Es el jugador que se roba todas las miradas en Peñarol. El que se hace cargo de cada pelota quieta y genera que se enciendan los flashes en cada tiro libre. Leo Fernández es el líder futbolístico indiscutido del aurinegro. Su llegada se gestó en silencio y fue el refuerzo que rompió el mercado de pases al arribar luego de ser campeón de América. Lo trajeron como un creador de juego, pero no tardó nada en demostrar que también puede ser un goleador.

En sus primeros seis partidos con el club, marcó ocho goles entre todas las competencias. Comenzó con un hat-trick ante Liverpool por cuartos de Copa AUF Uruguay y siguió con tantos ante Cerro Largo, Miramar Misiones, Rampla y Cerro (doblete) por el Torneo Apertura.

En esos compromisos jugó la mayor parte del tiempo como referencia en ataque junto con Maximiliano Silvera, pero con el transcurso de los siguientes partidos se fue retrasando unos metros en el campo de juego a raíz de las necesidades del equipo producto de lesiones y cuestiones tácticas.

Foto: Leonardo Mainé/Archivo El País.

Desde entonces volvió a su faceta habitual como organizador del juego para sus compañeros y ya no tanto como definidor. De hecho, hace ocho partidos que no convierte con la camiseta de Peñarol. La última vez que lo hizo fue en la cuarta fecha del Apertura frente al equipo albiceleste. De todas formas, en esta nueva faceta lleva aportando cinco asistencias consecutivas contando los cruces frente a Atlético Mineiro, Boston River, Danubio, Caracas y Deportivo Maldonado. Aportó una en cada encuentro.

Más allá de que no viene anotándose en el marcador, es un indiscutido en la oncena titular y generó varias situaciones de peligro en el último partido ante Mineiro disputado en el Arena MRV. Leo Fernández elaboró la ocasión más importante del primer tiempo con un remate de tiro libre al palo izquierdo que logró despejar con esfuerzo el arquero Everson. Luego le cedió una asistencia de lujo a Maxi Olivera: improvisó una chilena sobre el sector derecho del área grande y la jugada terminó en el 3-1 parcial del mirasol en Brasil.

En este rol como creador suele jugar más cerca de los volantes centrales y envía pelotas cruzadas para las proyecciones ofensivas de Leonardo Sequeira y Eduardo Darias, como lo hizo de forma constante frente al Sastre. Cuando tiene libertad para conducir la pelota, es desequilibrante por su precisión, y cuando no le ceden espacios genera faltas en campo rival. Pero ahora tiene una cuenta pendiente: marcar un gol con Peñarol por Libertadores. Ya asistió frente al equipo brasileño y en la aplastante goleada 5-0 ante Caracas. En fase de grupos, le restan dos partidos de local y uno de visitante para ir por su cometido.