Las SAD vs. Asociaciones Civiles: así quedó el mapa del fútbol uruguayo para el 2025 y cómo puede influir

Mirá cómo se reparten las instituciones de las cuatro principales categorías de la disciplina en nuestro país y qué implica que un club esté definido de una u otra manera.

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Un jugador de Montevideo City Torque en la previa del partido.
Un jugador de Montevideo City Torque en la previa del partido.
Foto: Estefanía Leal.

Miguel Méndez / Especial para Ovación
En Uruguay las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) están permitidas desde 2001 y, aunque llevó algunos años que comiencen a hacerse realidad, llegaron para quedarse. De las 30 instituciones profesionales que compitieron en la temporada 2024 del fútbol uruguayo, 13 son administradas bajo este régimen.

Son casi la mitad. Los tres clubes que ascendieron a Primera para el año próximo (Plaza Colonia, Juventud de Las Piedras y Montevideo City Torque) son SAD y, casualmente, resultan una muestra de cómo se maneja este modelo de negocios: los colonienses reciben capitales 100% nacionales, los pedrenses son un híbrido entre inversiones locales y extranjeras, mientras que los Ciudadanos tienen una maquinaria foránea imponente.

El caso de Torque (perdón, City Torque) es paradigmático. Tiene una de las mejores infraestructuras del país y a nivel de formativas crece año a año, pero parece no haber logrado despegar del todo más allá de algunos logros: subcampeón de la Copa Uruguay, del Intermedio y participaciones en la Libertadores y Sudamericana.

El festejo de los jugadores de Montevideo City Torque tras el ascenso a Primera División.
El festejo de los jugadores de Montevideo City Torque tras el ascenso a Primera División.
Foto: Estefanía Leal.

Para 2025 seis de los 16 equipos que jugarán en la “A” serán SAD, dos más que en esta temporada, ya que descendieron dos asociaciones civiles como Fénix y Rampla, aunque en el caso de los Picapiedras el viernes votaron en asamblea la firma de un contrato con un grupo inversor. En la “B” la cosa aún está irresoluta, ya que todavía no se saben todos los ascendidos (ya ascendió Artigas y se espera por Villa Española, Bella Vista o Central Español); lo único cierto es que se confirmaron los descensos de Cooper y de Sud América, ambas SAD.

Sobre Artigas, según cuenta el especialista en la divisional Agustín Montemuiño, está en proceso de conversión a una SAD, mientras que los de Palermo ya lo son, al tiempo que los Papales y el Villa son entidades sin fines de lucro.

De los 12 equipos restantes que jugarán en esa divisional para el año que viene la cosa está bien dividida: la mitad son Asociaciones Civiles y la otra mitad SAD, por lo que el mapa político profesional para la temporada que se acerca está más dividida que nunca, en un año que será especial ya que habrá que votar quién televisará el fútbol uruguayo a partir del 1° de enero del 2026.

Tras varios años con instituciones bajo esta modalidad, ciertas cosas quedan claras: salvo alguna excepción (Racing, Central, Rentistas o Sud América), las instituciones de más tradición en el fútbol uruguayo se niegan a ser moldeados bajo este negocio y los inversionistas buscar depositar su dinero en equipos de poco arraigo popular (Boston River, por un ejemplo claro), o de novel formación.

Emiliano Gómez celebra su gol en el partido entre Boston River y Nacional.
Emiliano Gómez celebra su gol en el partido entre Boston River y Nacional.
Foto: Estefanía Leal.

A nivel de resultados, la temporada que terminó días atrás dejó varias conclusiones para sacar. El modelo de Boston River se afianza: no bajó desde que llegó a Primera en 2016 y, por primera vez en su historia, participará de la Libertadores. Fue tercero en la Anual y potenció a jóvenes valores como Juan Rodríguez y Bruno Damiani. Quizás sea el caso más exitoso de una SAD en Uruguay.

Racing, por su parte, tuvo una gran Copa Sudamericana con históricos triunfos, como el 3 a 0 a Argentinos de visitante, y para el 2025 volvió a clasificar. En diciembre del año pasado La Escuelita fue adquirido por el grupo inversor del Bayern Munich alemán.

Deportivo Maldonado fue la única SAD que perdió la categoría al tiempo que Miramar Misiones cumplió con su objetivo de permanecer en la “A”. Una curiosidad: de los clubes del interior, Cerro Largo es la única asociación civil.

En la divisional inferior hubo para todos los gustos: los tres ascensos quedaron en propiedad de club regidos bajo SAD, así como también los dos descensos al amateurismo. En tanto Cerrito y Uruguay Montevideo fueron las únicas Asociaciones Civiles que pelearon por el ascenso.

En la Primera División Amateur el mapa está entreverado: de los participantes de esta temporada, 16 eran civiles y 10 SAD, pero con una particularidad: Salus, Parque del Plata y Artigas están en proceso para convertirse en una.

El festejo de Artigas SAD.
El festejo de Adrián Núñez, futbolista de Artigas SAD.
Foto: @amateurAUF

La mano cambia en la “D”, que volvió a jugarse a partir de 2021: siete de los 12 participantes son SAD, entre ellos el campeón, Deutscher. Esta categoría puede funcionar como un buen ejemplo de cómo se vislumbra el futuro de fútbol nuestro, con instituciones impulsadas por empresarios que desplazarán la clásica figura de los 11 dirigentes de turno.

Conocer cómo quedará el mapa político es interesante porque, aunque hay excepciones, se nota una tendencia: los clubes administrados como asociaciones civiles suelen estar del lado de Tenfield -las que están en Primera impulsan la vigencia de la ya creada Liga Profesional de Fútbol-, mientras que las SAD han mostrado, mayormente, apoyo al presidente de la AUF, Ignacio Alonso, un importante impulsor de este modelo, que tiene la intención de poder comercializar los derechos de tv a un monto mayor del actual contrato.

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