TRICOLORES
Sus números son de los mejores de todos los equipos que estuvieron en la fase de grupos y los futbolistas están levantando el nivel deportivo.
Siempre se puede mejorar, mucho más en un equipo que a lo largo de su rica historia supo abrazarse a la gloria continental. Pero tampoco escapa que el beso al gran trofeo viene demasiado demorado, por lo que todo número que conceda un halo de luz y esperanza es bienvenido. Y esta edición de la Copa Libertadores está entregando al hincha de Nacional una nueva ilusión deportiva.
Es fácil animarse cuando se entra a competir en el impredecible “mata-mata” y se lo hace con una condición de privilegio, a la que se llegó gracias a los resultados logrados que motivaron, entre otras cosas, que su campaña se ubique en el Top 5 de las mejores de la fase de grupos.
Cuando su defensa es de las menos vencida del certamen, cuando se logró una efectividad sorprendente en calidad de visitante (se ganó los tres partidos) y cuando el equipo está consiguiendo además un crecimiento individual interesante en sus jóvenes valores.
Este Nacional que forjó Gustavo Munúa y que heredó ahora Jorge Giordano, tras el despido del anterior entrenador, consiguió entre otras cosas que sus arqueros sean figuras, quesu goleador Gonzalo Bergessio no se limite a lucir en la competencia local y que su caudal de puntos lo coloque en un sitial de privilegio con relación a la labor que supieron hacer los equipos uruguayos desde que el certamen cambió su formato.
Las estadísticas del periodista Gerardo Bassorelli dejaron en claro que los 15 puntos alcanzados en una llave de la Libertadores es una suma que nunca antes fue alcanzada por un conjunto uruguayo (desde el 2000 en adelante). Y que para encontrar una campaña tan perfecta hay que ir hasta 1971, justo el año en el que el tricolor levantó por primera vez el anhelado trofeo sudamericano. Curiosamente, aquel equipo tenía de goleador a un atacante argentino.
Por encima de lo que defina hoy el sorteo de la Conmebol, lo que marcará el grado de exigencia que espera al conjunto de Los Céspedes en los octavos de final, no es poca cosa comprobar que se está creciendo en el cuidado de las bandas, que Mathías Laborda entrega una seguridad que antes no brindaban Armando Méndez o Mathías Suárez, que Ayrton Cougo está mejorando sus actuaciones por la franja izquierda y que se está logrando un ritmo de juego acorde al que se demanda en una competencia internacional.
El recorrido que tiene por delante nunca es sencillo y así lo demuestra el periplo que viene desarrollando el tricolor en las últimas ediciones. En 2016 llegó a cuartos de final, pero después cayó dos veces en octavos y en 2018 no superó la fase de grupos.
Eso no impide que los sueños vuelen bien alto, porque sus números actuales son muy buenos.