Redacción El País
La imagen ya es habitual. La pelota bajo el brazo y la mirada puesta en el arco rival. Habitual también puede ser verlo festejar si Leonardo Fernández sigue con esta buena racha de goleo, sobre todo, con las pelotas quietas.

Su pegada ya es conocida porque fue la misma que mostró en Fénix y la que paseó por distintos países de América en el resto de su carrera, pero en la pasa jornada llegó la oportunidad de mostrar un ejemplo en Peñarol.

Remate seco y potente. El primero pegó en la barrera, el segundo fue un golazo y fue un tanto que le terminó dando la victoria al aurinegro porque dio vuelta el marcador. Rodrigo Formento apenas atinó a mirar cómo el esférico ingresaba sobre su vertical izquierdo cuando poco tenía por hacer.

Festejo y beso al escudo, una vez más. Lo mismo que hizo en tres ocasiones ante Liverpool por lo que ya lo hizo en cuatro ocasiones lo que le permite ser el máximo anotador mirasol en el inicio de la temporada oficial del 2024.

Con cuatro goles en tres partidos, el mediocampista es el goleador aurinegro y con su pegada como fortaleza porque tres de esos cuatro tantos fueron de pelota parada, más allá de que dos los terminó anotando de penal, pero con el mismo sello: un tiro fuerte, seco y que es inatajable para el guardameta que lo tenga enfrente.

“No conozco otro jugador que le pegue tan bien. No recuerdo haber trabajado con un jugador que le pegue mejor a la pelota que Leo. Como le pega Leo no le pega otro”, afirmó Diego Aguirre, su entrenador, al término del encuentro.

“En el momento del tiro libre el Cepi (Franco González) me dijo ‘que pase la barrera’ y ahí me convencí. Gracias a Dios entro y pudimos ganar”, afirmó el futbolista tras el encuentro.