La selección de Uruguay del medio local nació como una idea para mostrar a los valores celestes que juegan en el fútbol uruguayo y que todavía no han tenido la posibilidad de emigrar. Si se observa con el lente de los clubes, también puede verse como algo positivo, teniendo en cuenta que lo pueden aprovechar como una vidriera, en momentos donde no es fácil vender, algo fundamental para que los equipos puedan subsistir sin depender exclusivamente de los ingresos por concepto de derechos de televisación.

El gran problema que ha tenido la conformación de este combinado es compatibilizar las fechas en las que se juegan los partidos amistosos con el calendario del fútbol uruguayo. Y vaya si es complejo el tema teniendo en cuenta todos los parates que sufre por distintos motivos la actividad local. Sin ir más lejos, la postergación de la primera fecha del Clausura llevó a que la Mesa Ejecutiva decida jugar el fin de semana del 1 de setiembre, día en el cual esa selección local enfrentará a Guatemala en el Chase Stadium, el escenario del Inter Miami, con viaje previo previsto para el 30 de agosto.

Es así que clubes como Nacional, Peñarol, Defensor Sporting y River Plate ya le trasladaron a la estructura deportiva de la AUF que no cederán a los jugadores que fueron requeridos por un cuerpo técnico que tendrá nuevamente a la cabeza al “Ruso” Diego Pérez, como sucedió en el empate a cero contra Costa Rica.

Precisamente, después de ese duelo fueron cinco los futbolistas que fueron transferidos desde sus clubes al exterior. No podemos saber cuánto incidió el hecho de mostrarse con Uruguay, pero no deja de ser un dato de la realidad. A saber: Randall Rodríguez, de Peñarol a Vélez; Facundo Bernal, de Defensor a Fluminense; Mauro Brasil, de Cerro Largo a Cobreloa; Gian Franco Allala, de Boston River a Liga de Quito; y Andrew Teuten, que dejó City Torque para volver a Colón.

La decisión está en manos de los clubes, pero para que la selección local sirva, habrá que replantearse una mejor organización en todo sentido.