ENTREVISTA
Diez años después retorna al club que lo formó como futbolista y persona. Ahora es emprendedor, tiene el curso de técnico casi terminado y el de gerente deportivo aprobado.
Volver a donde uno fue feliz siempre es una opción válida. Ignacio Nicolini (33) se formó en Bella Vista y debutó en la Primera del Papal antes de salir campeón con Peñarol en 2012/2013. Jugó en Racing, luego se fue al Flamurtari de Albania, pasó por el Monopoli de Italia y volvió a Uruguay en 2020, antes de probar suerte en el Santa Rosa de Perú.
Estaba en Deportivo Maldonado cuando lo llamaron para unirse al elenco peruano. Tenía un amigo allí y era una buena oferta, así que partió. Bauti, su hijo pequeño —amante innato del fútbol, que ahora tiene 20 meses— y su pareja se quedaron en Uruguay, la pandemia no dejó que se fueran con él y acortar la distancia tuvo peso en la decisión de retornar. Mientras estaba en Perú falleció su madre y, aunque tuvo una buena temporada, todo sumó para que la familia fuese la prioridad.
Regresó y esperó para salir al exterior. Rechazó llamados de la A y la B, hasta que lo llamó Luis Telles. “Cuando yo jugaba él era hincha, ahora es dirigente y después de un par de reuniones me decidí. Soy un jugador de la casa, hincha del club y eso me motivó para venir”, explica Nacho. “De la A tenía que ser un equipo que me interesase y que me pagara por lo que yo considero que valgo por mi trayectoria. En la B no tenía muchas ganas y surgieron propuestas del exterior que no me convencieron”, expresa.
“Mi idea es salir campeón, ascender, y así sucesivamente, para llevar a Bella Vista a donde tiene que estar, que es en la A”.
. Su idea es quedarse “muchos años más”, aunque no está a salvo “económicamente”, y esa sería la única razón para irse. “Por ahora estoy muy tranquilo acá”.
Si el elenco que ofició de su escuela no estuviese en la Primera Amateur, no se le “pasaría por la cabeza jugar en la C hoy en día”. Pero el amor es más fuerte y por eso fue que regresó.
Cuando no contaba con la “suerte” de que su padre lo llevara tenía que tomar cuatro ómnibus solo de ida para llegar a las prácticas. Pero en su cabeza estaba el objetivo de ser futbolista “pase lo que pase”, y así fue. Recuerdos de ese entonces afloraron en su vuelta: “Veo a los chiquilines de Cuarta y Quinta que entrenan en el Complejo (Sebastián Bauzá) y me vienen todos los momentos vividos. Recordás todo lo que pasaste y el esfuerzo que costó llegar a Primera. Es un club chico y todo cuesta más. Fueron lindos momentos y me hicieron hacer la carrera que hice”, asegura Nacho.
Inicio de la "C" y un nuevo emprendimiento
El Mariscal comenzó a entrenar hace dos meses para la Primera Amateur cuyo inicio está previsto para este sábado. Si bien hay clubes que piden postergación por falta de fichas médicas y la organización no ha sido la mejor, ayer por la noche el Papal conoció quién será su primer rival y hará su estreno de temporada ante Rocha. Los futbolistas están ansiosos porque comience el torneo, pero felices de que también disputarán la Copa AUF Uruguay.
Además de cuidar al hijo que espera juegue en el medio como él, Nacho es emprendedor de una marca de indumentaria deportiva, fruto de aprovechar los conocimientos del público objetivo. “Sabés cuáles son las mañas de los jugadores. Hay que hacer algo que te distraiga y sea rentable porque tenemos una carrera muy corta”, expresa el mediocentro que tiene hecho el curso de gerente deportivo y le faltan algunos módulos para ser director técnico.
Pero eso es para el futuro, ahora está enfocado en Bella Vista. “Es mi casa, conozco a todo el mundo, los dirigentes de ahora estaban en el club cuando era juvenil. Entro la Nasazzi o al complejo con los ojos cerrados y sé donde está todo”.