Las canchas del fútbol uruguayo parecen tener una mampara que separa a la realidad cotidiana de lo que se dice, se grita, se canta y se observa ahí adentro. Están aquellos que se sientan a disfrutar del espectáculo y hay quienes desde el insulto o el agravio encuentran un espacio de desahogo, como pasó ayer en el Parque Viera mientras jugaban Progreso y Nacional.

Los principales reproches, por supuesto, llovían desde el sector que tenía concentrada a la gente de La Teja. Y, en parte, lo explicaba la coyuntura: su equipo no respondía en la cancha, había pasado de perder en el primer tiempo a quedar pisoteado en el segundo (tres goles de diferencia) y muchos expresaban su descontento con las decisiones del árbitro Javier Burgos. “Ya flechaste la cancha, pelado. ¿Qué carajo vas a revisar?”, espetó un hombre veterano cuando se demoraba la revisión en el gol anulado por offside a Mateo Antoni.

Quedó simplemente en anécdota, porque un nuevo centro tirado al segundo palo, antes del entretiempo, devino en otro gol tricolor, esta vez cobrado y convertido por Sebastián Coates.

Del lado de Nacional, los cánticos estaban dirigidos al clásico del próximo domingo frente a Peñarol, había alusiones a un hincha asesinado y a que el club es “moda” porque tiene hinchas que “se hicieron socios para ver una final”.

Al show de los bombos y las trompetas se le sumó una polémica bandera que llevó a que el árbitro parara momentáneamente el partido y la hinchada de Progreso explotara: “A ver, periodistas alcahuetes, si dicen algo”.

Foto: Diego Domínguez.

El mote de partido previo al clásico se hizo sentir, aunque en el plano futbolístico la historia fue otra. Nacional pasó de estar ganando a golear con el ingreso de Exequiel “Sapito” Mereles, que calcó el registro de su debut en Copa AUF Uruguay el miércoles pasado con un gol y una asistencia. Eso sí: esta vez fue más espectacular porque se sacó a un hombre de encima y abrió el pie para colocar la pelota al segundo palo y hasta pudo haber hecho otro de chilena.

Si bien el pibe terminó con gran dolor en el tobillo -tiene un esguince-, Martín Lasarte despejó varias dudas en tan solo 90’. Una de ellas fue que encontró las respuestas que pretendía del chico de 19 años, como si estuviera tocado por la varita de los juveniles. También rindió Jeremía Recoba, que al minuto de entrar marcó el 3-0.

Foto: Ignacio Sánchez

La única preocupación del entrenador se dio por algo insólito: la salud de un fotógrafo, que se golpeó involuntariamente con su propio lente y fue atendido por el banco de Nacional. "¿Estás bien? ¿Qué te pasó?", le preguntó cuando lo vio herido.