TRICOLORES
Los dirigidos por Alejandro Cappuccio derrotaron a un tibio equipo bohemio por 2-0 demostrando que crecen partido a partido.
Nacional venció 2-0 a Wanderers en la final de la Supercopa Uruguaya, llegó a los 162 títulos oficiales en toda su historia (140 a nivel local, según indicó la Comisión de Historia y Estadística del club) y se adjudicó su tercer título de la temporada tras obtener el Torneo Intermedio, el Campeonato Uruguayo y la Supercopa Uruguaya, la segunda tras la conseguida en 2019 contra Peñarol.
Lo curioso es que Nacional ganó cada uno de esos títulos correspondientes al 2020 en el 2021 y con entrenadores distintos: se quedó con el Intermedio bajo la conducción de Jorge Giordano; logró el Uruguayo con Martín Ligüera como DT, y anoche bajo la batuta de Alejandro Cappuccio, más allá de que el entrenador no dirigió debido a que estaba sancionado. Lo hizo su ayudante Humberto Mello.
Los tricolores fueron los justos triunfadores. Habían jugado dos partidos de alta exigencia como contra Argentinos Juniors y Atlético Nacional por la Copa Libertadores a un ritmo alto y reflejaron su superioridad en ese sentido, ya que fue un equipo con más intensidad y dinámica que Wanderers, que ayer jugó su primer partido de la temporada y que encima tuvo entre los titulares a dos jugadores que hacía mucho tiempo que no jugaban por lesión, como Hernán Petryk y Bruno Veglio.
El primer tiempo fue atractivo, lindo de ver. Ambos equipos salieron a proponer. Wanderers pudo abrir el marcador a los 7’ con un remate cruzado de Mathías Abero que atajó muy bien Sergio Rochet. Nacional inquietó rápidamente con un mano a mano de Leandro Fernández que atajó el buen arquero Ignacio De Arruabarrena.
Una de las virtudes que tuvo Nacional fue su salida rápida cuando recuperó la pelota: en tres o cuatro toques estaba ya cerca del área de los “Bohemios”, que por momentos quedaban mano a mano con los atacantes producto de la línea de tres defensas escogida por Daniel Carreño y de la poca ayuda de los carrileros para cerrar adecuadamente.
Así llegó el primer gol de Nacional apenas a los 13’, con una pérdida de Washington Camacho (jugó como una especie de enganche, pero pareció no sentirse cómodo en esa posición, con varias imprecisiones), con un cambio de frente de Fernández, un centro de Ocampo y el cabezazo del argentino nacido en Santa Fe, ganándole la espalda a Petryk, que no contó con el auxilio de Leonardo Pais.
Wanderers mostraba un buen manejo de pelota, pero se diluía en los metros finales. En cambio, Nacional daba la sensación de que en cualquier momento podía marcar el segundo tanto del partido.
Joaquín Trasante volvió a estar impecable para recuperar pelotas y es una de las explicaciones de la dinámica que maneja Nacional en este inicio de temporada. Claro que del medio hacia adelante está una de las grandes virtudes que tiene este Nacional y es su fortaleza ofensiva, con un Ocampo en un momento excepcional, con Fernández que seguramente dará que hablar en el fútbol uruguayo, con la inteligencia de Andrés D’Alessandro y la cuota goleadora de Gonzalo Bergessio.
El ingreso de Nicolás Quagliata mejoró la expresión ofensiva mostrada por Wanderers y en el inicio del complemento los “Bohemios” pudieron marcar el empate, con un cabezazo de Rivero afuera y un remate por arriba del palo del joven enganche.
Los dirigidos por Daniel Carreño se fueron desinflando y Bergessio sentenció la final con un tiro penal que fue inatajable para el guardameta de los albinegros a los 78’.
Nacional es el campeón de la Supercopa y ahora tiene la difícil misión de ganar en Santiago contra la “U” Católica para posicionarse en su grupo.