Maximiliano Olivera, uno de los capitanes de Peñarol reveló cómo fue el día en que Diego Aguirre lo citó a charlar en su oficina en Los Aromos, de qué manera lo ayudó en un momento personal “muy difícil” y lo que significa para el club. También destacó la importancia de la salud mental y de asistir a un profesional como el coach deportivo.

- Siendo uno de los capitanes, ¿qué sentiste tras ser campeón invicto del Apertura y avanzar a octavos de Libertadores tras 13 años?
- Lo que más sentimos fue alegría, y después la tranquilidad de haber hecho lo que hay que hacer en Peñarol. Sabíamos que Peñarol nunca había salido campeón invicto y fue algo histórico. Y después en la Libertadores hablar de pasar a octavos de final con Peñarol tendría que ser algo muy normal, pero los números y la realidad en los últimos 24 años no lo son; desde el 2000 en adelante se pasó una o dos veces. Entonces logramos dos cosas muy importantes que, cuando se juntan, se le da más relevancia aún.

- En la previa del partido clave ante Rosario Central, ¿Diego Aguirre utilizó algún recuerdo de la Libertadores 2011 como forma de motivar?
- Diego Aguirre vive Peñarol y ya logra llegarte por las cosas que dice de lo que es el club, lo que hay que vivir y hacer para Peñarol. Él no utilizó tanto hablar de copas anteriores ni tampoco de lo que se logró. Pero sí, en algún momento se nombró lo lindo que fue vivirlo y nos dijo que nosotros también nos imagináramos lo lindo que sería seguir avanzando en la Libertadores. Y después también nos habló de lo negativo, que no puede ser que desde 2011 no se pase a octavos. Que no podía ser que a Peñarol le viniera sucediendo eso y que teníamos el deber y la obligación de cortar con esa racha.

- Se habla mucho de su “mística” y de lo que transmite pero, más allá de eso, ¿tenés alguna anécdota puntual que defina a Aguirre?
- A fines del año pasado me tocó pasar un momento muy difícil porque uno nunca quiere perder y mucho menos cómo se dio en las finales. Este año, antes del partido con Liverpool por Copa AUF Uruguay me dijo que quería hablar conmigo y me citó a su oficina en Los Aromos. Me preguntó qué me pasaba, hablamos un rato de las cosas que yo sentía y él me dio su confianza. Después me dijo que deje lo que pasó atrás, que me ponga las pilas desde lo físico, que entrene y busque de todos lados para mejorar porque después iba a ir recuperando mi confianza. También me dijo que teníamos cuatro meses por delante en los que se venían cosas muy importantes y debíamos estar al 110% todos, que me quería comprometido y metido al máximo.

- ¿Sentís que en ese momento hiciste un click personal para dejar atrás aquel pasar adverso?
- Sí, a mí me ayudó porque como estaba mal, con desconfianza y mentalmente no me sentía bien, se me empezaron a generar dudas: de lo que piensa el entrenador sobre si estoy bien o mal, de si me va a poner o no, de si me tiene considerado o no; me empezaba a hacer preguntas que venían todas por un tema mental y capaz que ninguna era real. La confianza y lo mental en el futbolista es fundamental, y más en un club como Peñarol. Diego Aguirre me ayudó a creerme que yo también podía mejorar y estar bien. Obviamente no fue de un día para el otro que me empecé a sentir espectacular y con mucha confianza; eso me lo fui ganando con los partidos, pero sacarme los pensamientos negativos de la cabeza me ayudó mucho.

- ¿En algún momento pensaste en asistir a un psicólogo para incorporar herramientas vinculadas a la salud mental?
- Sí, desde ese momento estoy con un coach deportivo. Mi hermano fue el que me sugirió empezar. Yo hablo muchísimo de todas estas cosas con mi hermano, que tiene cuatro años más que yo, y es con quien me desahogo más. Me dijo que estaría bueno que busque algún profesional vinculado a la salud mental y comencé a ir a consulta.

- El mensaje que das como referente es importante para que otros también puedan exteriorizarlo.
- Sin duda, viene pasando mucho; me tocó de cerca con uno de mis mas amigos, Guzmán Pereira, que pasó por una situación difícil y por suerte ya está mejorando.