Morena a Boca y Fonseca a River: historias de otros goleadores uruguayos que sacudieron Argentina como Cavani

Otros artilleros celestes fueron recibidos en la vecina orilla con bombos y platillos para vestir las camisetas más importantes. Unos alcanzaron la gloria eterna y otros se fueron por la puerta de atrás.

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Fernando Morena, Daniel Fonseca, Edinson Cavani, Enzo Francescoli y Walter Gómez.
Fernando Morena, Daniel Fonseca, Edinson Cavani, Enzo Francescoli y Walter Gómez.

La llegada de Edinson Cavani revolucionó Argentina. A sus 36 años, el Matador firmó por un año y medio y alimentó la ilusión de todos los hinchas de Boca Juniors que sueñan con volver a ganar la Copa Libertadores (hecho que no ocurre desde 2007). El currículum del salteño lo posiciona como un refuerzo Top: tras 17 temporadas en Europa y 367 goles entre Palermo, Napoli, PSG, Manchester United y Valencia, sumados a sus cuatro mundiales con la selección uruguaya, lo ponen como un refuerzo de lujo.

La Bombonera abrió sus puertas para recibir al Matador. “Significa una responsabilidad muy grande como siempre la he tenido, estoy en los últimos años de mi carrera y me da una motivación más para seguir en el fútbol”, valoró el uruguayo. El delantero recibió el calor de la gente en su llegada a Buenos Aires y al momento de hacerse la revisión médica.

Pero no fue el único goleador uruguayo que a lo largo de la historia fue recibido con bombos y platillos. Muchos, como el Manteca Martínez que estuvo presente en la bienvenida a Edi, llegaron en silencio y terminaron siendo ídolos. Otros, sacudieron el mercado de entrada por lo que representaban.

Así fue el caso de Severino Varela. Llegó a Boca en 1943 procedente de Peñarol. Tenía 30 años, algo veterano para la época, y era muy conocido también por su actividad con la selección uruguaya (venía de ser campeón de la Copa América). Cumplió con creces la expectativa que había generado: marcó 46 goles en 74 partidos (cinco a River) y ganó dos títulos locales. Estuvo dos años y luego regresó a Peñarol.

Años más tarde, en 1950, Walter Gómez pasó de Nacional a River debido a que debía cumplir con una sanción de un año en el fútbol local. Era muy conocido en Argentina porque en un partido entre ambas mutuales había sido figura con apenas 16 años. Se puso la Banda a los 22 e hizo historia: 74 goles en 140 partidos y cuatro títulos. En 1956 fue transferido a Italia. Durante su estadía en Núñez la hinchada cantaba: “La gente ya ni come para ver a Walter Gómez”.

Walter Gómez en River Plate.
Walter Gómez en River Plate.
Foto: Museo River.

En 1984 la llegada de Fernando Morena a Boca causó sensación. Tenía 32 años y venía de ser campeón de América y el mundo con Peñarol. Su trayectoria lo respaldaba ampliamente: más de 300 goles entre el fútbol uruguayo y su pasaje por España (Valencia y Rayo Vallecano). Sin embargo no pudo cambiar la historia de un Boca que venía sin rumbo. Solo jugó siete partidos oficiales, marcó un gol, lo expulsaron una vez y erró un penal contra un jugador de campo en el arco. Volvió a Peñarol a retirarse.

Fernando Morena, arriba de la pelota, con la camiseta de Boca Juniors.
Fernando Morena, arriba de la pelota, con la camiseta de Boca Juniors.

Tres años después, tras romperla en Valladolid y Atlético de Madrid, el Polilla Da Silva aterrizó en Núñez con 25 años. Venía de ser Pichichi y de conseguir títulos con ambos equipos en España. Se puso la camiseta de un River que venía de ganar todo: la Libertadores y la Intercontinental. En dos años anotó 23 gritos en 59 juegos y ganó la Copa Interamericana. Se fue de Núñez por las deudas que mantenía el club.

Otro caso, y tal vez el más emblemático de todos, es el de Enzo Francescoli. Ya había jugado en River entre 1983 y 1986. Llegó con perfil bajo, pero se fue con un lugar en el corazón de los hinchas y un título local. Tras ocho años en Europa, a sus 33, regresó al club como refuerzo de lujo para intentar levantar a un equipo que venía de un año sin vueltas olímpicas. River de inmediato fue campeón invicto a nivel local y dos años más tarde terminó con el Príncipe como capitán levantando la Libertadores. Se metió entre las glorias más importantes de la institución. En tres años de su segunda etapa sumó tres títulos locales y dos internacionales.

Si en Argentina hay una generación de hombres que hoy tienen entre 20 y 30 y pico de años y se llaman Enzo, es responsabilidad de Francescoli. Hoy River tiene dos futbolistas titulares con ese nombre (Pérez y Díaz) y el año pasado tenía a Fernández, hoy en Chelsea y campeón del mundo con la selección. El Príncipe, actual director deportivo del club, es Dios en River.

Enzo Francescoli, con River Plate, en su despedida del fútbol profesional.
Enzo Francescoli, con River Plate, en su despedida del fútbol profesional.
Foto: archivo El País.

El caso que fue muy particular fue el de Daniel Fonseca. Luego de 11 temporadas en Italia (Cagliari, Napoli, Roma y Juventus), trajo sus goles a River cuando tenía 33 años. Su arribo ocupó todas las portadas de los medios gráficos y televisivos. Se esperaba que fuera el gran goleador que el Millonario necesitaba para seguir ganando prácticamente todo a nivel local y recuperar el protagonismo internacional. Debutó en un amistoso con Boca de forma soñada: gol de tiro libre en la hora para llevar la definición a penales y luego gol en el último tanto definitorio para festejar el superclásico. Sin embargo, su pasaje en el club duró lo mismo que un abrir y cerrar de ojos. Nunca congenió con el DT, Ramón Díaz, y oficialmente solo jugó dos partidos. Se fue a Nacional y el entrenador se la jugó por un delantero juvenil: Fernando Cavenaghi. River fue campeón y Cavenaghi goleador del torneo. El pasaje de Fonseca quedó como una anécdota.

“A Ramón Díaz le dije: ‘Lamento haber perdido estos tres meses, pero tengo el Mundial dentro de cuatro. Me estás jodiendo la carrera. Me voy. Estuve 11 años en Italia pero con una diferencia: hice más goles que vos’”, contó a Sport 890 en 2020.

Daniel Fonseca fue tapa de El Gráfico como nuevo jugador de River.
Daniel Fonseca fue tapa de El Gráfico como nuevo jugador de River.
Foto: El Gráfico.

Párrafo aparte para Sebastián Abreu. Su llegada a River en 2008 a sus 32 años causó impacto porque se trataba de un ídolo de San Lorenzo. El grueso de los hinchas Cuervos le pasó factura por esto y mucho más luego de que el Loco gritó un gol en un cruce de Libertadores entre ambos. El minuano fue determinante en ese River que cortó una sequía de cuatro años sin títulos. Marcó nueve goles en 25 partidos y volvió un semestre después para jugar una Sudamericana.

Sebastián Abreu con la camiseta de River Plate de Argentina.
Sebastián Abreu con la camiseta de River Plate de Argentina.
Foto: archivo El País.

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