Por Sofía Berardi
"Cuando era un niño un regalo era una pelota de fútbol o algo relacionado con ello”, recuerda Mateo Pérez (15), futbolista de Danubio y parte de los microciclos de la selección uruguaya Sub 15. No es para menos al crecer en una familia donde se respira este deporte, con el Ruso, un referente de la Celeste, como tío, y un padre que jugó en los dos grandes y la rompió en Rampla Juniors: Omar Mario Pérez Aguado.
“Tuve la suerte de tener a mi padre que siempre compartía sus entrenamientos y vestuarios conmigo, son momentos que me quedan. Ahí me fui dando cuenta de que es lo que quiero, lo que me gusta, lo que elijo”, confiesa Mateo a Ovación, respondiendo cómo descubrió el amor por el fútbol.

Empezó a jugar a los cuatro años en Don Bosco (Liga Palermo) y a los ocho se probó en Danubio AUFI, la liga Infantil. Desde ese día y hasta ahora Mateo Pérez, categoría 2008, es franjeado. Venía siendo seleccionado en AUFI e incluso lo pidieron a mitad del año pasado para un torneo Sudamericano Sub 13.

Con dos grosos en la familia, Mateo escucha con atención los consejos de su padre que aportan a su juego y las instrucciones de cómo pararse en cancha. “Más bien la relación con mi padre y con mi tío es familiar, pero en lo que respecta al fútbol, antes mi padre me dejaba más libre, ahora, que se está transformando en algo profesional, me aconseja en lo que puede desde su conocimiento”, confiesa.

El Ruso también pone sus fichas, pero el atacante explica que es más bien desde el área alimenticia, de cómo preparar el físico y la recuperación después de los partidos. Mateo no tiene muchos recuerdos de los tranques de cabeza de su familiar, pero tiene claro su importancia. “No lo llegué a ver jugar porque en el Mundial de 2010 tenía dos años y no tengo recuerdo, tampoco en el 2011 y en el 2014 estuvo citado, pero no estuvo jugando y no lo vi mucho”, explica.

Pese a caminar siguiendo las huellas de dos destacados, Mateo expresa que no siente presión. “Mis padres siempre me inculcaron que primero es el estudio y luego el deporte. Si se va dando me inclino al deporte, pero lo primordial es el estudio. No tengo presión, pero sí lo disfruto con responsabilidad”, explica el futbolista de la Franja, a quien le va bien en el estudio y actualmente cursa cuarto año.
La posición en la que se siente más cómodo es de volante, pero esta temporada y con su 1.85 metros de altura, comenzó a jugar de delantero en la Sexta de Danubio. “Mi impronta en el campo de juego es que siempre intento estar bien posicionado, buscar el mejor paso, el más sencillo para mis compañeros. También me gusta que tengo buen cambio de ritmo en piques cortos. Creo que el trabajo diario lleva a tener buenos resultados en el campo”, se auto evalúa el danubiano, que este año se encuentra bajo la dirección técnica de Gustavo Bueno.

El coordinador de las formativas de la Franja, Daniel Enríquez, destacó a Mateo Pérez como un futbolista que tiene buen cabeceo, buen disparo y buen arranque cuando agarra la pelota.
"Cuando llegué, un año atrás, vi que estaba jugando como volante por la derecha, a veces lo hacía de doble 5, pero llegó a jugar de central, cuando en la Séptima todavía acomodaban los puestos para ver cómo se adaptaban en distintas posiciones, en cuál rendía más... El año pasado terminó jugando de volante por la derecha, un volante fuerte", narra Enríquez. "Llegaba mucho, estaba como desperdiciado a veces cuando se ponía doble 5", añade.
“Define bien, es valiente y es encarador; inteligente. Tiene futuro y la evolución que está pegando este año nos tiene muy contentos porque tiene mucho futuro en el club”, aseguró el coordinador acerca del futbolista que juega de nueve.
A su vez, Pérez se calzó la ‘9’ en una selección que empezó a armarse a principios de año de cara al Sudamericano Sub 15 en Bolivia (17 de noviembre al 3 de diciembre). Aunque no participó de las primeras citaciones. La oportunidad de Mateo apareció al jugar un amistoso con Danubio en el Complejo Celeste. “Me vieron y a raíz de eso me empezaron a citar. Me dieron una alegría inmensa, es lo máximo que un jugador pueda tener la oportunidad de jugar en la selección uruguaya”.

Pérez es uno de los futbolistas “en seguimiento” de Edgardo López Báez. “ Es muy encarador, un ‘9’ movedizo, que va a todas las pelotas. Es un buen proyecto de jugador”, evaluó el DT.
Consultado por la herencia, dijo que “tiene algo más del tío, pero tiene que mejorar la técnica. Capaz que la forma en que juega en Danubio no es la misma forma en la que juego yo y es difícil adaptarse”.
En este momento la Sub 15 continúa rotando las citaciones por grupos y trabaja en los scouting con OFI para captar jugadores del interior del país. “Todos los días que entrenamos salen ómnibus del Estadio Centenario que nos lleva hasta el Complejo Celeste y ahí vamos haciendo compañeros, generando vínculos y es lo que tiene el deporte, que siempre conoces gente de todos lados”, recuerda Mateo acerca de la experiencia. “Siempre es lindo estar en un buen grupo de compañeros y con el cuerpo técnico hay un buen vínculo. Son exigentes a la hora de trabajar porque quieren cumplir un objetivo. Ir al Complejo Celeste es lo mayor, un privilegio hermoso. Cada vez que voy disfruto, me hace sentir bien. Es lo mejor, es lo máximo”, concluye el atacante de 15 años.