La foto que tiene de perfil en WhatsApp es de su hijo, en la tribuna principal del estadio Jardines del Hipódromo María Mincheff de Lazaroff, con la camiseta de Danubio, mirando al arco mientras él hacía los ejercicios pre-competitivos antes de un partido. Es la razón por la que volvió a Uruguay, aún cuando tenía ofertas para quedarse en Europa, y la única foto de perfil de Mauro Goicoechea (36) porque el arquero y capitán de La Franja no tiene otras redes sociales y eso tiene un poco que ver con el momento en que aprendió a “no escuchar” en Italia y es un consejo que les da hoy a los más jóvenes del club que lo ven como referente.
“Es hincha de Danubio también. Siempre tenía camisetas que le regalaban o le regalábamos. Cuando empecé a jugar acá yo lo llevaba a las prácticas y a los partidos y se fue haciendo más”, contó Mauro sobre su hijo al que no le muestra mucho de su carrera pero aún así el pequeño de ocho años se impresiona al saber que su padre jugó en la selección con Edinson Cavani y Luis Suárez. Fue en el Mundial Sub 20 de Canadá en 2007 cuando la Celeste, que dirigía Gustavo Ferrín, cayó en octavos de final frente a Estados Unidos.
Una de las mejores anécdotas que tiene Goico es cuando, defendiendo el arco del Arouca de Portugal, le atajó un penal a Nani en su partido de regreso al Sporting de Lisboa ante un estadio repleto. “En Rumania y en Portugal fue donde mejor me fue y en Toulouse tuve momentos. Estuve bastante lesionado, perdí el lugar y me costó volver”, reconoció el arquero que tuvo su primera experiencia en el exterior cuando cumplió su sueño de atajar en Italia: a los 24 años llegó a la Roma y eso marcó su carrera y su personalidad.
"Ese año en Roma aprendí a no escuchar lo que dicen, tanto lo bueno como lo malo"
De espaldas a las redes y no solo en la cancha:
“Cuando llegan jugadores es para que rindan y yo fui muy joven, de repente no iba pensando en ser el arquero del equipo y terminé siéndolo y se te exige como tal; no importa si sos joven o no. Cuando te iba muy bien te daban mucho para adelante y, cuando te iba mal, mucho palo. Es parte del juego y de cómo funciona el ambiente ahí en Italia. Creo que en algún momento fueron muy duros, sobre todo al final, cuando me habían elogiado muchísimo al inicio. En un momento lo dije: ¿por qué cuando vine era la novedad y cinco meses después era el peor arquero del fútbol italiano? Como que había que buscar un término medio”, reflexionó Mauro que, gracias a esa experiencia, comenzó a forjar su carácter. “Ese año en Roma aprendí a no escuchar lo que dicen, tanto lo bueno como lo malo, porque al final a veces no hay coherencia entonces aprendes a que no te afecte. Me sirvió mucho para eso y para enfocarme en mí sin importar lo que piensen los demás”.
Hace cinco partidos que Mauro Goicoechea no va a buscar la pelota adentro del arco porque Danubio no ha recibido goles durante todo ese tiempo; y eso de darle la espalda a las redes puede ser una analogía.
“Empezaron a aparecer y yo no las descargaba. Cuando empecé a jugar no existía WhatsApp. Hablaba por teléfono y después fueron apareciendo un montón de cosas y, como no las entiendo, ni les encuentro el sentido, no me parecen necesarias”, argumentó Goico, que habla del tema con los juveniles del club. “Siempre trato de decirles que no hay que dejarse llevar por lo que dice la gente. Yo no tengo redes sociales, no tengo nada. Hoy es más complicado para ellos que cualquier persona les escribe cualquier cosa y te lo mandan, te llega o lo que sea. Yo entiendo que hoy en día es más difícil abstraerse de todo lo que pasa pero yo personalmente trato de no tener redes sociales y les digo que intenten no estar mirando qué dicen, que no dicen, porque eso al final no te suma nada y te puede afectar cuando las cosas vienen un poco complicadas”.
Volver, y permanecer, en casa:
“Teníamos decidido que cuando él -su hijo- empezara la escuela volvíamos. Él hablaba perfectamente francés en el jardín pero yo las posibilidades que tenía eran en Portugal y era otro cambio de idioma y después venir a Uruguay. Nos parecía mucho para él siendo tan chico”, recordó Mauro, que meditó esa decisión junto con su pareja. “Ella me decía que era momento de volver y que mi hijo estuviera cerca de los primos, de los abuelos, de toda la familia porque uno está afuera y, si bien los ve un par de veces al año, no tenés esa cercanía”.
El representante de Mauro en Europa era portugués y no podía ayudarlo en su vuelta a Uruguay por no conocer el mercado. La única llamada que recibió fue de Pablo Álvarez para jugar en Boston River, donde tuvo pocos minutos, hasta que el Coco Esteban Conde asumió en Danubio y le dio la confianza para sucederlo en el arco.
No me imagino en otro lugar que no sea Danubio, es la realidad
“Cuando jugás en tu club y tu equipo, siempre tiene un plus. Es más doloroso cuando las cosas no salen bien pero mucho más satisfactorio cuando se dan”, afirmó Goicoechea que defiende a capa y espada cuál es la razón para el buen momento de La Franja que lleva cinco victorias al hilo y recuperó la fortaleza como local siendo el único líder del Clausura. “Creo que el grupo que hay de jugadores es muy bueno, la convivencia es buenísima y eso hace que las cosas empiecen a fluir”.
Danubio siempre se caracterizó por los buenos arqueros y cuando a Mauro le tocó salir por una fractura de tabique ante River Plate, José Río le cuidó bien el lugar y la marca de imbatibilidad que sigue creciendo. “Es importante para saber que goles vamos a hacer y, si mantenemos el arco en cero, vamos a poder ganar y pelear arriba. Es lo que venimos haciendo”, afirmó Goicoechea que debe atajar con una máscara por un par de partidos más pero está tranquilo porque no le dificulta la visión.
Mauro es un hincha en la cancha y comparte con ellos alguna ilusiones. “La verdad con Edi -Cavani- hace mucho que no tenemos contacto, solo cuando nos enfrentamos la última vez en París, pero obviamente que me encantaría que viniera a Danubio. Hoy está en un equipo muy importante, no creo que sea una situación fácil. Solo puede pasar por una decisión de él”, dijo Goicoechea que sí tiene muy claro su porvenir. “No me imagino en otro lugar que no sea Danubio, es la realidad. Ya con mi edad uno quiere tratar de estar en un lugar donde se sienta en su casa”.
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