En los primeros minutos daba la impresión que los jugadores de Nacional llegaban un segundo tarde a marcar y a realizar los cortes contra sus adversarios de Inter. El equipo brasileño se floreaba jugando a un toque, haciendo paredes y triangulaciones. A Polenta le costaba salir a marcar afuera del área y pasaba zozobras cada vez que tenía que respaldar a Cándido. Tanto la velocidad de Mauricio como de Wanderson complicaba. Yonatan Rodríguez estaba perdido en la mitad de la cancha y a Ramírez no le llegaba el balón. El panorama se complicó aún más cuando en una pelota quieta Pereiro perdió la marca de Mercado y el local se puso a ganar 1-0 cuando apenas iban 10’. Sí, pero el partido finalmente terminó con un 2-2 agónico.
En los peores momentos del equipo, en los 30’ iniciales, fue Trezza el único desahogo del equipo. Cada jugador de blanco que agarraba la pelota, levantaba la cabeza y se la mandaba en largo al extremo que anoche fue titular por una decisión plenamente técnica de Gutiérrez, según lo contó en conferencia. El floridense hizo magia en esos instantes, porque no solo se las arregló solo, sino que fue capaz de generar situaciones de peligro, como en un contragolpe cuando dejó de cara al gol a Ramírez, aunque el mercedario no logró definir bien.
¿Cómo explicar un cambio tan brusco de Nacional? Ya en el tramo final del primer tiempo, el equipo se empezó a parar mejor, a controlar a un Inter que sacó rédito de una cancha que estaba rápida producto de toda la lluvia que cayó antes y durante el encuentro. Zabala, que había comenzado junto a Diego Rodríguez en un 4-1-4-1, con Trezza y Pereiro a los costados, se adelantó unos metros para generar un 4-4-2, lo que provocó que Inter no jugara tan cómodo en la salida.
Zabala, sacando chapa de su momento fenomenal, hizo una pared con el Torito, encaró de izquierda al medio, ligó con un rebote y terminó haciendo un gol soñado contra el palo para sentenciar el 1-1 a los 38’.
Era lo que le faltaba al Bolso para terminar de acomodarse en el juego. También era injusto el resultado, porque Inter había hecho los méritos para estar en ventaja e incluso por más de un gol de diferencia, pero Rochet volvió a plasmar que está en su nivel, ese que lo llevó a ser el arquero de Uruguay en el Mundial. El Chino bancó al equipo en los peores momentos; él y Trezza.
El segundo tiempo fue otro. Nacional en ningún momento pasó zozobras, todo lo contrario. Se paró unos metros más adelante, tuvo algunos pasajes en los que manejó la pelota como no lo había hecho en ningún momento del primer período. El equipo ganó en confianza, Fagúndez y Damiani volvieron a tener buenos ingresos. Después de que a instancias del VAR el árbitro le anulara correctamente un gol a Pedro Henrique por mano, apenas 6’ después De Pena aprovechó un pase al medio para poner el 2-1. Mano levantada, disculpas a la hinchada tricolor, y festejo alocado del Beira Rio.
Nacional no se achicó y encontró el empate a través de Noguera, luego de un preciso centro de Polenta al corazón del área. Otra vez un gol en el final, lo que está marcando la fortaleza que está teniendo este equipo, aún en los peores momentos. El tricolor sigue primero en el Grupo B, y merecido lo tiene. 2-2 y pelota al medio.