"Si gana Uruguay, nos vamos a casar", soltó Alejandro adelante de las cámaras de Ovación para sorpresa de Melina, su novia hace poco más de un año, a la que enseguida se le dibujó una sonrisa en el rostro.

El de esta noche contra Brasil fue el primer partido al que fueron juntos, después de haber compartido varias tardes juntos en el Campeón del Siglo, desde donde siguen a Peñarol.

Confesos futboleros ambos, reconocieron que podía ser un buen plan de pareja asistir al Estadio Centenario para pasar el martes, así que con anticipación lo acordaron y, ni bien salieron, sacaron sus entradas.

Su elección fue una de las cabeceras. La Tribuna Ámsterdam, en este caso, adonde también llegaron con tiempo y entusiasmo Marita y Micaela, madre e hija, que se reconocieron como fanáticas de dos jugadores históricos que hoy ya no aparecen vestidos de celeste: Luis Suárez y Edinson Cavani.

Para la señora, que hablaba mientras un hombre aparecía enmascarado a sus espaldas, la expectativa era conseguir una victoria por un gol o al menos un empate. En cualquiera de los dos escenarios se quedaría contenta, confesó, para, de inmediato, recordar a uno de sus ídolos.

—Extraño mucho a Suárez
—Y yo a Cavani... pero igual apuesto a Uruguay —completó al pasar su hija.

Pocos minutos después, en las inmediaciones de la Tribuna América, apareció con vuvuzelas un grupo de niños recién llegados de Nueva Helvecia que por primera vez llegaron a Montevideo para seguir en vivo un partido de la selección uruguaya. Solo uno de ellos, que casualmente era el cumpleañero de la fecha, ya había estado antes, pero para todos los demás era la primera experiencia.

No hizo falta ni que el periodista les preguntara a quién extrañaban ver en la Celeste. Fue decir que eran de Nueva Helvecia y al instante se identificaron con Rodrigo Bentancur.

"¡Lolo, Lolo!", cantaron antes de pronosticar en mayoría una victoria por 2-1.