Luciano Supervielle: la frustración que lo hizo elegir entre sus pasiones y el punto de contacto entre ambas

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Luciano Supervielle. Fotos: F.Ponzetto / Gonzabeiro

WANDERERS UNIVERSITARIO

Músico, hincha de Wanderers y goleador de su equipo en la categoría +40 de Liga Universitaria. Llegó a Uruguay a los ocho años y jugó al baby en su rival clásico. En 2015 reversionó el himno Bohemio.

Luciano Supervielle puso un pie en tierra uruguaya en el año 85. Antes había vivido en México y era hincha del Cruz Azul, pero su primer equipo había sido el Saint-Etienne de Francia, donde jugaba Michel Platini, su ídolo de la infancia. En ese entonces tenía ocho años y dos pasiones dando manotazos para imponerse: el fútbol y la música.

Su vista a través de la ventana pasó a ser el pintoresco barrio del Prado. México fue el preludio del baby fútbol y al llegar a Uruguay pasó a vestir la camiseta de River Plate. Quizá por esto nunca tuvo rivalidad con sus amigos darseneros. Sin embargo, el rojo se convertiría en negro y al tiempo se unió a Wanderers. El Bohemio se volvió religión en casa, impuesta por su papá Marcos, que frecuentaba el Viera.

“Rápidamente adopté a Wanderers”, recuerda Supervielle (45), músico y futbolista de la categoría +40 de la Liga Universitaria. El Saroldi quedaba más cerca de casa y fue el escenario de algunos fútbol 5 pero, según Luciano, el Viera “tenía esa cosa de pertenencia”.

El chico que jugaba en el Rosedal del Prado había soñado con ser futbolista profesional, pero una falta hizo ganar a la música el partido en un último acorde.

PUNTO DE INFLEXIÓN

Luciano Supervielle dará un video concierto. Foto: Comunicación Sur
Luciano Supervielle dará un video concierto. Foto: Comunicación Sur

“En el cambio de categoría de cancha chica a 11, la mayoría empezó el estirón y los que éramos muy flaquitos estábamos en desventaja, salvo los que la rompían, yo no era de esos”, recuerda. El punto de inflexión fue el año en el que no lo ficharon y con 11 años, luego de haber estado preseleccionado, “renunció” al sueño.

Ese día volvió llorando a casa, donde lo esperaba su otra musa para arroparlo. Desde pequeño había tenido un vínculo muy fuerte con la música, tan así que “siempre” supo que iba a ser músico. “Desde los 10 tenía claro que era mi vocación, más que el fútbol”, afirma quien en ese momento ya tocaba el piano. De todas formas, la frustración no lo alejó del todo de la redonda. “Capaz si hubiese encarado distinto la vida podría haber sido futbolista. Siempre corrí rápido, hasta hoy”, explica Supervielle, y agrega que hay pocos en la Liga que hacen notar sus condiciones. Allí hay nombres como Diego Forlán, con quien no pudo jugar tras la división de título y permanencia para jugar las copas. “No me lo llegué a cruzar, pero hubiese sido increíble”, sostiene.

Luciano Supervielle. Foto: Gonzabeiro.
Luciano Supervielle. Foto: Gonzabeiro.

Hace poco lo invitaron a la selección master, pero no está “para esa”, dice, porque requiere una mayor dedicación para la que no tiene tiempo. En Wanderers sabe que puede faltar cuando su agenda musical lo amerita. Es que este es el espíritu de Wanderers Universitario, saben que así es difícil salir campeones, pero priorizan jugar todos y cuidar el grupo.

Aquel niño que alentaba al Bohemio en el Viera siguió su camino al gestar su propio club en la Liga Montero, antes de ir a Wanderers Universitario, equipo que lo pedía. Ahora es el goleador de su equipo.

“Para mí era el sueño del pibe, jugar con la de Wanderers compitiendo era muy emocionante”.

Luciano Supervielle. Foto: Gonzabeiro.
Luciano Supervielle. Foto: Gonzabeiro.

Supervielle lleva muchos años en el Bohemio Universitario, al cual lo une un “sentimiento de pertenencia muy fuerte”. La Liga le dio contención y para él, jugar en ella, significa tener una instancia de competencia.

“En la música es contigo mismo, pero el sentimiento colectivo es algo que solo lo encuentro ahí. Es conectarse con una parte más primitiva de uno y de exigirse físicamente”. En algunos momentos complejos pensó en dejar el fútbol, pero se dio cuenta de que lo grupal tiene “esa cosa de sanar”.

ENARMONÍA

Luciano Supervielle. Foto: Fernando Ponzetto.
Luciano Supervielle. Foto: Fernando Ponzetto.

La música y el fútbol son distintos, pero tienen puntos de contacto. “La manera de jugar al fútbol que más me gusta tiene que ver con lo que yo llamo ‘la elegancia’, que es hacer parecer simples cosas que no lo son. En la música está muy presente: resolver de manera elegante es encontrar soluciones aparentemente simples. Muchas veces la complejidad en la música está relacionada con no lograr una solución elegante. Lo tengo mucho en cuenta y creo que el fútbol tiene de eso. A veces, el tipo que la para en el aire y hace un pase de primera, que parece que es muy sencillo, hace algo mucho más complejo que pararla, volver a perfilarse o hacer cinco movimientos, cuando podía hacerlo en dos”, explica Luciano, que nombra a Zidane y Enzo Francescoli como representantes de este estilo.

En 2015 combinó pasiones y, junto con Roy Berocay, reversionó Bohemio sensacional, el himno de Wanderers.

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