El 28 de octubre se cumplieron 100 años de la inauguración de la séptima edición del Campeonato Sudamericano de Selecciones, el que se disputó por segunda vez en Uruguay y tuvo como escenario exclusivo, en un hecho histórico, al Gran Parque Central.

Uruguay obtuvo su cuarto título continental, que fue el origen de la primera gran conquista del fútbol uruguayo (y también del sudamericano) a nivel mundial, porque en 1924 nuestro país se consagraría Campeón Olímpico en Francia, logrando de esa manera la primera de las cuatro estrellas que ostenta, orgullosamente, la gloriosa Celeste, por sus conquistas mundiales.

Fueron cuatro los países que estuvieron presentes en el Gran Parque Central: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Originalmente, el certamen iba a disputarse en los primeros días del mes de octubre, pero Argentina solicitó que se postergara para poder finalizar su campeonato local, mientras que Chile desistió de participar y ya casi sobre el inicio de la actividad Brasil confirmó su participación. Brasil llegaba en su condición de vigente campeón al haberse coronado el año anterior, en una polémica definición, en la que Uruguay se abstuvo de participar en la liguilla final en protesta por el arbitraje de un juez brasileño en su partido con Paraguay. Debido a este suceso, fue que Brasil había puesto en duda su presencia, pero finalmente accedió a participar.

En lo previo, para la afición charrúa, ese certamen Sudamericano estuvo rodeado de una gran incógnita con respecto a lo que podría llegar a ser el poderío de la selección uruguaya, debido al cisma de 1922, por lo que nuestro país estuvo representado solamente por los clubes que estaban afiliados a la Asociación Uruguaya de Fútbol, quedando de lado, por ejemplo, destacados futbolistas que militaban en Peñarol, pero que no fueron convocados porque la institución aurinegra estaba fuera de la AUF, lo que volvió a reiterarse para los Juegos Olímpicos de 1924.

El formato establecido para el desarrollo del certamen fue el de todos contra todos a una sola rueda, coronándose campeón el que sumara más puntos. El campeonato, con la consagración de Uruguay campeón, culminó recién el 2 de diciembre, debido a que solamente se jugaba un partido por semana.

El partido inaugural finalizó con victoria de Argentina sobre Paraguay por 3 a 2.

Paraguay se impuso a Brasil por 1 a 0 y Argentina también le ganó al representativo norteño por 2 a 1. De esta manera, Brasil terminó el certamen sin haber logrado sumar ni un punto.

Desde el punto de vista del público, el certamen fue un éxito total. En todos los partidos de Uruguay hubo más de 20.000 espectadores, mientras que los otros encuentros contaron con más de 15.000 aficionados.

La campaña de la selección uruguaya en el Sudamericano de 1923 comenzó el 4 de noviembre con una dura y exigida victoria por 2 a 0 sobre Paraguay, con goles de Héctor Scarone, a los 11 minutos y de Pedro Petrone a los 88 minutos.

En el segundo partido, la Celeste venció al vigente campeón, Brasil, por 2 a 1.

Petrone al minuto 56 y José Pedro Cea a los 75, conquistaron los goles.

El partido final fue contra Argentina, en otra edición del clásico más antiguo en la historia del fútbol de América.

El 2 de diciembre, Uruguay, dirigido técnicamente por Leonardo de Lucca, formó con Pedro Casella, José Nasazzi, Fermín Uriarte, José Leandro Andrade, José Vidal, Alfredo Ghierra, Ladislao Pérez, Héctor Scarone, José Pedro Cea, Pedro Petrone y Pascual Somma.

El triunfo uruguayo se concretó en las cifras de 2 a 0, con goles de Petrone a los 28 minutos y de Pascual Somma a los 88 minutos.

Perucho Petrone fue el goleador celeste con tres conquistas, misma cifra que consiguió el argentino Vicente Aguirre.

Con esta coronación de Uruguay, Romano y Somma lograron su cuarto campeonato sudamericano.

Así iniciaba Uruguay el camino hacia la histórica conquista de su primer título mundial, el que lograría en los Juegos Olímpicos de 1924.