Nicolás De la Cruz fue la gran figura de la selección uruguaya en el estreno ante Chile (3-1) por las Eliminatorias camino al Mundial de Estados Unidos, México y Canadá. Marcó dos goles y, junto a Federico Valverde, se pusieron al hombro la conducción de un equipo joven y que necesitaba salir victorioso en este arranque de un nuevo ciclo sin los referentes históricos.

Ante los trasandinos alcanzó su partido número 20 con la selección mayor y obtuvo un rol mucho más protagónico en el esquema de juego que con el maestro Tabárez y Diego Alonso. Marcelo Bielsa lo agarró en el momento justo de su carrera, maduro y con la experiencia necesaria, y al mismo tiempo sus características de juego parecen adaptarse a la medida de lo que quiere el entrenador.

De la Cruz jugó como para no salir más de la selección y de una vez por todas afirmarse en el equipo y mostrar los mismos rendimientos por los que fin de semana tras fin de semana lo llenan de elogios en la vecina orilla.

A continuación, cinco razones para creer que llegó su momento.

El 4-3-3 que puso Bielsa en el debut, y con el que se identificaron la mayoría de sus equipos, es el mismo sistema con el que juega De la Cruz en River Plate de Argentina. Ya está acostumbrado a moverse en esas condiciones: con un volante tapón, dos que van y vienen, un nueve de referencia y dos extremos.

Un esquema super ofensivo y que requiere una gran intensidad por parte de todos los futbolistas. En esta idea, muchas veces, los primeros en defender son los delanteros. Hay un desgaste físico grande.

Foto: Darwin Borrelli.

Poco tiene que ver el De la Cruz que arrancó en Liverpool y la rompió en la selección juvenil. Ese era un enganche más tradicional, con muchísimo menos recorrido y que no se involucraba tanto en la marca.

Se tuvo que adaptar y le llevó tiempo, pero Marcelo Gallardo logró reconvertirlo en un volante moderno. Se asentó con el Muñeco y Martín Demichelis lo siguió utilizando en la misma función. Es un futbolista determinante en el ataque, porque llega con facilidad al gol y además genera constantemente opciones para sus compañeros, pero hoy también es uno de los máximos recuperadores de pelotas del equipo.

Si hay algo que diferencia al fútbol uruguayo del argentino es el ritmo. Acá el juego es mucho más lento y entrecortado a pesar de que en los últimos años se viene avanzando y modificando esa postura. Del otro lado del charco se juega a un toque. En la selección y en el medio local, se priorizan los extremos y laterales que pasen constantemente al ataque.

Bielsa pregona eso en sus equipos y para De la Cruz no es nada nuevo. Está acostumbrado a la presión alta y a buscar siempre el arco de enfrente.

“Marcelo llegó con su idea de ser un equipo corto, intenso y con muchas transiciones rápidas. Esperamos que en el correr de estos días y entrenamientos nos vayamos sintiendo mejor”, comentó.

Foto: Darwin Borrelli.

Que De la Cruz y Valverde se entiendan a la perfección no es nada llamativo. Se conocen desde chicos e incluso compartieron la selección juvenil.

En 2017 estuvieron en la Sub 20. Valverde no fue al Sudamericano, donde Uruguay fue campeón, porque el Real Madrid no lo cedió, pero luego sí estuvo en la Copa del Mundo donde la Celeste llegó a semifinales. Ambos conformaron una gran sociedad en el mediocampo. Incluso en esa mitad de la cancha también estaba Rodrigo Bentancur, que está ahora en la recta final de la recuperación de su rotura de ligamentos. Por eso no es nada descabellado que en el corto plazo termine con los mismos nombres en esa zona del campo que tenía Fabián Coito en ese combinado juvenil.

Esa generación, de hecho, hoy es gran parte de la base que tiene Bielsa. Además de De la Cruz, Valverde y Bentancur, están: Santiago Mele, Santiago Bueno, Matías Viña, José Luis Rodríguez, Mathías Olivera y Agustín Canobbio.

El nombre de De la Cruz estuvo sobre la mesa en el último período de pases. Parecía que vivía sus últimos días en Núñez. Sin embargo,prefirió quedarse en River donde es figura en un equipo competitivo, se siente a gusto y sabe que está en una vidriera ideal para llegar a la selección uruguaya.

Lo quiso el Flamengo, pero River decidió no reforzar a un rival que, en ese entonces, preveía que se lo podía llegar a cruzar en Libertadores. Luego vino el Al Duhail de Qatar decidido a pagar la cláusula de US$ 16 millones, pero el uruguayo respondió negativamente en dos oportunidades priorizando el aspecto deportivo.