Marcelo Palau con Ovación: su relación con Paraguay, el fútbol, los negocios y las anécdotas con Diego Alonso

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Marcelo Palau. Foto: Enrique Arrillaga.

ENTREVISTA

El floridense de 36 años disfruta de su presente en Nacional, pero también de su estabilidad en un país al que llegó hace ya más de 10 años.

En 2012 el fútbol le puso a Paraguay como destino y nunca se imaginó que 10 años después iba a seguir en ese país. Marcelo Palau encontró continuidad, estabilidad deportiva y económica, se abrió a algunos negocios y hoy disfruta de su presente en Nacional, pero ya mira de reojo al futuro y está preparado: se recibió de director técnico.

Y el flordiense de 36 años no es el único uruguayo que llegó a tierras guaraníes y plantó bandera. Son varios. Solo en Primera División hoy son más de 10 y hubo épocas de más jugadores. También hay entrenadores.

Una de las respuestas es el tema de los contratos largos. A diferencia de Uruguay, donde los clubes apuestan a vínculos de seis meses y un año —en muy pocos casos más de dos—, en el fútbol guaraní se firma por tres o cuatro años, dependiendo de la institución y sus metas.

“Con seis o siete años como profesional había estado en Uruguay —donde debutó— pero también en Ecuador y México con contratos de un año hasta que en 2012 llegué libre de Cruz Azul a Guaraní por un año en principio y una de las principales causas que me permitieron quedarme acá en Paraguay fue la estabilidad deportiva porque después de firmar el primer contrato el club decidió comprar mi pase a los cuatro, cinco meses y firmé por cuatro años. Eso te genera estabilidad deportiva, tranquilidad económica y confianza también porque si estás bien y estás adaptado y en mi caso siendo capitán del equipo, era difícil moverte a otro lado”, contó Marcelo Palau en su casa de Asunción del Paraguay, donde recibió a Ovación.

Otro punto clave para el futbolista surgido en las inferiores de Defensor Sporting, club al que llegó luego de formarse en Atlético Florida, es que “al tener contratos largos estás cómodo en lo deportivo pero también le sumás que Paraguay es un país cercano al nuestro y en menos de dos horas de avión estás en Montevideo. El clima es estable y si bien hay épocas de mucho calor y humedad no tiene un frío helado, y los precios son mejores que en Uruguay. La calidad de vida que podés tener acá a cierto no costo no la tenés allá. A todo eso sumale que si tenés continuidad en un club generás vínculos personales y en un país que no es el tuyo eso está bueno porque ya va a hacer 11 años que estoy acá”.

Marcelo Palau en Nacional de Paraguay. Foto: @clubnacionalpy.
Marcelo Palau en Nacional de Paraguay. Foto: @clubnacionalpy.

Marcelo Palau está casado con Mimi, tiene dos hijos —una nena y un varón— y se nacionalizó paraguayo. Estuvo a punto de ser convocado a la selección guaraní pero su pasaje por Athletico Paranaense en 2013 se lo impidió: necesitaba cinco años consecutivos jugando en la liga local. “Se generó una relación muy linda con este país y espero no se corte. Mis hijos son paraguayos y estamos cómodos acá. En principio tengo contrato hasta diciembre con Nacional y luego veré. La idea por ahora es seguir jugando y en principio seguir acá porque cuando me retire quiero ser entrenador. Ya hice el curso y nada mejor que empezar a trabaja en el mismo país en el que estabas jugando”.

Pero más allá de su estrecha relación con Paraguay, el paisito se extraña un poco. “Allá está mi familia, están mis amigos y nos pasa que cada vez que vamos mis hijos no se quieren volver porque ven a sus abuelos, a sus primos y podemos estar un mes, pero es un laburo hacerlos regresar (risas). Pero a medida que vayan creciendo van a generar acá sus amistades y vínculos. Hoy no me planteo volver a Uruguay más allá de que el año pasado hubo una chance y estuve a punto. Pero no se dio. Fuimos de vacaciones y casi me quedo pero a esta altura de mi carrera todo cambio conlleva muchas cosas y una vez que estás estabilizado es difícil poder concretarlo, sobre todo en el fútbol”.

Y precisamente hablando de fútbol, el floridense hizo referencia al nivel en Paraguay: “La liga local es fuerte y muy competitiva. El torneo está lindo, es parejo y eso hace que todavía se pueda seguir peleando en el plano internacional con equipos como Libertad, Cerro Porteño y Olimpia que siempre están en la conversación. Pero eso de ser competitivos en lo local hace que la selección paraguaya no tenga el potencial de otros países como Argentina, Brasil o Uruguay, que tienen a casi todos sus jugadores en las ligas de Europa. Son países más exportadores y acá no se vende muy seguido porque no hay tanta necesidad económica. Los clubes son manejados por personas o familias y no necesitan de una venta para que les vaya bien”.

A Marcelo el deporte le permitió hacer amigos y uno de ellos es Diego Alonso, actual entrenador de la selección uruguaya. La relación es de tinte familiar y la llegada del Tornado a la Celeste no sorprendió al floridense: “Él tuvo chances de ser técnico de Paraguay y no se dio. En ese momento en Uruguay se hablaba de que la continuidad del maestro estaba en duda y ahí medio en serio, medio en joda le dije ‘no agarrás Paraguay, pero vas a agarrar Uruguay y vas a ir al Mundial’. Se mataba de risa. Pero pasó todo lo de Tabárez y ahí me contó que tenía chances, que no era el primero, que no tenía el uno y que eran varios. Pero él empezó a mostrar cómo trabaja, los empezó a convencer, convencer y convencer, y era imposible que no quedara. Quedó y cumplió con lo de la clasificación y para mí va a hacer un gran Mundial en Catar”.

Palau lo tuvo al Tornado como entrenador en Guaraní, pero lo conoció como futbolista: “Como jugador era infumable. Se ponía a gritar en la cancha ‘yo soy el Rey del área’ y se golpeaba el pecho. Cualquier cosa hacía (risas) que si eras rival te daban ganas de matarlo. Pero como director técnico nada que ver. Es un loco de carácter fuerte, efusivo, re tranquilo y humilde. Es otra persona. Y afuera de las canchas un fuera de serie, un amigo que me dio el fútbol y con el que tengo relación de familia te diría porque estamos en permanente contacto entre nosotros y las esposas también”.

Marcelo Palau recordó una anécdota que se dio en Guaraní de Paraguay y que incluye a Diego Alonso y un clásico: cambiarle el apodo a los jugadores. “Había uno que se llamaba Robert y le decían Tito. Él llegó y le dijo ‘¿pero cómo te van a decir Tito?’. Vos tenés que ser la Gillette o el puñal. Tiene eso y lo hace para generar un vínculo. Se rompe el hielo con el jugador y se genera otra relación. Hasta ahora que hablo con él hace las mismas cosas que hace 10 años, pero le suma sus herramientas, la metodología y la convicción que tiene. Esos aspectos lo transformaron en un gran entrenador”.

Una de las barberías de Marcelo Palau en Asunción del Paraguay.
Una de las barberías de Marcelo Palau en Asunción del Paraguay.

Se abrió a los negocios y tiene dos barberías en Asunción

Un amigo lo invitó a entrar al negocio de las barberías en Asunción y Marcelo Palau se enganchó para hacer algo por fuera del fútbol. “En la primera que abrimos me dijo para entrar con una parte, la mitad cada uno. Entré por hobby y la tenemos hace cuatro años y medio en la zona de Carmelitas. Es con Diego Polenta y Alejandro Silva también. Eso empezó a funcionar muy bien y la verdad que me gustó. Queríamos agrandar el local y no pudimos, entonces buscamos otro y le agregamos atención a mujeres con depilación, masajes y estética femenina”, le contó Marcelo Palau.

El segundo local lo abrió la semana pasada junto a un amigo del fútbol que cosechó en Paraguay y otro de Uruguay y el floridense dio algunos detalles: “Es un local más grande, tiene cinco sillones para barberos, sala VIP, un bar, una barbacoa en el fondo con estacionamiento. Nos la jugamos para estirar el negocio y se prendieron los amigos también”.

Marcelo Palau. Foto: Enrique Arrillaga.
Marcelo Palau. Foto: Enrique Arrillaga.

Hay Palau para rato, pero el futuro está definido

Marcelo Palau tiene 36 años y quiere seguir jugando al fútbol profesional un tiempo más, pero cuando llegue el momento de anunciar su retiro, el futuro no es incierto. Será entrenador. Ya hizo el curso y tiene la licencia habilitada para hacerlo.

“Soy de la idea del funcionamiento colectivo, del trabajo, de los movimientos, que el compañero sepa lo que va a hacer el otro. El conocimiento hace que el fútbol sea mucho más rápido, que se agilice todo y eso se logra trabajando mucho lo coordinativo, con hábitos”, le contó el floridense a Ovación agregando que “me gustaría ir más por ese lado pero el fútbol a veces te pone desafíos y todo depende del plantel que te toqué entrenar. De repente yo pretendo una cosa pero tengo dos 9 que si le hacemos llegar la pelota por arriba la mandan a guardar. Hay mil maneras dentro del fútbol y todas son válidas, pero siempre hay que buscar la más acorde al plantel de jugadores que te toca dirigir”.

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