Puede que un día sea Hugo en su casa, al rato se convierta en el capitán de Artigas SAD y poco después, con tres o cuatro horas de sueño, esté manejando un tanque de guerra. La vida del militar Hugo Paz no da respiro entre el fútbol, la familia y el trabajo y, a días de haber terminado de construir su propia casa, hoy su nombre tiene varias razones de fondo para darse a conocer.

El fin de semana pasado, en el Ubilla de Melo y al rayo del sol, fue partícipe del milagro artiguense cuando, bajo las alas de Carlos Bueno, su equipo le ganó 1-0 a Central Español y automáticamente confirmó el ascenso a la Segunda División Profesional (popularmente conocida como “B”) después de 73 años.

Para este hombre, sin embargo, los festejos, la emoción y las copas solo duraron un rato porque a la mañana siguiente, otra vez, le tocó volver a hacer guardia. Así ha sido desde que consiguió autorización del Ejército para embarcarse en este ambicioso proyecto.

-Me pasó todo el año. Si nosotros jugábamos un sábado, nos íbamos el jueves desde Artigas a Montevideo y pasábamos casi un día viajando. Suponete que el sábado de tardecita estábamos volviendo, llegábamos como a las 3 o 4 de la mañana y yo a las 6 o 7 ya me tenía que presentar de vuelta para entrar a la guardia. Si a vos no te gusta el fútbol, lo abandonás porque no es fácil.

Así como él, en el plantel de Artigas hay decenas de casos que resuenan únicamente por sus historias. Vale de ejemplo uno de sus compañeros, que es feriante; o mismo el juvenil Adrián Núñez, que convirtió el gol que les dio el título, es el más chico de todo el cuadro en tamaño y en edad (tiene 17) y también el que mejor juega.

De 1,82 metros de alto y a sus 28 años, Hugo destaca por su porte como zaguero y, en palabras de Carlos Bueno, es el “estandarte” de una defensa que apenas recibió nueve goles entre Apertura y Clausura (15 partidos).

El presidente de la SAD, Rafael Monge, está encantado con su presente deportivo y dice que ya hubo un equipo de la Primera División del fútbol uruguayo que le hizo una consulta para llevárselo. Él, por supuesto, no le cuelga el teléfono a ningún llamado.

-Si tuviera un contrato, estaría dispuesto a dedicarme 100% al fútbol. Con la familia y la patrona (por su señora), que es maestra, siempre decimos que no es fácil la vida de un militar. Nunca es tarde para irme a jugar afuera o a donde sea para crecer un poco más. Juego desde chico y debuté con 17 años en Pirata, el club del barrio.

Su tono artiguense marca el ritmo de la conversación telefónica. A cada respuesta Hugo la decora con un “¿viste?”, como si estuviera esperando una aprobación en el final.

Tan medido fue siempre que ya de niño tenía pensado en que iba a seguir detrás de los pasos de su abuelo (militar) y su padre, que hasta que el físico lo acompañó jugó al fútbol.

Con 16 años, estuvo en las juveniles de Danubio y al año se volvió. Jugó en la selección de su departamento y en varios clubes de la liga local (San Eugenio, Wanderers, donde fue campeón de la Copa OFI en 2015; y Garzón, el equipo del cuartel).

Su salto a Artigas SAD fue en 2023 y allí tuvo, además de a Carlos Bueno, a Joe Bizera como asistente técnico y a Mario Saralegui como entrenador por unos meses.

Foto: @artigassad.

-Son los dos unos monstruos. (Bueno y Saralegui) son unos grandes técnicos. El técnico tiene que ser loco y ellos dos, que lo son, son los mejores. A veces no te entra nada y van y te gritan. Pero no mal, sino para que prestes atención. Siempre te están explicando. El Charly Good es una gran persona, que me da para adelante y siempre me estaba recalcando las líneas. Que el defensa no podía tener errores y en eso y ayer, después de todo el campeonato que nos mandamos, estaba contento con el trabajo de la línea de cuatro que tuvimos este año.

Pese a los viajes eternos y a las pocas horas de sueño, el equipo solo perdió dos partidos jugando en la tercera categoría. Según Hugo, enseguida analizaban los errores para no repetirlos: “¡No, no puede pasar eso! ¡Vamos a darle más para subir!”.

Foto: Diego Domínguez.

El presidente de la SAD, Rafael Monge (40), es quien conduce las riendas deportivas del equipo. Se conocen con Hugo desde que ambos formaron parte de las filas de Wanderers de Artigas, club al que también presidió y donde cranéo con el entrenador Mario Saralegui el proyecto que en 2025 competirá de forma profesional.

El entrenador Carlos Bueno, que estuvo secundado por su asistente técnico Joe Bizera, fue el que guió al equipo artiguense a desplegar un “fútbol de buen pie” y sobre eso insistía el día en que Ovación estuvo presente para presenciar un partido entre Artigas SAD y Salus en la cancha de Uruguay Montevideo.

Los jugadores le cumplieron al pie de la letra y el domingo, en Melo, terminaron todos juntos festejando un ascenso que se había postergado debido a una denuncia de Central Español, que cuestionaba al entrenador de arqueros Fabiano Mazzini por haber ejercido como ayudante técnico un día en el que Charly Good estaba suspendido.

El reclamo quedó en el olvido y en la definición por el ascenso Artigas despejó las dudas ganándole a su rival directo por 1-0. El gol lo hizo la principal joya del equipo, Adrián Núñez, por quien Jorge Giordano, el director nacional de selecciones, ya consultó hace unos meses.

La Charlyneta cerró el año solamente con dos tropezones: uno como local, contra Paysandú, y otro en condición de visitante frente a Villa Española. Fue en esos momentos cuando el entrenador más repitió: “La familia es lo fundamental. No hay que bajar los brazos”.

El proyecto tuvo su génesis en el pienso de Mario Saralegui y el empresario Rafael Monge, quienes se contactaron con la asociación civil del Club Atlético Artigas, originalmente radicado en La Teja, y fusionaron las partes, a través de su presidente, Pablo Khalil, para trasladar el fútbol hasta el norte del país. Ya es el tercer año que trabajan juntos y para el 2025, mientras compiten en la B, proyectan tener cinco categorías de juveniles.

Foto: @artigassad.

“Las SAD son una herramienta y una solución para este fútbol uruguayo, que es pobre. El fútbol es inviable si no vienen empresarios a poner dinero. La única forma de sostenerlo es con la venta de jugadores porque los derechos de televisión son bajos, comparados con otros países”, expresó Monge entrevistado por Ovación hace unos meses. Consultado nuevamente, pero por este proyecto artiguense, dijo que siempre priorizó la llegada al profesionalismo y reconoció que valora el trabajo de Khalil y del delegado Obdulio Silva en tareas de campo.

“Yo lo hago para devolverle algo al fútbol, que me dio todo para crecer personal y económicamente. Tengo un arraigo muy grande con mi ciudad. Fijate mi acento, je”, profundizó.