Por Pablo Cupese
Manuel nació en Estados Unidos, juega en España, pero podría defender a Uruguay. Manuel (14) es hijo del “Gato” Marcelo Romero, exjugador con pasado en Defensor Sporting, Peñarol, la selección uruguaya y un exitoso pasaje en España defendiendo al Málaga.
La ciudad natal de Manuel es Carolina del Norte. Allí llegó al mundo en 2009 mientras su padre jugaba los últimos partidos de su carrera defendiendo a los RailHawks de Estados Unidos. De todas maneras, con pocos meses de vida su familia volvió a España para no mudarse más.
“Lo llevamos a varios lados. Al básquetbol, al tenis y al principio él no quería jugar. Nunca fui de presionarlo para que juegue al fútbol. Jugaba lindo, pero no quería jugar”, contó desde España su padre Marcelo, en diálogo con Ovación.
Pero todo cambió a los seis años cuando durante las vacaciones visitó una escuela de verano. Se puso a jugar con los amigos, se enganchó y lo motivó para empezar a mirar el deporte con otros ojos.
“Después de eso empezó a jugar en un club de barrio: Las Lagunas. Ahí estuvo un año en la categoría de prebenjamines y la verdad que andaba bien, jugaba de delantero y terminó a un gol del máximo goleador del torneo”, agregó Marcelo.
Su buen rendimiento y el legado que había dejado su padre en el Málaga le abrieron las puertas de par en par en un club al que de todas maneras no ingresó hasta no superar las pruebas correspondientes. Lo logró y dio un paso más que importante en su carrera. “Ahí lo pusieron de lateral izquierdo y le costó mucho al principio. Yo le decía ‘si vos querés nos vamos, volvemos a Las Lagunas’, pero para él el Málaga también era algo espectacular”.
Manuel se aguantó, cumplió con lo que le pidieron desde el cuerpo técnico y ese esfuerzo y el hecho de no bajar los brazos dieron sus frutos luego de que Real Madrid se interesara en él. No fue el único equipo.
“Él estaba en un muy buen nivel en Málaga, estaba en fútbol 7 y lo pasaron a fútbol 11 donde siguió mostrando sus condiciones. Ahí vinieron Villarreal, Betis y Sevilla a buscarlo y vimos con seriedad la chance de ir a Villarreal pero de Málaga hasta allá quedaba todo a trasmano. Le daban residencia, estudios y asistencia, pero para nosotros seguía estando lejos porque estábamos a ocho o nueve horas en auto y al final esa opción la rechazamos”, confesó.
“A la suerte hay que acompañarla”, reza el dicho y Manuel la acompañó con mucha clase, pero también la fortuna estuvo de su lado. “Al poco tiempo el director deportivo del Villarreal se fue para el Real Madrid y ahí volvieron a contactar con nosotros porque ya lo conocía y ahí le estuvimos dando vueltas, pero al final le gustó la idea del Real Madrid y es otro mundo”, agregó.
“Yo siempre le dije que si quiere ser el mejor, tiene que estar entre los mejores y cuando tomó la decisión me respondió: ‘¿vos no me decís que para ser el mejor tengo que estar entre los mejores?’. Y bueno... la verdad es que me pareció muy maduro para los 12 años que tenía en ese momento cuando se vino para Madrid”, sostuvo el Gato.
Ahí comenzó otra aventura para Manuel y para su familia porque se fue solo a Madrid a la residencia del Real. De todas maneras, la adaptación no se le complicó. Sus rendimientos ayudaron y luego también lo hizo que su familia optara por mudarse con él.
Sus rendimientos no hicieron más que ir en franco ascenso y el año pasado en su primera temporada cerró con 10 goles siendo lateral izquierdo, cifra que ya mejoró para la actual campaña. Y es que en 23 partidos que disputó acumuló un total de 13 goles y 23 asistencias por el momento, lo que lo deja como uno de los más destacados del torneo.
Y son precisamente sus números los que llamaron la atención desde este lado del globo terráqueo y la Sub 15 de Uruguay posó los ojos en él. “Sí, por suerte se han interesado por él y hay acercamientos para que Manuel pueda ir a la selección uruguaya y lo están siguiendo, tanto a él como a otros chicos, uno que juega en Rayo Vallecano y otro que está en el Torrejón. Está bueno porque le dan importancia a gente uruguaya que está afuera y te hacen sentir más cerca”, indicó.
“Él tiene muchas ganas de jugar por Uruguay, pero yo no le insisto, es una decisión que tiene que tomarla él porque cuando tome la decisión es porque está seguro. A él le gusta por el carácter, por el juego, por cómo ve a los uruguayos acá en España. Yo siempre le digo que es difícil, es complicado, es otro fútbol, te tenés que adaptar y si mañana te convocan vas, mirás, probás y ves si te adaptás. Él está como loco desde el momento que han contactado con nosotros, quiere que cuenten con él”, agregó.
No hay que perder de vista que Manuel ya defendió a la selección de Andalucía cuando jugaba en Málaga y que también lo hizo con la de Madrid tras arribar a la capital del país donde nació su madre. Eso podría abrirle las puertas de la selección de España Sub 15 que en agosto citará a sus futbolistas y a la que podrá defender.
A nivel de Sub 15, en noviembre de este año, Uruguay tendrá su Sudamericano y si todo sigue por este camino podría contar con Manuel Romero, un lateral al que así lo define su padre: “Tiene una mezcla muy buena. Mucho carácter, mucho empuje, también mucha calidad y una mezcla de competitividad con jugar bien al fútbol. La verdad que tiene mucho temple. Es muy tranquilo a la hora de jugar y siendo lateral izquierdo le gusta el gol”.
A Marcelo no le gusta mucho mirar el pasado y cosas suyas, pero Manuel igual indaga, le pregunta y tiene dudas. “A mí no me gusta más que nada porque no me gusta retroceder en el tiempo, pero sí le gusta mirar muchas cosas y a veces en YouTube encuentra las peleas con Peñarol. pero sí hablamos mucho de fútbol”, cuenta entre risas.
La decisión de acompañar a Manuel en Madrid se dio luego de que por mucho tiempo se vieran apenas una o dos veces a la semana. “Se vino un niño a Madrid y hoy ya es un hombre. Le está saliendo bigote, le cambió la voz y por eso decidimos acompañarlo porque nos dimos cuenta de que nos estábamos perdiendo su crecimiento y ahora hace vida de residencia, pero vive con nosotros. Lo dejamos en la residencia por la mañana, Real Madrid lo lleva junto a sus compañeros en ómnibus a los estudios, luego regresa, almuerza, entrena y por la noche lo vamos a buscar para regresar a casa”, contó Romero.
Y es que los padres de Manuel lo tienen claro: el estudio no es negociable. “Los lleva muy bien que para mí es lo principal porque le pongo ejemplos míos y de todo lo que me ha pasado y por no haber estudiado las cosas que he tenido que soportar. Cuando tenés estudios estás preparado en la vida. Aparte el idioma, como entrenador se me fueron trabajos por el idioma y te limita muchas cosas. Ellos estudian tanto inglés como alemán en el club. No es que por querer ser futbolista lo vas a ser, de ahí a que llegues hay un camino complicado y a veces una lesión o lo que sea te puede truncar la carrera y tenés que tener estudios”, sentenció.