Mientras sus hijos Inti e Ian tomaron el camino de irse de Nacional para embarcarse en una nueva aventura futbolística en Cerro Largo, Diego López (49 años), por primera vez en mucho tiempo, decidió pasar unos meses tranquilo, en Montevideo, con el teléfono prendido y mirando mucho fútbol, pero también con los ojos bien abiertos y a la espera de estudiar propuestas para seguir ejerciendo como director técnico.
El jueves de la semana pasada, tenía el control remoto descansando sobre el sillón de su casa y la televisión clavada en la transmisión de ESPN, que pasaba el partido entre São Paulo y Nacional que derivó en el triste fallecimiento de Juan Izquierdo, jugador que lo estimaba profundamente.
La pérdida generó una especie de debate interno en la familia sobre la mejor forma de decirle adiós a ese gran guerrero. Y el Memo, a quien Izquierdo definió como el entrenador que más lo “marcó” en su carrera, intervino.
“Cada uno lo siente y lo vive a su manera. Yo siempre prefiero quedarme con los recuerdos lindos de lo que son las personas, pero cada uno lo vive y lo siente de determinada forma. Siempre hay que respetar todo”, les dijo a sus hijos, que en ese momento tenían una pequeña diferencia de criterio sobre si debían ir (o no) al velatorio. Finalmente, fue solo uno de ellos.
Los recuerdos emotivos del Memo López sobre Juan Izquierdo
Pupilo suyo en el paso por Peñarol, Izquierdo llegó a pedido del Memo desde Cerro y se bajó en Los Aromos con Luis Acevedo, en un auto que parecía una “lata”. Entre los dos eran “una risa”, dijo López.
—No me acuerdo quién manejaba, pero llegaban y no sé si tenían vergüenza o qué, pero lo dejaban medio escondido. Un día los vimos llegar con (Michele) Fini -su ayudante-, porque nosotros siempre llegábamos temprano, y no sabés lo que eran en ese auto. Ellos venían de Cerro y al llegar a Peñarol andaban para todos lados juntos. Hasta que llegó un día que con Fini les dijimos: “Miren que se pueden separar”.
Seis meses después, Izquierdo ya había tomado apunte de las lecciones. Mejoró la lectura de juego, la posición del cuerpo y otros detalles defensivos que López importó de Italia y de la escuela del veterano entrenador Marco Giampaolo.
—Le costó, después jugó algunos partidos y el recuerdo que nos quedó a todos fue la sonrisa de Juan porque era muy pícaro. Le decías algo y, obviamente que por estar en un cuadro grande, al principio era tímido. Pero esa alegría de siempre es lo que me queda de él.
Con esa definición, la entrevista cierra una puerta y abre otra para subirse al timón de los técnicos uruguayos que jugaron y ganaron en Brasil, que en los últimos años se ilustran con el oasis en medio del desierto.
En el caso del Peñarol del Memo, la hazaña fue un 3 de abril de 2019 al ganar 1-0 contra Flamengo, que posteriormente sería campeón de aquella edición de la Copa Libertadores de América. El gol -que fue de manera agónica, cuando el reloj marcaba 88 minutos de juego- lo hizo Lucas Viatri, que estaba algo ofuscado por haber sido suplente de un joven Darwin Núñez. La decisión se amparó en las “características de juego”.
—Nosotros normalmente jugábamos con dos puntas. Metimos tres volantes, que eran el Cebolla, Gargano y Guzmán (Pereira). Arriba metimos a la izquierda a Brian (Rodríguez), a Darwin Núñez de atacante, solo, y Canobbio por afuera. Teníamos gente rápida, potente, que podía defender bien y contragolpear. Si hubiésemos terminado bien dos contragolpes en el primer tiempo, le hacíamos dos goles más. Después, el partido cambió con la expulsión de Gabigol. Ahí saqué a un volante de marca, que era Guzmán, y a falta de 15 minutos pasamos de 4-5-1 a 4-4-2. Ahí fue que hizo el gol Viatri, que había entrado muy bien.
La situación, que emparenta hoy al club aurinegro con el mismo rival, pasa de fase de grupos a cuartos de Libertadores. Aunque conserva algunas coincidencias.
Hay un sobreviviente de aquel plantel ganador que es Lucas Hernández, y Flamengo, fiel a su billetera, también sumó futbolistas de calidad, como lo hizo en la Copa de 2019 después de pasar la primera fase.
—Ellos se volvieron a reforzar muy bien, como lo hacen normalmente después de que logran clasificarse. Pero va a ser un partido totalmente distinto porque es un mata-mata y nosotros los habíamos encontrado en la serie (fase de grupos). Ahora es otra historia. Peñarol está bien, está fuerte, así que yo creo que va a estar para cualquiera. A nosotros en el partido de vuelta no nos pudieron ganar en el Campeón del Siglo. A los dos minutos tuvieron una chance, me acuerdo, con un mano a mano que erró Gabigol, y terminamos empatando 0-0. Ellos tenían y tienen muy buenos atacantes, que, aparte, son rápidos. Formaron un muy buen equipo. No te podés descuidar nunca porque es ahí cuando te hacen goles.
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