán en el equipo de Avellaneda.
Más allá de que sabía que no iba a ser un partido más, Fagúndez terminó viviendo una jornada soñada. Regalos, fotos y una promesa: todo eso de la mano de sus compatriotas.