EL CLUB DE MODA
Surgió en 1970 para darle un equipo a París y hoy apunta a dominar todas las competencias
Apenas 51 años, que en fútbol es poco tiempo, separan los modestos comienzos del Paris Saint Germain en canchas peladas y casi sin tribunas con este presente fastuoso que involucra a Messi, Neymar y un montón de estrellas sobre una alfombra voladora de dólares. El equipo creado para darle a París un club del fútbol es ahora una marca global, que vende más camisetas en China o la India que en muchas ciudades de Francia y que pretende convertirse en el equipo dominante a nivel global de la década de 2020.
El ingreso de los cuantiosos fondos estatales de Catar es un episodio clave para entender este proceso, pero también los intereses del gobierno francés y el entramado comercial-deportivo de ese país explican que el proyecto siga viento en popa pese a que supuestamente viola las normas del fair play financiero, establecidas para tratan de evitar que el negocio se coma por completo al fútbol.
La llegada de Messi y toda la locura que despertó, así como la contratación anterior de Neymar y el plan que apunta a conquistar la Champions League, tienen su primer antecedente en un almuerzo, que el 23 de noviembre de 2010 compartieron en el palacio del Elíseo, sede de la presidencia de la República Francesa, el entonces presidente Nicolas Sarkozy y el excrack y titular de la UEFA Michel Platini, con el emir Tamim ben Hamad al Thani y otras autoridades de Catar.
Este país de 11.500 km2 y tres millones de habitantes, gobernado por una monarquía absoluta, estaba deseoso de establecer inversiones en Europa. Según investigaciones periodísticas que luego pasaron a la órbita judicial por presunta corrupción, aquel mediodía se pactó el voto de la UEFA a Catar para albergar el Mundial de 2022 y la compra por los cataríes del PSG.
Antes de esa comida, el PSG transitó 40 años de historia con altibajos. El club nació el 12 de agosto de 1970 de la fusión del Paris FC y el Stade Saint-Germanois con la intención de darle a Parísel gran club que nunca había tenido. La ciudad siempre había vivido casi ajena al fútbol, enfocada en su histórico papel político, cultural y turístico. Y se asegura que salvo los festejos por la conquista del Mundial de 1998, las mayores manifestaciones futboleras se verificaban cuando ganaban las selecciones de Argelia o Camerún y los inmigrantes de esas naciones salían a la calle a celebrar.
Hubo otros intentos fallidos, como cuando la empresa Matra compró en los años 1980 al viejo Racing de París (cuyo nombre inspiró a los diversos Racing del mundo y jugaba en el estadio de Colombes, tan caro al fútbol uruguayo) y entre otros contrató a Enzo Francescoli, Ruben Paz y Rubén Umpiérrez, pero duró un suspiro.
Incluso al PSG le costó levantar vuelo. En 1972 llegó a descender a la tercera división. Además, el París FC se arrepintió y se retiró de la fusión. De a poco repechó y se convirtió en la referencia del fútbol parisino, asentándose como inquilino del estadio Parque de los Príncipes (que pertenece a la ciudad) pero sin llegar a dominar el fútbol francés. El primer título fue la Copa de Francia de 1982 y recién cuatro años más tarde obtuvo su primera liga (hoy tiene nueve títulos de liga y 14 copas). Su único lauro europeo fue la Recopa, un torneo ya desaparecido, en 1996, además de la Copa Intertoto, de menor categoria..
Su primera edad de oro llegó a partir de 1991, cuando el grupo mediático Canal + compró sus acciones, lo salvó de la bancarrota y aportó dinero para contratar estrellas como el liberiano Weah o el brasileño Raí. Esos años de esplendor pasaron rápido.
LOS CATERÍES. En un proceso desarrollado entre 2011 y 2012, lasacciones del PSGpasaron a manos del Qatar Investment Authority (QIA), un fondo soberano de inversión que maneja los beneficios de la explotación del petróleo y el gas natural cataríes. Se asegura que fue resultado de aquel almuerzo de Sarkozy, durante el cual se cambió el voto al Mundial por una serie de inversiones cataríes, para las cuales el gobierno galo aceptó liberar los controles financieros: además de la compra del club, dicen las investigaciones periodísticas que se pactó la creación del canal beIN, filial del grupo mediático qatarí Al-Jazira.
Un amigo del emir, el extenista profesional (de muy relativo destaque) Nasser Al-Khelaïfi, se convirtió en elpresidente del club. Comparte esa actividad con la dirección del Qatar Sports Investments filial del fondo soberano de Qatar.
Para alcanzar los viejos sueños de grandeza, los nuevos dueños invirtieron hasta hoy cerca de 1.400 millones de euros en contrataciones. Eso les permitió ganar siete de las últimas nueve ligas y seis copas de Francia, además de otros títulos domésticos.
La llegada de astros como David Beckham o Zlatan Ibrahimovic provocaron mucho ruido, pero la Champions no dejó de ser un sueño. Lo máximo que alcanzaron fue la final de 2020, perdida ante el Bayern Munich. En la última edición cayeron en la semifinal ante el Manchester City, propiedad de sus rivales económicos y políticos del Golfo, los Emiratos Árabes Unidos.
La fuente de ingresos ilimitada proveniente de los petrodólares estuvo bajo sospecha de dopaje financiero. La UEFA lo investigó varias veces pero solo aplicó alguna multa. Para evitar roces con la organización del fútbol europeo, el PSG se mantuvo ajeno a la iniciativa de la Superliga continental.
En Francia también existen normas sobre límites salariales y de deudas, pero todavía no se aplican supuestamente para atender las situaciones creadas por la pandemia. Si bien los otros clubes galos saben que enfrentarán en inferioridad de condiciones al PSG no han protestado porque esperan recoger algo de los ingresos que originará el boom (esperan por ejemplo obtener más por los derechos de televisión, ahora los más bajos de las cinco grandes ligas europeas). Por eso, el club no ha encontrado obstáculos para atender el enorme costo salarial de la incorporación de Messi pese a reportar deudas por unos 200 millones de euros.
Mientras tanto, el PSG ha logrado finalmente crear una importante masa de hinchas, aunque están concentrados en París. En las provincias casi no tiene seguidores y más bien despierta antipatía.
Tampoco su hinchada es fácil: los barra bravas se dividen según su ubicación en el Parque de los Principes entre los de Boulogne y Auteuil. Ambas facciones se hicieron famosos por su violencia hacia aficionados rivales e incluso entre ellos. En 2010 un hincha del sector Boulogne fue linchado y asesinado durante un enfrentamiento con los de Auteuil antes de un partido.
La principal rivalidad es con las barras del Olympique de Marsella, el cuadro grande de Francia antes de la irrupción del PSG y el único que ganó una Champions. En las tiendas de Marsella no se puede vender una sola camiseta de las estrellas del PSG por miedo a que los ultras destrocen el local. Y en París ocurre al revés...
La fama del PSG abarca más el mundo que el resto de Francia. La torre Eiffel en el escudo no es solo una señal local, es un símbolo de una marca que todavía no es un gran club. Con Messi, Neymar y los otros fenómenos espera dar ese salto por fin.
Una larga lista de cracks
Entre sus cracks pasados y presentes puede citarse s Joel Bats y Dominique Rocheteau, Kylian Mbappé (Francia); Safet Susic (Yugoslavia); Carlos Bianchi, Osvaldo Ardiles, Marcelo Gallardo, Juan Pablo Sorín, Giovani Lo Celso, Ángel di María, Javier Pastore (Argentina); David Beckham (Inglaterra); Zlatan Ibrahimovic (Suecia); Marco Verrati (Italia); George Weah (Liberia); Pauleta (Portugal); Ricardo Gomes, Leonardo, Raí, Thiago Silva, Ronaldinho, Neymar (Brasil). Y por supuesto, los uruguayos Carlos Bueno, Cristian Rodríguez, Diego Lugano y Edinson Cavani, el mayor goleador del club.