La directiva de Nacional parece haber aprendido de la lección. La eliminación de la Copa Libertadores 2023, que le costó la crítica de buena parte de los hinchas a mitad de año -y posteriormente se trasladó a una popular asamblea de socios realizada en noviembre-, hoy ya es historia.
A diferencia de aquel entonces -cuando el equipo de la noche a la mañana se quedó sin Gastón Pereiro, Camilo Cándido, Sergio Rochet y Fabián Noguera para competirle a Boca Juniors en octavos de final-, el plantel actual se fortaleció y no solo repuso el vacío que tenía en los laterales y la centrodelantera, con alternativas como la de Nicolás Rodríguez y Diego Herazo, sino que además mantuvo a Lucas Sanabria y Leandro Lozano y sumó a dos figuras identificadas, que tocaron el corazón de la gente: Sebastián Coates y Nicolás “Diente” López”.
Por todo eso y más es que, después de un alborotado comienzo de agosto, que le robó horas de sueño, el presidente Alejandro Balbi siente que por fin se puede acostar con el deber cumplido. Al menos en lo que se limita a las directrices de su función.
Pero, claro, solo el tiempo y lo que pase en la cancha podrán encargarse de determinar si las gestiones toman (o no) el valor necesario para impactar positivamente en la percepción que tendrán los hinchas de ahora en adelante.
De forma preliminar, al menos, es posible sostener que los dirigentes esta vez sí tomaron los recaudos necesarios para que no se les desarmara el cuadro. Es cierto: también tenían instalada otra motivación en agenda sobre la que ya hablaba en mayo el dirigente Gustavo Amoza: “Si hay que ganar sí o sí algún partido en octavos para clasificar al Mundial de Clubes, se va a hacer una apuesta”.
La cuenta regresiva marca que hoy, a poco más de 24:00 horas de recibir a São Paulo, Nacional lleva unos 10 días de ensueño.
Transita por un clima primaveral y de exaltación que en nada se parece a las bajas y grises temperaturas que está dejando el invierno uruguayo.
Primero, por la coronación del Torneo Intermedio contra Peñarol, que aunque termine resultando simbólica y solo le valga para clasificar a la final de la Supercopa 2025, también le aportó un condimento “anímico importante” al grupo, confirmaron personas allegadas a la interna del plantel.
Segundo, porque tras una serie de idas y vueltas finalmente obtuvo su frutillita de la torta con el regreso tan esperado de Nicolás López.
Tercero, por la vuelta con gol de Rubén Bentancourt, que el sábado hizo fútbol en un amistoso contra Boston River y ganó puntos para ser el “9” titular mañana por la noche.
¿Alcanza? ¿Eso es todo? ¿Es suficiente? Hay tantas interrogantes como visiones posibles. De lo que no hay dudas es que la connotación de este artículo puede cambiar por completo al cierre de la próxima semana si Nacional se vuelve vacío del estadio Morumbi, sin cumplir con el objetivo de pasar a cuartos. El consuelo, eso sí, podría llegar por anticipado este mismo jueves si le gana a São Paulo (o empata los dos partidos) y supera a Olimpia en el ranking del Mundial de Clubes (aunque su clasificación definitiva terminará dependiendo de que se repita un campeón de años anteriores).
De lo que tampoco hay dudas es que la historia quizás se contaría diferente si el futuro del Diente López hubiese sido otro.
Al navegar por ese entramado de mundos supuestos, en el que Nacional se permite entrar cuando sueña con su lugar en el Mundial de Clubes, vale decir que el relato de hoy también sería muy distinto si la suerte no hubiese estado de su lado en la noche del 14 de marzo contra Always Ready.
Aquel día, al igual que contra Peñarol, el tricolor sacó una victoria por penales que para la estadística terminará siendo simbólica. Sin embargo, vale casi que por una copa.