OVACIÓN EN BRASIL
Eduardo tiene 11 años y "es especialista en conseguir los autógrafos que quiere", según dicen sus primos. Ya estuvo con Neymar, Luis Suárez, Edinson Cavani y va por Cristiano Ronaldo.
Eduardo tiene 11 años, anda por el hall del B Hotel de la ciudad de Brasilia en chinelas y con una bolsa en la mano. A simple vista es un niño normal, pero tiene una capacidad: conseguir el autógrafo que se proponga. Y en la Copa América lo demostró.
Lionel Messi fue su última víctima, con una firma en una camiseta 10 de Barcelona de color negro y con números en dorado. La lista es larga y la engrosan nombres como Luis Suárez, Edinson Cavani, Neymar, Taffarel, Thiago Silva, Giorgian de Arrascaeta, Nicolás de la Cruz, Jorge Jesús y otras figuras.
Para conseguir los autógrafos y muchas veces también fotos, Eduardo agota recursos. Ha llegado a saltar un alambrado para conseguir firmas de Flamengo, hacer guardias en hoteles, hablar con funcionarios de seguridad o esperar a los jugadores antes de que suban a los ómnibus.
En la última estadía de Uruguay en Brasil, previo al partido ante Colombia por Copa América, Eduardo consiguió fotos y firmas de Suárez, Cavani, De la Cruz y De Arrascaeta. "Fueron buenos, muy buenos", contó, y luego terminó hinchando por la selección de Uruguay.
"Es una persona muy caradura, no tiene vergüenza de nada", cuenta Felipe, su primo, que lo acompaña en sus aventuras y que lo llama de "especialista en autógrafos". Ahora está juntando plata para intentar hospedarse en el mismo hotel que Portugal en el Mundial 2022 y conseguir el autógrafo de Cristiano Ronaldo.
Conseguir el autógrafo de Neymar no fue fácil. Estaba junto a su padre en un hotel cuando ya casi había desistido. Estaba llorando cuando su padre le dijo: "Hijo, ¿aquel no es futbolista? Creo que no porque es muy flaquito". Eduardo se dio vuelta y lo vio, era Neymar. Se sacó fotos e hizo firmar dos camisetas. A una la encuadró.
En la noche del lunes estaba en el hotel viendo la forma de conseguir ver a Messi. Parecía imposible hasta que vio a un funcionario de seguridad y le pidió por favor que lo ayudara. El funcionario le comentó que a las 10 de la mañana le entregara una camiseta en la recepción. Eduardo no durmió.
A la mañana siguiente entregó la camiseta y unas horas después se la devolvieron con la firma. "Estoy por llorar", decía mientras intentaba hablar con su padre, primos o cualquier conocido para contarles.
Argentina juega la semifinal ante Colombia esta noche y Brasil espera rival. Ante esta posibilidad, Eduardo no tiene respuesta sobre la selección que apoyará. "Voy a cortar una camiseta al medio y coser la otra", dice entre risas. Seguro que la camiseta que sacrificará no será ninguna firmada.