La Nación/GDA
El último partido de las Eliminatorias para el Mundial 2026, que se jugará por primera vez en tres sedes, sacudió a Argentina. Toda una extrañeza, porque la albicleste derrotó 1 a 0 a Brasil en el estadio Maracaná, es puntera de la clasificación y se proyecta para defender el próximo año la corona de la Copa América en los Estados Unidos. Como si le faltaran pergaminos al ciclo, el lunes se cumplirá un año de la conquista de la Copa del Mundo en Qatar. Los laureles, sin embargo, no esconden que la relación entre el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio "Chiqui" Tapia, y el seleccionador Lionel Scaloni no desanda el mejor momento.
El santafecino reapareció en público en Madrid, donde observó el juego entre Atlético y Lazio, por la Champions League, aunque fiel a su estilo no mostró las cartas, cuando lo abordaron por su futuro en el cargo: “Nada cambió”, expresó, como si la definición que ensayó en la rueda de prensa en Río de Janeiro no hubiera trastocado el escenario. “No es un adiós ni otra cosa, pero necesito pensar, porque la vara está muy alta y está complicado seguir, seguir ganando”, lanzó, tras aquel histórico triunfo, porque resultó el primero de Brasil en eliminatorias en su país, y abrió múltiples ventanas.
Scaloni y Tapia volvieron a encontrarse en Miami, durante el sorteo de la Copa América. Hubo foto, alguna sonrisa de ocasión, y también un dardo del dirigente: “Los títulos no solo se ganan deportivamente”, expuso, sin nombrar al director técnico. La lectura era simple: facturarle que la gestión que lidera es la que afianzó el ciclo del entrenador. Sin la tensión que rodeó el mapa tras las palabras en Río de Janeiro, la indefinición es lo que incomoda a Tapia. “En todos los procesos hay momentos para parar la pelota, pensar, marcar metas y empezar a pensar en lo que viene, y en si somos capaces como cuerpo técnico de seguir probando lo que logramos que es el objetivo. En eso estamos, nada ha cambiado desde ese día”, comunicó, en la charla que sostuvo con Movistar Plus, en el estadio Civitas Metropolitano, nuevo nombre que luce el escenario colchonero desde 2022.
“No puse plazo. Hay que descartar las cosas que se dijeron. La relación con el presidente (Tapia) siempre fue perfecta. Es una decisión mía y del cuerpo técnico”, sentenció Scaloni una semana atrás, en Miami, y la nueva declaración mantiene la sintonía del discurso. “En principio estoy acá porque soy el entrenador. Dije después del partido con Brasil que es un momento personal para pensar. Es importante pensar después de todo lo que conseguimos y después del año que vivimos. Tengo que pensar el momento que estamos atravesando. Hay que recomenzar o ver qué se hace”, expresó, la jornada en la que Argentina quedó emparejada con Perú, Chile y Trinidad y Tobago o Canadá.
En la cancha madrileña hubo cuatro actores argentinos: Nahuel Molina, Rodrigo De Paul, Ángel Correa, dirigidos por el Cholo Simeone, y Valentín Castellanos (Lazio), que ingresó en el tramo final de la victoria 2-0 de Atlético Madrid, que ganó el grupo y dejó como escolta a los italianos. Ambos se clasificaron para los octavos de final del máximo certamen europeo de clubes. “Conversamos con los chicos que juegan en la selección, con Rodrigo, Ángel, Nahuel; siempre atentos a nuestros jugadores, que es lo que nos interesa”, advirtió Scaloni en la charla. Y como para colocar más dudas, señaló que el objetivo –junto al cuerpo técnico- es “seguir probando lo que logramos". "El tema es ver si somos capaces de conseguirlo, y en eso estamos, por lo que nada cambió desde el primer día”, remató.
“Esta selección necesita un entrenador que tenga todas las energías posibles y que esté bien”, dijo en Brasil, cuando provocó el shock. Pasó el sorteo de la Copa América y la visita a Madrid, la próxima estación podría resultar Rosario: antes de la Navidad, Scaloni se reuniría con el capitán Lionel Messi, que el domingo arribaría al país.
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