Redacción El País
El fútbol entre Nacional y Juventud de Las Piedras se detuvo cerca de cinco minutos por una razón que, por un momento, dejó de lado el plano deportivo y generó preocupación y molestia entre los hinchas tricolores.

El desvanecimiento de una persona en la Tribuna Atilio García encendió las alarmas y expuso una respuesta que, para el público presente, dejó mucho que desear por parte de los funcionarios médicos.

La situación fue advertida por quienes lo rodeaban y lo que empezó como un murmullo en pocos minutos se transformó en un grito de desesperación. Desde ese sector, el pedido era claro: que llegara una camilla cuanto antes. Pero el carrito de SUAT, estacionado en la esquina que une a las tribunas Abdón Porte y José María Delgado, no se movió ni un metro.

Los hinchas, impacientes, comenzaron a gritarle a un hombre que estaba sentado en el vehículo, exigiendo que trasladara a los médicos al lugar del incidente. La respuesta fue nula.

Ante la pasividad, dos jugadores del plantel tricolor tomaron cartas en el asunto. Ignacio Suárez, el arquero suplente de Nacional, y Yonatan Rodríguez, se acercaron al arco para reclamar acción. Pero ni siquiera el pedido de los jugadores logró acelerar las cosas. Los médicos, finalmente, aparecieron caminando desde atrás de los carteles publicitarios, con una lentitud que exasperó aún más a la parcialidad.

La camilla, tan reclamada, llegó tarde y a paso de hombre, mientras desde la Atilio García el clima era de pura impotencia.

El hincha afectado fue atendido, aunque no hay mayores novedades sobre su estado de salud. Lo que sí quedó fue el malestar de la gente, que no entendió la demora ni la falta de urgencia en un momento tan delicado.

La bronca por lo sucedido en las gradas se mezcló con el folclore tribunero. Mientras el juego estaba parado, los hinchas de Nacional apuntaron sus cánticos al arco rival, donde estaba Sebastián Sosa, exgolero de Peñarol. “Violador” y “eso no es un golero”; algunos de los apuntes que le llegaron.