Los fundamentos de otro triunfo clave de Peñarol: del discípulo de Aguirre al jugador que gastó los aplausos

El aurinegro venció 2-0 a Liverpool en el Estadio Campeón del Siglo por la fecha 11 del Torneo Clausura y ahora se le vienen cuatro finales en la recta final del Campeonato Uruguayo.

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El plantel de Peñarol celebra el segundo gol frente a Liverpool en el Estadio Campeón del Siglo.
El plantel de Peñarol celebra el segundo gol frente a Liverpool en el Estadio Campeón del Siglo.
Foto: Francisco Flores.

Peñarol juega al ritmo de Leonardo Fernández. Lo hace desde que arrancó el año con una premisa clave: es y será la primera opción para construir un ataque. Y jamás le sacarán una pelota quieta. Alguna vez casi lo hacen entre Ramírez y Sequeira en Jardines, pero el propio Diego Aguirre señaló directamente al 8 y el final de la historia ya es conocido.

Esta vez él solo se adueñó de la pelota tras una falta sobre Eduardo Darias en el cierre del primer tiempo, y la colgó del ángulo. ¿Es extraño? No. ¿Sorprende? Tampoco. Pero fue clave porque rompió un partido reñido donde no se veía el gol por ningún lado más allá de que el local se había aproximado con un remate peligroso de Jaime Báez y un cabezazo de Guzmán Rodríguez.

Jaime Báez celebra junto con Eduardo Darias el segundo gol de Peñarol frente a Liverpool.
Jaime Báez celebra junto con Eduardo Darias el segundo gol de Peñarol frente a Liverpool.
Foto: Francisco Flores.

La influencia de Fernández es de tal magnitud que parece un discípulo de Aguirre en cancha. Aprovechó las pausas para hacerle una sugerencia a Washington Aguerre y hasta para hablar a distancia con Leo Sequeira, y en todos los casos fue escuchado por igual.

Al margen de su magia, Peñarol construyó el triunfo a base de sacrificio. Y, si de eso se trata, la bandera fue Darias. Con o sin dolor, y tocándose por momentos la rodilla izquierda, demostró una vez más por qué tienen decidido comprarlo. No paró de correr en todo el partido y, a la hora de recuperar la posesión, asfixió a los rivales con mucho timing para cortar ataques y salir jugando. Por si algo le faltaba, se vistió de goleador a los 88’.

“Terminé el partido cansado, me acalambré y todo, pero estamos bien. Tenemos que dejar todo, mantener la línea de lo que hicimos durante el año y ser campeones; vamos a ir por eso”, dijo el 13 ni bien terminó el partido.

Fue uno de los más aplaudidos en la previa y en cada quite los hinchas de Peñarol se gastaban las manos.

“Es lindo cuando el estadio te aplaude, pero me quedo con el trabajo del equipo. Cuando luce, nos lucimos todos”, agregó.

Peñarol estuvo lejos de brillar, pero fue más que el rival desde la intensidad que le puso al juego y el orden táctico.

Fue lo que pidió su entrenador desde el mercado de pases del verano: kilómetros recorridos por sobre nombres. Hambre de gloria por encima de jugadores consagrados como Radamel Falcao, a quien rechazó.

Y, aunque tiene a un campeón de América como figura, no llegó amparado en ese logro, sino con la sed de hacer historia en el club de sus amores. Para hacerlo deberá coronarse en el Campeonato Uruguayo, y le quedan, como mínimo, cuatro finales.

Peñarol venció 2-0 a Liverpool en el Estadio Campeón del Siglo y, al menos por una fecha más, sabe que mantendrá los cinco de diferencia en la Tabla Anual y que comparte con el tricolor la cima del Clausura con 26 puntos. ¿Logrará sacarle una ventaja en la recta final o definirá el Uruguayo ante el tradicional rival? Solo el tiempo lo dirá.

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