HACIENDO HISTORIA
Apenas tres escenarios sobreviven hoy de aquel fútbol oficial que competía por todos los barrios, en un Montevideo muy distinto del actual.
Hace cien años, Uruguay había ganado dos veces la Copa América y en algunos campitos ya jugaban los futuros campeones de Colombes, pero era todavía un fútbol amateur, de incipiente organización y todavía muy ligado al barrio. El fútbol oficial de la entonces llamada Asociación Uruguaya de Football se disputaba entonces en una treintena de canchas, de las cuales sobreviven apenas tres: el Gran Parque Central, Belvedere y Las Acacias.
También el Montevideo de 1919 era muy diferente el actual. No existía la rambla Sur, sino que la Ciudad Vieja y el Barrio Sur terminaban en un murallón sobre la costa. Los barrios, todos de casas bajas, se extendían hacia el norte, en tanto más allá del arroyo Pocitos y los ranchos de pescadores del Buceo se sucedían parajes casi rurales. Los grandes parques actuales se estaban delineando lentamente. Y el tranvía, el medio de transporte más utilizado, había comenzado a electrificarse nada más que una década antes.
El repaso de las canchas de hace un siglo muestra clubes ya desaparecidos, calles que han cambiado de nombre y una ciudad repleta de descampados donde muchos equipos podían improvisar su reducto futbolero.
El mayor escenario montevideano era el estadio de la Comisión Nacional de Educación Física, ubicado en el entonces Parque Pereira, donde hoy se encuentra la Pista de Atletismo. Construido para la Copa América de 1917, su gran tribuna de madera fue desmantelada apenas tres años más tarde. En realidad, todos los estadios de la época eran de madera, aunque la mayoría de las canchas ni siquiera tenía gradas.
Nacional, que jugaba desde 1900 en el Parque Central, había ampliado sus instalaciones en 1911. Peñarol inauguró Las Acacias en el barrio Marconi en 1916, pero utilizó a menudo el estadio del Parque Pereira debido a su mayor capacidad y mejor ubicación. No lejos de allí se encontraba el Parque Fraternidad de Central, en Garibaldi entre Aldea (hoy Avenida Italia) y 8 de Octubre.
Wanderers utilizaba el campo de Belvedere, inaugurado en 1909 y consagrado un año más tarde como la cuna de la camiseta celeste para la selección uruguaya (en 1938 Liverpool pasó a jugar allí). River Plate FC, legendario equipo de canillitas y estibadores de la zona de la Aduana, se instaló en 1913 en el Parque Lugano, en la avenida Joaquín Suárez y Lucas Obes, en el sitio exacto donde hoy se encuentra una estación de servicio.
Belgrano jugaba en el Parque Erba, a los fondos del Hospital Militar, un lugar que hace un siglo era un amplio espacio sin construcciones. Y como había sitio para todos, muy cerca tenía su cancha Dublín, que había nacido en Punta Carretas.
Universal se había asentado en la calle Capurro, otra zona de baldíos contiguos a las vías de tren. En barrios entonces suburbanos se encontraban las canchas de Reformers (Maroñas) y Charley (Piedras Blancas).
Los clubes de las divisionales de ascenso (Intermedia y Tercera Extra) también se distribuían por toda la ciudad. Fénix alquilaba un terreno en la desaparecida calle La Meca, en Capurro, del otro lado de los actuales accesos. Miramar jugaba en una canchita atrás del zoológico de Villa Dolores. Liverpool lo hacía en el Camino Nacional a Colón, hoy la avenida Garzón y Santa Lucía, una zona conocida como La Cuchilla, de donde deriva el apodo del club.
Rampla Juniors todavía no competía en el Cerro, sino que utilizaba una cancha en Piedras Blancas, a 500 metros del final de la línea del tranvía 17 (aproximadamente José Belloni y Buyo). Cerca de allí jugaba el Worcester y un año más tarde se instalaría también Racing. Y al lado de Worcester jugaba el Club Atlético Piedras Blancas.
Uruguay Onward actuaba en el Parque Ricci, en Capitán Videla entre Alarcón y Diego Lamas, donde también llegó a ser local Defensor antes de su desafiliación de 1918. Misiones lo hacía en un predio de las calles Comercio y Figueroa (hoy Francisco Solano López y José A. Cabrera), a dos cuadras de 8 de Octubre. También jugaba allí el club Tomás Blanco. Defensores de Larrañaga tenía su campo en Aldea y Propios (Avenida Italia y José Batlle y Ordóñez).
Progreso hizo su cancha en un terreno ahora ocupado por la Escuela 170, conocida en su época como "Parque de las Arenas", en la calle Emilio Romero. Lito jugaba cerca, en el Camino al Cerro (hoy Carlos María Ramírez). Solferino era local en la "Cancha de los huesos" (Ramón Anador entre Alberto Lasplaces y Lyon), a los fondos de la facultad de Veterinaria, donde ahora hay instalaciones de UTE. El Swift FC jugaba en la cancha del frigorífico de ese nombre, en el Cerro. En ese lugar se instaló mucho después la Armada Nacional.
Manchester competía en la Plaza de Deportes N° 5, en la Unión. El Oriental, pero no el de La Paz, también era del Camino Nacional a Colón. De Maroñas era el Sportivo Maldonado y de Villa Colón, el Alba.
Y dos clubes desaparecidos tenían sus campos de juego en emplazamientos donde hoy sería casi imposible la existencia de fútbol: Independiente en Bulevar Artigas y Charrúa, cerca del actual monumento a José Pedro Varela; y Oriental Pocitos en 26 de Marzo y Pagola, por entonces la orilla del arroyo Pocitos.