Es claro que los Rodríguez en Uruguay sobran. Pero ¡vaya si es casualidad que Sebastián y Darío compartan el apellido y no el parentesco! Y es que, desde el día uno en que el entrenador asumió la conducción técnica de Peñarol, la conexión con el futbolista que lleva la número 8 a su espalda fluyó como el agua del mar, en un caso digno de objeto de estudio.
Los números dicen que desde el pasado 26 de junio, cuando Darío Rodríguez fue anunciado como sustituto de Alfredo Arias, el equipo jugó un total de ocho partidos, repartidos entre la Copa Sudamericana (1), el Torneo Intermedio (4) y el Clausura (3). En todos ellos, en mayor o menor medida, Sebastián Rodríguez dijo presente y todas las veces lo hizo de titular.
El mediocampista se consolidó como uno de los líderes indiscutidos de un esquema que, de a poco, fue tomando forma y hoy respira alivio en medio del caos político que atraviesa el club a menos de tres meses para las elecciones. En total, completó 700 minutos durante el ciclo del nuevo técnico, lo que hasta hoy lo posiciona como el jugador más utilizado del plantel aurinegro.
En un segundo escalón, entre los preferidos de Darío, aparecen los laterales. Matías Aguirregaray por banda derecha y Lucas Hernández sobre la izquierda se consolidaron como dos nombres puestos y también tuvieron participación en cada uno de los compromisos partiendo como titulares. Junto a ellos, Peñarol estiró su ventaja hasta seis puntos de Nacional en la Anual, diferencia que se explica en sus cuatro victorias, dos empates y dos derrotas (11 goles a favor y ocho en contra) en el período.
El técnico también guarda un boleto especial para Damián García, a quien mandó a la cancha en siete partidos (616’), siempre desde inicio.
El caso que le sigue es el de Abel Hernández, el delantero con mejor promedio goleador del Campeonato Uruguayo, que, pese a ausentarse las dos últimas veces por desgarro, sí ingresó en las seis anteriores. No solo eso, sino que además cumplió convirtiendo en total seis goles.