Ganar 1-0 siempre es mejor que empatar 3-3. Pero, a diferencia de lo que pasó aquella noche en el Franzini, cuando Nacional igualó con River, el triunfo del domingo en el Parque Viera (1-0) dejó sensaciones encontradas y se ilustró en el silbido agudo de los hinchas.
Martín Lasarte quedó en el ojo de la tormenta por algunas decisiones técnicas y, pese a que el vicepresidente Flavio Perchman intentó bajarle el perfil a las críticas, hubo quienes reaccionaron con bronca y lo despidieron con insultos a la salida del partido con Racing.
“Esto es Nacional, y Nacional es de un paladar diferente. Muchas veces hay una actitud que no corresponde con la historia de Lasarte en el club, en función de la cantidad de puntos que ha sacado”, analizó ayer el vice en diálogo con Carve Deportiva. “Yo que sé si me gustó Nacional. Teníamos que ganar”, cerró.
Al cabo de siete partidos oficiales en el año, que dejan un saldo de cuatro victorias, dos empates y una derrota, el equipo todavía no ha encontrado su mejor versión y a eso, posiblemente, responden las apreciaciones del dirigente.

En los hinchas, se percibe un mal humor generalizado que últimamente siempre recae en lo mismo: cuestionar a quien, en los hechos, es el responsable del funcionamiento.
El cambio de sistema (de 4-2-3-1 a 4-3-1-2) si bien le dio resultado para terminar con el arco en cero, lo llevó a recurrir a una improvisada línea de cinco defensas que lo hizo retroceder (y sufrir) en la última media hora.

No se adaptó Jeremía Recoba a jugar como interior. No tuvo demasiadas subidas más Diego Romero que Gabriel Báez. No fue brillante Yonatan Rodríguez. No volvió a repetir el nivel Nicolás López. Y no fue un partido para que Eduardo Vargas jugara de contragolpe, como sí podían haberlo hecho Lucas Villalba o Bruno Arady (no fue citado).
¿A favor de Lasarte? Luis Mejía mantuvo la valla invicta por primera vez en el Apertura (aunque recibió dos goles en offside). Pero, a decir verdad, Nacional todavía no gusta.
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