El destino le tenía preparado un capítulo más y Matheus Babi asumió un rol protagónico ante Defensor Sporting en un momento inesperado. En Peñarol estaban convencidos de que el ciclo del brasileño en el club estaba terminado. De hecho, solo aguardaban a que Athletico Paranaense, dueño de su pase, le encontrara club para poder cerrar la llegada de Felipe Avenatti, otro de los anhelos de Diego Aguirre en este mercado. Sin embargo, la urgencia de ganar contribuyó a que el delantero atenuara su imagen negativa con un gol clave. No solo porque significó el pasaje a la final, sino por el valor que le atribuyen puertas adentro al hecho de mantener la diferencia en la Anual.
Hasta ayer llevaba solo un gol en 14 partidos, que había anotado en la tercera fecha del Apertura frente a Rampla Juniors. Además, si bien su cantidad de minutos en cancha había sido escasa, nunca había podido demostrar el motivo por el que lo trajeron como un fichaje “bomba” en el mercado, como fue anunciado desde el club.
Y en una noche donde Peñarol no pudo encontrar su mejor fútbol, afloraron las condiciones de Babi para definir en el mano a mano con Kevin Dawson después de una gran jugada colectiva. Pero también su capacidad para abstraerse de las críticas, dejar la situación personal de lado y aclimatarse a un partido complejo donde el gol no se veía.
Más allá de la alegría de los hinchas de Peñarol por el triunfo y el objetivo cumplido, en el Campeón del Siglo surgió una interrogante: ¿y ahora qué pasa con Babi? “Yo que sé, no voy a andar pensando eso 10 minutos después del partido; fue un muy lindo gol”, dijo Aguirre. Todo parece indicar que cuando le consigan club se irá para allanarle el camino finalmente a Avenatti.