Los detalles de Halloween colgados en la fachada evidencian que en esa casa de Punta Carretas viven menores. Se trata de Emma (12) y de Carmela (9), las hijas de Marcelo Broli.

“Había más cosas, pero saqué algunas”, comenta con una sonrisa el técnico campeón del mundo con Uruguay en el Mundial Sub 20.

Se casó en 2006, cuando estaba en Vallodolid, en la “B” de España, en lo que fue su única salida a Europa. “La experiencia fue buena. Me costó al principio... Iba cuatro meses y no había cobrado nada, me estaba gastando los ahorros. Era otro fútbol europeo, tenés esa ilusión de llegar y que se soluciona todo, pero no me pasó, aunque terminé jugando, sintiéndome cómodo y disfrutando de España”, recuerda sentado en un sillón de un living precioso y espacioso.

Broli es de los pocos que puede decir que, como jugador, cumplió con todas las metas que cualquiera sueña. Jugó en la selección, en Europa y en los dos grandes, más allá de que las formativas las hizo con suceso en el equipo aurinegro.

El exvolante fue campeón en la Cuarta dePeñarol en 1997, en el mismo momento en el que el plantel principal se quedó con el quinquenio. “Era impresionante esa época. En ese año ganamos muchas categorías. Era un momento de mucha superioridad”, recuerda.

“Estoy muy conforme. Sí me hubiera gustado sostenerme en los lugares que estuve. Jugué en los dos grandes, en la selección y en Europa, pero en ninguno de los cuatro me pude sostener mucho por diversos motivos. Podría haber dado un poco más pero disfruté de la carrera y eso es lo más importante. Coseché amistades, conocí un montón de países, el fútbol me regaló un montón de cosas por las que estoy muy agradecido”, reflexiona sintiéndose cómodo con la temática y recordando que el año con JR Carrasco en Fénix fue el mejor. “Varios hicieron una gran carrera a partir de ese equipo. Estaban Martín Ligüera, Germán Hornos, Marcelo Méndez, Mauricio Caro y Javier Cámpora”, comenta.

Foto: Archivo El País.

Aunque tiene el termo y el mate entre sus manos, no ceba. Está metido en las conversación y mira a los ojos al periodista en el momentos de las preguntas.

Quien hace cuatro meses estaba emocionado por haber quedado en la historia por ser el primer DT de Uruguay en lograr un título mundial Sub 20, opacando la gesta de Malasia 97’ y de Turquía 2013, hoy ya se acostumbró a realizar avisos publicitarios o a dar conferencias sobre liderazgo.

Con la vorágine que hoy en día se vive, Broli vio como su carrera de entrenador pasó rápidamente del anonimato en las formativas de Peñarol al estrellato por levantar una copa del mundo.

-Si vos querés parecerte a alguien ya empezás a equivocar el camino. El ser auténtico es lo primero para un entrenador. El jugador te está midiendo a cada rato tu comportamiento, si le das soluciones, si sabés o no, si sos honesto. Trato de tomar mi modelo de jugador, lo que yo miraba, y eso llevarlo a la práctica con acciones.

-¿Te identificás con un determinado modelo de juego? ¿Realmente existen?

-No personifico modelos tácticos, creo que en el fútbol se pueden agarrar cosas de muchos entrenadores. Sí hay comportamientos que distinguen a determinados entrenadores, pero de todos se puede aprender cosas, no sigo un modelo. A mí sí me mercaron DT como Óscar Tabárez, por lo que significó para nosotros lo de Sudáfrica. Eso trascendió. Seguramente tenemos en nuestro modelo cosas que te emocionan, pero sin el ‘voy a copiar esto’. Hay cosas que te van gustando, que vas adaptando. Hay muchas formas de intentar ganar; yo trato de llevar la mía a cabo”.

Foto: Prensa Uruguay.

“Tenía claro que esto, de estar un tiempo sin dirigir, podía pasar. El entrenador es distinto al jugador, es uno solo, hay pocos cambios sobretodo en lo que estoy buscando, que es un proyecto serio. Sé que va a llegar, hay que tener paciencia y saber esperar el momento oportuno”, afirma sin mostrar preocupación, porque de cierta forma sabe que lo que logró con la Celeste trasciende al tiempo.

Mientras tanto, hay cosas. Estuvo cerca de llegar a Lanús -un equipo de su perfil- y también coqueteó con una selección. Ninguna de las dos se concretó. “Hay algo que sigue en pie, que estoy esperando, pero no he tenido novedades”, dice.

-¿Te gustaría ser director deportivo?

-Estoy enfocado en ser entrenador. He estudiado gestión de entidades deportivas, pero hoy me desarrollo como técnico. Quizás más adelante... En la actualidad, el DT tiene mucho de gestión, pero realmente mi vocación es ser entrenador.

En momentos donde hay movimiento en la política de Peñarol, pues el 18 de noviembre son las elecciones, su nombre sonó en el club. Incluso el candidato Gastón Tealdi lo nombró para sumarlo en caso de ganar. “Respeto mucho a Darío, no me gustaría que hablen con otro DT cuando estoy trabajando, entonces lo primero que hago es agradecer, pero me aparto. Jamás tuve una reunión técnica con Peñarol porque hay gente que aprecio trabajando, y porque me aparto de lo político”, establece con énfasis mientras afirma que es una situación que lo incomoda pese al reconocimiento que le genera que piensen en él.

Broli le atribuye a la preparación un rol clave para estar lo más cerca posible del éxito: “Si no te preparás bien, sufrís. Nosotros tuvimos para el Sudamericano y para el Mundial una muy buena preparación y por eso competimos muy bien”.

“Lo primero que hacemos es conocer al jugador, tiene que haber un feedback. Llegamos al Sudamericano con muchos viajes juntos. Aprovechamos cada competencia para hacerles devoluciones a los jugadores de lo que veíamos bien y lo que veíamos mal, y cosas que teníamos que mejorar. Cuando el jugador ve que le dedicás tiempo, se compromete. Nosotros le mostramos cómo van mejorando y cada vez vas ganando más credibilidad en él. Eso es el gran secreto, que vean que te preocupás por mejorarlo. Después a la hora de jugar, responde”, analiza.

Darwin Borrelli/Archivo El Pais

“Todos son diferentes. Hay alguno que le tenés que tirar de la oreja a cada rato, otros que tenés que acariciarle el lomo; el secreto del entrenador es saber llegarle al jugador. Cuando empezás a ver en cancha cosas que luchás desde que comenzaste, entrás a ganar confianza y es toda una sinergía para adelante que lo vas notando”, profundiza al mismo tiempo que acaricia a su perro. “No tenemos que quedarnos con que fuimos campeones del mundo, lo más importante es cómo nos preparamos. Hay que dejar el mensaje que se puede, pero hay que trabajar para eso. No solo hay que validar las cosas por ganar o perder. No hay que satanizar el querer ganar, es lo más noble que hay”.

Broli no se arrepiente de haber dado por concluidas las negociaciones con la AUF para continuar porque consideró que se había agotado el tiempo para preparar de buena forma los Panamericanos. “Me bajé de esa negociación. Está el run, run que puede haber otra reunión, yo no tengo ningún problema con ellos para charlar. En su momento yo no abrí otras puertas, la prioridad era de la selección, ahora di prioridad a otras cosas y no a la selección, pero jamás cerraría las puertas a hablar con la selección”, dice con claridad.

Ya en el final, prende la tv y se pone a mirar el partido de Uruguay contra Colombia por los Panamericanos. Esa selección que no tuvo la mejor preparación y terminó en el quinto lugar.

“Estuve en la final de la Sudamericana, participé del evento y, la verdad, no veo alejado que un equipo uruguayo pueda estar en esa situación. Si nos preparamos bien y crecemos como equipo, con una buena preparación, podemos competir a nivel sudamericano”.

“Tuve una charla en la casa de Tabárez y fue un privilegio. Marcó dos cosas importantes que me pasaron como hincha de fútbol, que fue Peñarol del 87 y Uruguay 2010. Hablamos más cosas para conocernos y fue muy disfrutable. Sentí que tuvimos química”.