Maximiliano Olivera, capitán de Peñarol, habló con Ovación de cómo hacen los futbolistas para convivir con la presión, de qué manera analiza el caso de su amigo Leo Fernández y por qué no sería prudente normalizar el éxito que tuvieron en la temporada 2024, donde se coronaron en el Campeonato Uruguayo con récord incluido.
- ¿Qué balance hacés del 2024 de Peñarol?
- Si lo ves desde el arranque del año fue una temporada que nadie se esperaba por lo que habían sido los años anteriores, más que nada el año anterior a nivel internacional y con la final del Campeonato Uruguayo donde nos había ido mal. Ni el más optimista se hubiera esperado un año así, tan perfecto de partido a partido. Eso sí, después de haber sentido la confianza que generamos, lo que demostramos dentro de la cancha para nosotros y para el resto, nos dejó esa sensación amarga de no haber podido llegar a la final porque creíamos que se podía y lo demostramos, pero se nos terminó yendo todo en un lapso de 10 minutos en un partido muy complicado en Brasil. Analizándolo después, me quedó la sensación de que podríamos haber hecho un poco más en un equipo gigante como Peñarol, donde todo lo que se juega hay que pelearlo y ganarlo. Pero fue un año espectacular desde el arranque: estuvimos siempre en la punta de la Tabla Anual, hicimos un Apertura con una cantidad de puntos terrible e invictos y ganamos de atrás el Clausura con todo lo de la Copa Libertadores. Y es muy difícil que un equipo uruguayo pelee la copa y también se mantenga todo el año primero a nivel local.
- Diego Aguirre habló con Ovación de no “normalizar” la campaña récord en la Anual porque eso no sucede todos los años. ¿Es más sano no normalizar el éxito, sabiendo que se pierde más de l que se gana?
- Sin duda. Escuché a Diego Aguirre y no hay que pensar: ‘Este año hicimos 93 puntos, llegamos a semifinales de Libertadores y entonces el año que viene tenemos que clasificar mínimo a la final de la Copa Libertadores y ganar de punta a punta el Uruguayo’. Obvio que vamos a trabajar para eso y ya sabemos dónde está la base para que nos vaya bien, pero sabemos que es difícil repetir todo cómo se dio. Hay que tratar de hacerlo, pero no normalizar lo conseguido. Ahora hay que disfrutarlo y valorarlo; son cosas que se tienen que quedar para siempre en el corazón porque no se dan todos los días.
- Llegaste en un año sufrido para el segundo semestre, cursaste una lesión y terminaron perdiendo la final del Campeonato Uruguayo. Con eso presente, ¿cómo tomás el momento actual?
- Son muchas más veces las que perdemos que las que ganamos. Por eso se disfruta tanto y uno está tan eufórico con esta situación porque me tocó pasar momentos muy difíciles el año pasado. Hacía pocos meses que volvía a Uruguay y ya había planificado las vacaciones afuera con mis padres, mi hermano y mi sobrino, que hacía muchos años no podíamos irnos 20 días juntos, y la verdad fueron horribles para mí. Los primeros 15 días estaba encerrado con ellos y mi actitud no era la mejor para estar disfrutando en familia. Uno tiene que separar, pero es muy difícil y cuesta mucho. Me chocó y cada vez que lo pienso recuerdo a esos momentos, entonces hoy trato de disfrutar con ellos, hacer cosas y sacarle jugo a esos momentos. Somos jugadores no solo adentro de la cancha, ni siquiera en el transcurso del campeonato, el después se vive dependiendo de cómo termine el torneo, y obviamente hay que saber separar, pero en mi caso se me hace muy difícil y cuando las cosas van mal sufro mucho.
- Más allá de lo deportivo, ¿cómo es Washington Aguerre en el día a día del plantel?
- Es un pibe muy divertido. Lo había enfrentado en México y tenía buena relación de quedarnos charlando. Al enfrentarnos lo veía y a veces era odioso por las cosas que hacía. Por lo temperamental que es, uno como rival a veces se enoja, pero él lo hace por gusto para hacerte enojar y sacarte del partido. Luego al compartir plantel en Peñarol me sorprendió para bien. Me lo esperaba mucho más loco y desfasado, pero no, es una persona muy tranquila y pensativa en el día a día. Pero sí tiene esa chispa de que estás desayunando a las ocho de la mañana y de la nada te tira un bocado que te hace matar de la risa. Es una persona muy tranquila y humilde. Para mí es un fenómeno y se lo dije muchas veces. También es un jugador importante por lo que nos ha ayudado en los torneos.
- En este mercado todos hablan del futuro de Leo Fernández, ¿qué tan difícil es gestionar esa presión para un jugador?
- No es fácil para el jugador. A veces podemos tomar decisiones o inclinarlas, pero no siempre depende de nosotros al 100% y en la situación de Leo Fernández estoy seguro que tampoco porque vale mucho dinero y el equipo que lo vende (Toluca) lo va a querer hacer al mejor postor. Va a depender mucho de ellos y del negocio que quieran hacer; lo bueno acá es que Leo se quiere quedar. Ya ahí tenés un paso muy grande. He hablado con él porque tengo muy buena relación. En los viajes en ómnibus para los partidos me siento con él y vamos charlando muchísimo porque Leo es un enfermo de Peñarol, lo vive como nadie. Sabemos lo que él piensa del club y lo que desearía en su corazón, después son muchos factores los que también inciden. Él sabe que a nosotros nos encantaría que se quedara. Si se llega a quedar, sería el mejor pase del año o, como ustedes dicen, ‘el pase bomba‘ sería la renovación de Leo Fernández. Si se queda, para todo el mundo sería una locura y tendríamos que agradecérselo porque sabemos la fuerza que está haciendo él. Pero lo que haga va a estar bien.
- Por estas horas se hizo viral una imagen de Leo Fernández pescando en familia con absoluta tranquilidad. ¿Esa fotografía representa su forma de ser?
- Sí, lo define por la simpleza, por su humildad y porque es muy familiero. Pero conociéndolo dudo que esté tranquilo. El hecho de salir a pescar y estar con sus hijos obviamente lo ayuda a salir un poco de todo el foco porque debe ser difícil estar en su situación sabiendo que tiene un deseo y no sabe si se va a cumplir.
- ¿Diego Aguirre es uno de los máximos ídolos de la historia de Peñarol?
- No quiero ser atrevido al decir que es el máximo ídolo, pero obviamente que es ídolo ya desde el momento en el que tocó esa pelota y la puso contra el palo para hacerle ganar la quinta Copa Libertadores a Peñarol; quedó marcado a fuego en la historia. Y todavía después dirige el club, llega a la final de la Libertadores (2011) y es campeón uruguayo, ja. Volvió al club y sale campeón uruguayo (2005). Volvió al club, salió campeón uruguayo, llegó a la semifinal de la Libertadores y volvió a ilusionar a todo el mundo con ganar una Libertadores después de 13 años (2024). Diego Aguirre es Peñarol y cada vez que toca al club pasa algo diferente. Sabiendo quién es, sus palabras te llegan diferente.
-
El plan de Peñarol para renovar el contrato de Washington Aguerre y la otra prioridad que tiene en el mercado
Lucas Hernández: su "sorpresa" por la salida de Gastón Ramírez de Peñarol y una anécdota jocosa con Aguirre
Recoba: el duelo al salir de Nacional, el episodio Bava-Diente y el único que le pega "hasta mejor" que Leo Fernández
Toto Fernández: el "mimo" sorpresa que conmovió a su madre y la camiseta olvidada de Leo Fernández en Peñarol