Enviado / Santiago del Estero
Dicen que sufriendo es como más nos gusta ganar a los uruguayos. No sé si será verdad, pero cuando el árbitro francés indicó el final del partido el triunfo tuvo un gusto más que dulce.
Uruguay volvió a tener altibajos, pero como dicen siempre es más satisfactorio mejorar tras un triunfo que luego de una derrota. Esta vez, además, no había margen porque la Celeste sabía que perder era quedar eliminada de la Copa del Mundo.
El equipo de Marcelo Broli se encontró rápidamente con una situación más que positiva cuando tras un planchazo sobre Juan Cruz De los Santos, y por intermedio del VAR, Mansour Mbye vio la tarjeta roja.
De todas maneras, el equipo no supo cómo aprovecharlo. A pesar de que Matturro se mandó al ataque y el arquero cortó justo un centro peligroso, que el Cepillo se animó desde mitad de cancha y que Anderson Duarte no pudo aprovechar un regalo del arquero que lo dejó mano a mano, la única diferencia era en la cantidad de jugadores y desapareció en el final del primer tiempo cuando Luciano Rodríguez, por agresión, vio la tarjeta roja.
En dos minutos cambió el partido porque además del 10 contra 10, Gambia se había animado y Randall Rodríguez volvió a ser clave despejando un remate potente y dentro del área de Mamin Sanyang.
Las sensaciones no eran buenas cuando los equipos se fueron al vestuario. El 11 uruguayo (ahora con 10 jugadores) estaba desconectado y su rival terminó mejor, lo que presagiaba que se venía un segundo tiempo cuesta arriba.
Lo admitió el propio Broli al término del partido. Uruguay equivocó los caminos y él mismo se fue molesto porque el hombre de más podría haber planteado otro partido.
Aunque también afirmó: “El equipo demostró desde el primer minuto del segundo tiempo que nos queríamos llevar el partido”.
¿Cómo lo logró? Con las atajadas de Randall Rodríguez cuando fueron necesarias, con la seguridad de Boselli y Facundo González, la entrega de Fabricio Díaz y sobre todo el juego de Franco González, el desgaste de Mateo Ponte y, por supuesto, el gol de Anderson Duarte.
El tacuaremboense tuvo revancha de la que se había perdido en la primera parte y tal vez no fue la mejor situación porque estaba lejos del área y con varios hombres por delante, pero tras un rodeo sacó un latigazo de zurda que valió la clasificación.
Con el marcador a su favor, Uruguay se sintió cómodo e incluso tuvo chances muy claras de poner el segundo, pero que por poco no fueron gol, primero por el propio Duarte, que intentó de chilena, luego por Siri que se apuró al querer buscar a Chagas y después por un toque sutil del Cepillo apenas ancho.
¿Sufrimos? Sí y mucho, pero ese sufrimiento valió una clasificación a la próxima ronda. Uruguay el domingo (hora 18:00) va con Estados Unidos por un lugar en semifinales.