CHELSEA

La consagración del Chelsea como campeón de la Champions League luego de vencer al Manchester City por 1 a 0 en Portugal tiene nombre y apellido: Thomas Tuchel. El técnico alemán de 47 años dio una clase magistral de táctica, sus jugadores respondieron y hoy en Londres hay fiesta. Sobran los motivos.

Había un duelo aparte del de equipos ingleses en esa esperada final: el de los entrenadores. Prometía y no defraudó para nada. De un lado Tuchel y del otro nada menos que Pep Guardiola con sus 32 títulos en 13 temporadas como director técnico, pero además con un estilo que revolucionó al fútbol y que fue motivo de inspiración para varios a lo largo y ancho de todo el mundo.

Pero el alemán, que promete seguir haciendo más historia de la que ya hizo, estudió el accionar de los equipos de Pep y los números en el cierre de esta temporada hablan por sí solos.

En cuestión de 42 días, Chelsea enfrentó en tres oportunidades al Manchester City y por competencias diferentes. Le ganó los tres partidos. Primero lo derrotó en la semifinal de la FA Cup por 1 a 0, luego 2-1 en la Premier League y ayer nada menos que en la final de la Champions League.

Sencillamente espectacular lo de Tuchel al frente del Chelsea. Y todo en base al trabajo de un entrenador que apostó a minimizar a sus rivales. Lo hizo con el Real Madrid y sacó petróleo en España para luego rematar la serie en Inglaterra y lo hizo con el City, al que mucho daban como indiscutible campeón por su estilo de juego.

Y ese estilo de juego el Chelsea lo controló durante más de 90 minutos para quedarse con el triunfo, porque los “Blues” no solo se defendieron lejos de su arco, sino que además generaron varias chances de peligro sobre el área rival, primero con Timo Werner como protagonista por la derecha y luego, en la más clara, Mason Mount le puso un exquisito pase a Kai Havertz para que el alemán pusiera el 1-0 que luego iba a ser el resultado definitivo porque los ciudadanos, a pesar de las variantes, carecieron de ideas ofensivas para vulnerar a una defensa que a pesar de perder a uno de sus estandartes como Thiago Silva por lesión en la primera parte, cumplió un rol casi perfecto para controlar el ataque de un City que debió prescindir también de una figura como Kevin De Bruyne tras un choque con Rudiger y un golpe en la cabeza.

Y de eso se trata el fútbol: de situaciones, de oportunidades y sobre todo de planificación. Thomas Tuchel la diseñó con trabajo, con su estilo y con su impronta. Los jugadores del Chelsea la cumplieron a la perfección y le dieron al club la segunda orejona en su historia tras la conseguida en la temporada 2011-2012. Pero además, para el alemán hubo revancha, porque tras perder la final en 2020 siendo técnico del PSG, el fútbol le dio otra oportunidad y hoy se abraza a la gloria.