Lo mejor, lo peor, lo divertido y lo aburrido de las inauguraciones mundiales

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Mundial de Rusia
A general view during the opening ceremony before the Russia 2018 World Cup Group A football match between Russia and Saudi Arabia at the Luzhniki Stadium in Moscow on June 14, 2018. RESTRICTED TO EDITORIAL USE - NO MOBILE PUSH ALERTS/DOWNLOADS / AFP / Mladen ANTONOV / RESTRICTED TO EDITORIAL USE - NO MOBILE PUSH ALERTS/DOWNLOADS FBL-WC-2018-RUS-KSA
MLADEN ANTONOV/AFP

COPA DEL MUNDO

Cómo cambiaron las ceremonias de apertura desde Uruguay 1930

Es una ley no escrita de la Copa del Mundo que cada edición comience con una fastuosa ceremonia inaugural y termine con el capitán del campeón levantando el trofeo. Pero no siempre fue así, aunque en Uruguay 1930 hubo un acto de apertura, sencillo pero que debe haber emocionado a los miles de espectadores en el Estadio Centenario.

La llegada de la televisión impuso que el espectáculo futbolístico se ampliara a música, bailes, globos, muñecos y una larga serie de demostraciones. Claro que la repetición parece haber agotado la inventiva y a veces estas ceremonias se vuelven aburridas para una afición que está ansiosa por los partidos. Habrá que ver qué ofrece hoy Qatar.

La de Montevideo 1930 resultó casi una adaptación de las aperturas de los Juegos Olímpicos: el desfile de las delegaciones participantes detrás de sus pabellones patrios. Y tuvo una particularidad nunca repetida: se realizó con el torneo ya empezado.

Claro, la fiesta tenía que realizarse en el Estadio Centenario, cuya construcción se demoró más de lo previsto, hasta el 18 de julio, centenario de la primera Constitución.

En los mundiales siguientes no hubo actos porque se jugaron partidos simultáneos en diferentes ciudades. Apenas en Brasil 1950 tocó una banda militar. En Inglaterra 1966 y México 1970 se recreó aquel desfile de 1930, pero con niños vestidos con los uniformes de cada equipo. A los celestes les tocó estar en la cancha el día de la apertura de 1966 contra Inglaterra y en el protocolo estuvo el saludo de la reina Isabel a los 22 futbolistas.

NUEVA ERA. Alemania inició en 1974 la era de las inauguraciones espectaculares. En la pista de atletismo del estadio de Francfort había 16 pelotas gigantes. Se fueron abriendo por turnos y de cada una iba surgiendo un conjunto de músicos y bailarines de cada país participante para brindar un breve show. Por Uruguay actuó Donato Racciatti con su orquesta, que ejecutó La Cumparsita, más un espectáculo de candombe. Además, dos cracks ingresaron a la cancha con los trofeos: Pelé con la Copa Jules Rimet, ganada en propiedad por Brasil en el 70 y Uwe Seeler con la Copa FIFA que se pone en juego desde entonces. Como cierre, ingresaron a la cancha cientos de niños, que formaron el logo del Mundial con sus cuerpos.

Argentina 1978 ofreció una presentación a cargo de jóvenes gimnastas, que desfilaron con las banderas de todos los países miembros de la FIFA. Luego trazaron figuras en la cancha, siempre con banderas, para terminar formando palabras y el logo de la Copa.

España en 1982 presentó un espectáculo con bailes y trajes típicos regionales, acompañados por muñecos gigantes. Desde la cancha saludaron varios excampeones mundiales, entre ellos Alcides Ghiggia. El toque final fue la formación de un mosaico humano en la cancha representando la paloma de la paz de Pablo Picasso, algo significativo pues justo dos países participantes del Mundial estaban en guerra: Argentina contra Inglaterra por las Malvinas.

México ofreció bailes con atuendos de los antiguos aztecas en la apertura de su segundo Mundial, en 1986. También hubo mariachis, así como un desfile de niños vestidos con los uniformes de los equipos participantes. Lo curioso es que todo se realizó al costado de la cancha, lo cual de alguna manera restringió el show: no se tocó el rectángulo de juego.

Mundial de 1930
Desfile inaugural del Mundial de 1930

Una de las fiestas más espectaculares fue la de Italia 1990, bajo los sones de la todavía hoy inconfundible Un'estate italiana, cantada por Gianna Nannini y Edoardo Bennato. Hubo bailes, globos gigantes, banderas y hasta un desfile de agraciadas modelos.

La apertura de Estados Unidos 1994, en Chicago, tuvo inconvenientes imposibles de disimular. La anfitriona fue la presentadora de televisión Oprah Winfrey, que en determinado momento se tropezó. Peor le fue a la cantante Diana Ross: tenía que rematar un penal desde pocos pasos y mandó la pelota afuera. Pese a ello, el arco se partió en dos, tal como estaba libretado.

Francia quiso cambiar drásticamente el enfoque en 1998 y organizó la fiesta inaugural no en el estadio sino en las calles de París, para llevarla a un público mucho más amplio. Actuaron cientos de artistas, pero lo más visible fueron cuatro muñecos gigantes, que desfilaron representando a los continentes.

¿QUE HAY DE NUEVO? En Corea-Japón 2002, la apertura fue en Corea (y la final en Japón). Se trató de un despliegue de bailes con coloridos disfraces y fuegos artificiales que no solo buscaban difundir las tradiciones de ambos países sino también anticipar el futuro.

En su segundo Mundial (2006), los alemanes volvieron a la simplicidad. Hubo un breve acto con artistas vestidos con pantalones cortos y tiradores, según la usanza bávara. Y entraron al campo numerosos excampeones del mundo. Por Uruguay lo hicieron de nuevo Ghiggia y Juan Carlos González. Pelé, por su parte, entró con la copa, acompañado por la modelo Claudia Schiffer.

En Sudáfrica 2010 se realizó una celebración del primer mundial africano, con demostraciones de la cultura local. El rapero estadounidense R. Kelly y el coro Soweto Spiritual Singers interpretaron la canción oficial del torneo.

La naturaleza y la cultura brasileñas fueron los temas centrales de la alegre y muy colorida aunque extensa ceremonia de Brasil 2014.

Rusia 2018 arrancó con el arquero español Iker Casillas ingresando el trofeo de la FIFA junto a la modelo local Natalia Vodianova, y se cerró con la presentación de la pelota oficial, que regresaba de una estadía de dos meses en la Estación Espacial Internacional. En el medio hubo música, a cargo de la rusa Aida Ganfullina y el inglés Robbie Williams.

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