Por Sofía Berardi
Casi dos días después de la consagración de la Supercopa Uruguaya, lo que más le duele a Sebastián Lentinelly (25) no es la cara. Pese a que su rostro frenó -al punto de doblarle el cuello- el posible empate de Nacional, la tensión del partido lo dejó literalmente acalambrado. Algo que no ayuda mucho al arquero de Liverpool, que se está mudando de barrio y acaba de volver de una lesión. Pero en ese momento, cuando todo dependía de su respuesta, la adrenalina le hizo olvidar el dolor.
“Un rato después me acordé que me dolía el ojo. A veces dicen ‘el golero no corre nada’, pero tenés que estar atento a todos los detalles del partido y te termina doliendo todo”, dice. Lo cierto es que Sebastián no corría nada. Por eso fue arquero.
Infancia
Lentinelly ya tiene historia desde hace tiempo con Nacional, aunque con el baby de Salto porque era el club más cercano a su casa. En ese momento jugaba de cinco, pero “era vago para correr”, así que recién a los 12 pasó al arco y fue una buena decisión, porque al poco tiempo empezó a jugar en las selecciones del baby del departamento. En formativas pasó a defender los tres palos de Universitario de Salto, donde estuvo dos años. La previa a la capital fue en Salto Uruguay y la selecciones Sub 15 y Sub 18 de Salto, en la cual se coronó campeón del interior.
“Salto Uruguay me formó y me hizo debutar en Primera. Me ayudó a estar en la selección”, explica Sebastián, y añade: “Después de eso me llegó la propuesta de viajar a Montevideo”.
Nacional, Defensor Sporting y Liverpool habían puesto sus ojos en él, pero la insistencia de Gonzalo Matta (gerente deportivo de juveniles en ese momento), fue lo que inclinó la balanza. Eso y que el funcionamiento del club, la infraestructura, la gente y el barrio que le hacía “recordar a los clubes de Salto”.
Sebastián juntó sus cosas y mudó su hogar a la casita de Liverpool. Fue duro extrañar a la familia, pero compartir el sentimiento con el Colo Ramírez (Mercedes) y Alan Medina (vivía allí pese a ser de Montevideo) lo hizo más ameno. También tenía compañeros de la selección de Salto que habían viajado a Liverpool. “Dejás muchas cosas de lado por cumplir un sueño”, recuerda quien cada vez que tenía aunque sea un día libre volvía a Salto, aunque “tuviera que estar más arriba del ómnibus que con ellos”.
Matta lo convenció y habló con su familia. A lo primero no estaba convencido porque sentía que era muy joven para un cambio tan grande. “Es muy difícil para la gente del interior, ir a la capital requiere muchos gastos. A veces se piensa dos veces antes de arriesgarse, hasta último momento no iba a venir, me iba a quedar en Salto”.
Ambos ganaron, porque hoy en día Lentinelly es figura en Liverpool y el arco negriazul está bien cuidado. Se sumó al club cuando era bastante grande, ya tenía 17 años y le tocaba jugar en el segundo año de Cuarta. En ese momento el entrenador era Gabriel Oroza y Pablo Fernández era el mentor bajo los tres palos. Ese año salieron campeones y al mismo tiempo Lentinelly comenzó a alternar con el primer equipo.
Se quedó definitivamente después de levantar la copa en Tercera. Subió en compañía de Nicolás De la Cruz, Nicolás Acevedo y Nicolás Cáceres. En Primera llegó a un arco en el que debía escoltar a nada más y nada menos que a Jorge Bava y Guillermo de Amores.
Ya no más televisión
“Yo los veía por la televisión y verlos en persona y entrenar con ellos era vivir un sueño”, sostiene Sebastián. “Me acuerdo de que antes de venirme a Montevideo vi el Mundial en el que Guille ganó el guante de oro”, dice en referencia al torneo Sub 20 que se llevó a cabo en 2013. Y continúa: “Después tenerlo como compañero fue lo mejor, aprendí mucho de ellos. De Guillermo me quedé con la seriedad y el entrenar siempre al 100%, cómo ver el juego. Y Jorge ni que hablar, fue muy importante. Nos ayudaba con los materiales, nos compraba zapatos, nos daba calzas y guantes. Se portó muy bien con nosotros y nos trató como unos hijos”.
Pero Bava dejó de ser un colega y colgó los guantes para ser DT en junio de 2021. “Ya se le veía la chapa. Por su personalidad se veía que iba a ser bien técnico. Al principio fue raro porque dejó de jugar un día y al otro fin de semana era nuestro técnico”, asegura el salteño.
“Fue un proceso, porque cambió la manera de interactuar, el respeto y todo lo que con llevaba. A lo primero nos mirábamos y nos reíamos, era todo joda va, joda viene. Tenemos una linda amistad por suerte. Yo le puedo hacer otras bromas que otros no”, añade.
Cábalas
Decir que Sebastián es cabalero es quedarse corto. Usa la misma ropa, incluyendo las medias y toma mate a la misma hora. Pero la clave está en la llamada a la abuela Lucy en la previa al partido. “Mira más fútbol que yo”, explica Lentinelly sobre su fan número uno. Él, en cambio, prefiere la Fórmula 1 y el boxeo. Este último deporte solía ser uno de los que practicaba por las tardes cuando era pequeño, hasta que escogió el fútbol.
La Supercopa Uruguaya 2023 significó el quinto título para el arquero tras ganar el Torneo Intermedio 2019, la Supercopa Uruguaya 2020, el Clausura 2020 y el Apertura 2022. El domingo antes del encuentro en el Estadio Centenario repitió cada una de sus cábalas. “Funcionó, así que la próxima fecha va todo de nuevo”, dice con tono de broma pero habla en serio. El domingo (21 horas) Liverpool va en busca del segundo plato ante Nacional por el Torneo Apertura.
Lentinelly fue la figura y tapó al menos cuatro pelotas que eran claras chances de gol. “Son pelotas claves, entrenamos para eso así que a veces no sacamos mucho crédito”, dice el MVP del partido, y agrega: “Me quedé contento, más por el equipo, por poder mantener el resultado con un hombre menos tras el antecedente del año pasado (la expulsión de Federico Pereira en la final del Uruguayo 2022). Esa vez lo sufrimos y la primera imagen que se me vino a la cabeza fue eso, pero pasaron los minutos y me di cuenta de que estábamos bien”.
Ayer, antes del entrenamiento, el recuerdo de la expulsión se robó la atención de las charlas. “Cuando echaron a Lucas tuvimos dos chances de gol y eso nos ayudó a enfrentar el segundo tiempo”.
No hubo golpes y caídas que lo frenaran y él dice que es muy tolerante al dolor. La vez que me rompí el tendón jugué todo el partido y nadie podía creer que había seguido. También ayuda a hacer algo de tiempo”, confiesa. Hasta el día antes, cuando Bava paró el equipo final, Sebastián no sabía que iba a ser el arquero titular. “No había ningún indicio. En los amistosos rotamos y no te dabas cuenta. Al estar los dos al mismo nivel iba a ser lo mismo”, señala.
Y es que Bava tiene un desafío interesante, decidir entre dos buenos arqueros, porque también tiene a Seba Britos. “Se formó una linda amistad entre los arqueros con Rafael Hornos también y Gonzalo Noguera, entrenador de goleros. Somos grupo unido, sabemos que el que va atajar va a rendir al 100% y nos vamos a poner contentos por sus logros. El crecimiento de uno es el de otro”.
"Como una final"
Tras su actuación, todo indica que Lentinelly atajará el domingo. “Nacional juega con una presión extra luego de perder la final y enseguida jugar con nosotros. Va a ser lindo medirnos de nuevo. Hay que enfrentarlos de nuevo como si fuera una final”.
Liverpool pudo cortar la racha y “fue muy bueno porque se formó cierta rivalidad estos años”, sostiene el arquero. “Mismo luego del partido del Clausura que ganamos 4-0 en el Parque Central y fuimos campeones. Cada vez que nos toca Nacional tiene otro gusto, lo enfrentamos de otra manera”, agrega.
Sebastián asegura que están para pelear todo lo que jueguen porque esa es la filosofía del club desde hace algunos años. Pero más que nada quiere jugar la Libertadores. “Es un sueño, uno la ve de niño y estar vos en ese lugar es todo“.
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