ELECCIONES
El candidato a la presidencia por Nueva Era Peñarolense le contó a Ovación qué plan tiene junto a una figura como Pablo Javier Bengoechea.
Tiene 52 años y hace poco más de tres meses, el “Chumbo” José Da Silva y Pablo Javier Bengoechea lo invitaron a ser parte de una serie de reuniones que tenían el objetivo de formar una agrupación para ofrecer un cambio en la gestión deportiva e institucional de Peñarol. Su experiencia como empresario y la forma de dirigir empresas colmaron las expectativas y le propusieron ser candidato a la presidencia el próximo 5 de diciembre en las elecciones en Peñarol.
Mario Colla dice que llegó su momento, que está preparado y que para liderar un club como al aurinegro un presidente necesita mucha capacidad, profesionalismo, tiempo y sobre todo, el soporte familiar para cumplir sus funciones.
—¿Cómo surge Nueva Era Peñarolense?
—El “Chumbo” José Da Silva y Pablo Bengoechea son muy amigos y se empezaron a reunir desde abril y junto a Gabriel Cedrés entre charla y charla llegaron a la conclusión de que había que embarrarse por decirlo de alguna manera para cambiar las cosas que están mal. La preocupación desde ese momento no surgió por la actuación deportiva de este campeonato sino que surge de 20 años en los que solo Peñarol ganó seis torneos locales y tuvo una sola presencia aceptable en la Copa Libertadores.
—¿Qué diagnosticaron?
—Con el conocimiento que ellos tienen llegaron a la conclusión de que Peñarol necesita un cambio fuerte, estructural. Los dirigentes de la actualidad no están dándole solución a esta situación deportiva y no es algo que solucione el oficialismo o la oposición porque de alguna manera desde hace 10-15 años son siempre los mismos y no solucionaron los problemas, no son capaces de unirse. Hay una división muy grande que impide que haya un diálogo fluido y acuerdos para gobernar durante tres años con líneas programáticas dentro del club.
—¿Cómo llegaste vos a Nueva Era Peñarolense?
—Ellos saben de mi amor por Peñarol y hace unos tres meses me integraron a esas charlas con el objetivo de empezar a buscar a la persona que tenga el perfil para conducir el club. Se denominó al movimiento como Nueva Era Peñarolense y surge del “Chumbo” y de Pablo la propuesta para ofrecerme ser el candidato a la presidencia. Lo medité y lo consulté con mi familia. Hoy los tiempos de la vida me permiten poder presentarme como candidato.
—¿El modelo al que apuntás en caso de ser presidente es el mismo que aplicaste en las empresas que dirigiste?
—Estuve al frente de muchas empresas en los últimos años. En 2019 dejé de ser el CEO de Tienda Mía y quedé como presidente del directorio, lo que implica una responsabilidad similar a la anterior pero con una carga horaria mucho menor respecto a la gerencia general. La empresa creció mucho y yo pretendía que gente más joven estuviese en el día a día de ese crecimiento vertiginoso que tuvo. A mi me gusta delegar en buenos profesionales, siempre buscando los mejores en cada puesto. Tenemos un equipo gerencial de empresas que me permiten no tener que ocuparme de las cosas cotidianas porque está todo en muy buenas manos y ese estilo es el que quiero llevarle a Peñarol: un estilo profesional con los mejores en cada lugar.
—¿Cómo sería eso?
—Por ejemplo tener un director deportivo como Pablo Bengoechea. Fue una elección mutua porque el movimiento nace gracias a él y cuando me propusieron ser candidato a presidente entendí que Pablo era la persona idónea y adecuada para ese cambio deportivo. Es un cargo muy importante que en Uruguay no se usa mucho. Estamos todavía con la idea del gerente deportivo porque hay un miedo enorme de los dirigentes a delegar. Y eso es porque creen que saben, pero no saben nada de fútbol. Yo sé muy poco. Soy uno más. No jugué profesionalmente ni soy técnico. Ninguno de los consejeros jugó ni es entrenador, pero sin embargo hablan, eligen y deciden, algo que me parece una falta de respeto a los profesionales. Cada uno debe respetar a los profesionales que ocupan su función. Los directivos tienen que ordenar el club, llevar adelante las cosas institucionales y elegir muy bien a los gerentes y directores
—¿La elección del director deportivo es la más importante en este momento?
—Por supuesto. Pero también hay que elegir bien al gerente general para que el club funcione bien, para que la parte social no tenga problemas y para que las instalaciones estén en orden. Si uno elige un muy buen equipo de trabajo entonces empieza a ordenar las cosas. Si el presidente tiene a Bengoechea de director deportivo puede estar tranquilo y dedicarse a proyectar el club, a organizar otras áreas que están mal, puede comandar el Consejo Directivo y presidirlo en las reuniones con la tranquilidad de que el fútbol está en buenas manos, entonces no tenemos que estar hablando de fútbol en las sesiones y sí de un montón de cosas que hay que resolver.
—¿Qué debe tener un presidente de Peñarol?
—Para ser presidente de Peñarol hay que tener tiempo, capacidad, profesionalismo y el apoyo familiar. Si te falta alguna de esas cosas no vas a poder presidir bien. Hace poco un inversionista me recordó una frase que se la dijo un presidente del Deportivo La Coruña que decía algo así como que ‘hay tres tipos de presidentes: los que tienen tierras y propiedades alrededor de las instalaciones del club, los ladrones que vienen a hacer dinero con el fútbol y los gilipollas como yo que amamos al club y venimos a dedicar nuestro tiempo a cambio de nada desde el punto de vista económico pero nos llevamos la alegría a casa cuando se gana algo y digo participé de esto’. Y esos tres tipos los socios deben identificarlos bien. Yo les sugiero que elijan al que quiere dejar el corazón y ponerle el alma al club y no enriquecerse ni tener tierras alrededor de la institución. Por eso les sugiero que apuesten por nuestra idea para cambiar.
—¿Cuáles son los pilares de la gestión que propone Nueva Era Peñarolense?
—Hay cuatro puntos cruciales en el programa que está en nuestra web www.555nuevaera.org y el primero es el deportivo. Acá y de mutuo acuerdo con Pablo Bengoechea, él va a trabajar durante los tres años. A partir de eso hay aspectos derivados que están en el plan de Pablo que incluye a las formativas, la cantidad controlada y organizada de altas y bajas que no deben ser más de 12 por período de pases, algo que permite que el grupo humano funcione y la parte de la infraestructura: canchas en buen estado para que el equipo pueda entrenar bien. En lo institucional y político lo que no negociamos es la transparencia. Por eso pediremos que los dirigentes firmen una declaración jurada al asumir y otra al finalizar el período, que los balances sean auditados en un tiempo razonable de no más de tres meses y presentados al socio. También sumamos una idea que vino de otras corrientes pero que la compartimos: la creación de un auditor interno. También apostamos a un código de ética para el Consejo Directivo que todavía no existe. Eso terminaría con la politiquería y las declaraciones alocadas a la prensa. Es desagradable ver a los consejeros haciendo fila para que los entreviste la televisión en el Campeón del Siglo. Lo institucional es la segunda pata pero está enlazada con lo deportivo porque si la cabeza está mal, los pies también y Peñarol está mal desde hace 20 años. El tercer punto es lo social. Se está en el debe. Faltan beneficios para los asociados y comunicación. El socio del interior está visto como de segunda categoría, y el del exterior es un simple contribuyente. No recibe nada. Por eso queremos hacer un acuerdo con la empresa que tiene los derechos de televisión para que mediante un paquete que nos sirva a todos, puedan ver partidos por streaming. El cuarto y último punto es el manejo de la marca Peñarol. En los 90 y hasta el 2000 ibas al exterior y en un bar decías que eras de Uruguay y te mencionaban a Peñarol. Hoy no pasa. Peñarol no figura en el plano internacional y a eso también apunta nuestra gestión: acuerdos con ligas y equipos, y giras para volver a brillar por el mundo.
—¿Qué le decís al socio de Peñarol que está indeciso?
—En 20 años se cambiaron un montón de entrenadores y gerentes deportivos en el club, pero no se cambió la manera de conducción. Es hora de hacerlo y es momento de cambiar. El socio tiene miedo al cambio pero porque no han aparecido alternativas buenas para transmitirle tranquilidad. Nosotros venimos a ocupar ese lugar, a proponer una alternativa válida que otorgue la paz necesaria en la interna para poder gobernar durante tres años y que esa paz le permita a Pablo Bengoechea trabajar tranquilo para poder recuperar la gloria que Peñarol se merece.