por Mariana Malek

No todos los futbolistas pueden decir que salieron campeones del Uruguayo y menos que lo hicieron jugando tanto en Nacionalcomo en Peñarol. Sin embargo,Ignacio Lores(31) lo consiguió con los dos equipos grandes del fútbol uruguayo.

Hoy vive y juega en el equipo de Cittadella, una ciudad de la región de Veneto, a 40 kilómetros de Venecia (Italia). Es el octavo equipo italiano en el que el uruguayo juega en el país europeo, donde desarrolló casi toda su trayectoria deportiva.

Ignacio Lores surgió de las divisiones formativas de Defensor Sporting y tras un breve pasaje por Primera División a los 20 años fue comprado por el Palermo. El equipo rosa lo prestó al Botev Vrasta, CSKA Sofía de Bulgaria y luego su carrera continuó en Italia donde jugó en: Bari, Vicenza Varese, Pisa, Ascoli, Siena y hoy en Cittadella. En el medio tuvo un pasaje por Peñarol, Wanderers y Nacional, pero su experiencia profesional la forjó el Calcio.

Foto: Archivo

“A mí Italia me encanta, prácticamente crecí acá e hice casi toda mi carrera. Es un país hermoso con un campeonato muy competitivo”, confesó Lores a Ovación.

Su llegada al Citadella se dio hace algo más de un año, cuando el club de la Serie B adquirió su ficha del Siena -equipo de la Serie C- y el futbolista aprovechó la oportunidad.

“La Serie B es un campeonato muy competitivo y muy lindo. El otro día tuve la posibilidad de jugar contra el Cagliari, que estaba Naithan Nández. Lo estoy disfrutando a millón, el nivel es bastante alto y estoy muy contento porque estoy jugando”, aseguró.

Lores es uno de los jugadores que pasaron por Nacional y Peñarol. Hoy, a la distancia, hace el balance y reconoce que le fue mejor con los aurinegros, aunque sintió más la presión.

“Tuve la oportunidad de salir campeón con los dos. Con Peñarol capaz que mi papel fue más importante, porque hice goles importantes; con Nacional los pocos partidos, a veces jugaba bien, pero si no hacés goles tampoco es que la gente se va acordar”, aseguró.

Por otro lado, reconoció que en el mirasol aprendió lo que es la presión de jugar en un grande: “Venía de Italia, que si bien se vive muy bien y el fútbol es intenso, es más tranquilo. Al llegar a Peñarol me di cuenta que con el estadio lleno, empatar de local es como perder. Al principio me costó. Después me fue muy bien, no me puedo quejar”, sostuvo.

En el tricolor su experiencia fue en plena pandemia, por lo que no disputó partidos con público.

En Nacional la presión la vivió de otra manera: “Ahora con las últimas transferencias de este mes -Sebastián Rodríguez, Leo Coelho y Maximiliano Perg- se hizo más común; pero cuando fui a Nacional, hacía mucho que un jugador no jugaba en los dos grandes y fue medio problemático. Fui muy ilusionado, llegué y jugué y en los primeros partidos fue todo lindo porque estábamos jugando bien y se dieron ciertas cosas. Dejé de jugar porque firmé un contrato muy corto y fue el lío de la burbuja, así que lo mejor fue irme”, recordó.

“En el último tiempo no estaba jugando y en la desesperación hablaba con (Jorge) Giordano para que me pusiera en otra posición. Hoy pensándolo, era una locura, porque me acuerdo de un partido me tocó entrar de lateral o carrilero izquierdo y, la verdad, no era un puesto que supiera hacer. Pero tenía muchas ganas de jugar y estaba haciéndolo muy poco, entonces era contraproducente”, explicó el atacante.

Al final, lo mejor era irse del equipo tricolor. Le dio las gracias a quienes lo llevaron, Alejandro Balbi y a José Decournex: “Fueron quienes me llevaron y me dieron la oportunidad, pero bueno, no me fue como quería que me fuera y la verdad que no jugué tampoco lo que esperaba”.

Ricardo Figueredo

Antes de jugar en los grandes, el volante pasó por Defensor Sporting -equipo que lo formó- y Montevideo Wanderers. Sobre los clubes dijo: “La verdad es que son dos instituciones ejemplares. Defensor tiene todo y, para mí, es una de las mejores instituciones. Es un club que ayuda mucho al jugador al igual que Wanderers. Te sentís cómodo, te permiten crecer, adaptarte y también tener ese tiempo de adaptación”.

Y añadió: “En cambio en los grandes no hay tiempo para nada. Tenés la presión diaria, que también es linda porque te hace dar el máximo potencial o te hace estar y vivir al 200 por ciento. Eso puede jugar a favor o en contra, porque si no lo sabés manejar un poco y estás solo, es complicado”.

Sobre cómo afectó su salud mental la presión, dijo que cuando lo ve a la distancia parece fácil, pero no lo es: “El tema de la salud mental es complicado. Quieras o no, te llegan los mensajes, los comentarios. Si te dicen que sos ‘tremendo paquete’, creés que no te influye pero después, cuando pasás por un mal momento, te ponés a pensar que capaz tienen razón, porque por algo no estás jugando”, reconoció.

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En ese sentido, volver al país le cambió la forma de ver las cosas, ya que en Italia “se juega más tranquilo”. “Ir a Uruguay también me abrió un poco la cabeza en ese sentido, porque acá en Italia no era tan así. El fútbol uruguayo me hizo sentir la presión, crecer”, explicó el futbolista.

A los 31 años Lores no piensa en el retiro: “Lo que pasa es que en el presente el fútbol es muy cambiante. Yo intento cuidarme lo máximo posible, comer bien y llevar una vida sana. Hoy en día el Mundial deja esa imagen, Lionel Messi o Luka Modric casi con 37 o 38 años y siguen siendo los mejores jugadores del mundo”, aseguró,

Pero la idea se cruzó por su cabeza en los malos momentos: “De todos modos pensé en el retiro luego de mi salida de Peñarol y la de Nacional. Pero si estás sin equipo es duro a veces, porque te pones a dudar de todo: si sos bueno, dónde te equivocaste o dónde no. Pero también tuve la suerte de que me volvieran a llamar”.